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Chapter 22 - El Catalizador

—Entonces le dije ´´No señor, no puedo confiar en que se marche por un permiso de váyase usted a saber donde y nos deje aquí a merced de una criatura estipulada como rango 3 por el ayuntamiento, en cualquier momento se puede descontrolar y obligarnos a pelear a modo de autodefensa, ni siquiera podríamos atacarlo porque no ha hecho el tramite permitente ¡No tiene sentido! En el cartel no ponía nada de un permiso´´—Lo dijo rápidamente pero sin trabarse, parecía que en el momento que había descrito su paciencia se había agotado.

—Ese tipo de personas son muy insistentes, solo quieren quedarse ellos con la gloria, seguro que quería engañarnos para luego poder quedarse él con el merito—Pronunció indignado.

—Pues no señor, la prioridad es la seguridad de los ciudad para con sus ciudadanos, no podemos tener este tipo de riñas sin sentido.

—Tú lo has dicho compañero, estoy seguro de que habrías sido un gran respaldo en batalla, lástima que ese idiota te entretuviera—Dijo con algo de resquemor en el tono, parecía que en verdad quería pelear codo con codo con aquella criatura.

La escena era algo complicada, realmente estos dos parecían tener una agradable charla sobre un hecho pasado, esto solía ocurrir en lugares sosegados con ambientes agradables, aunque siempre había alguna excepción a la regla puesto que muchos guerreros, soldados y aventureros hablaban sobre sus batallas en bares u otros lugares mientras carcajeaban, teniendo esto en cuenta lo de ahora era la excepción a la regla de la excepción a la regla, una situación única.

En medio de una calle completamente vacía y silenciosa rodeada de edificios sin gente en su interior dos criaturas estaban sentadas en el pedregoso suelo sin prestarle atención a nada más que a ellos mismos, el primero era un humanoide, portaba una armadura completa exceptuando el casco y estaba sentado con las piernas cruzadas, también estaban cruzados, él escuchaba con sumo interés todo lo que tenía que decir su compañero y asentía fervorosamente, tratando de ponerse en el lugar de su compañero, imaginando lo que había tenido que pasar, por otro lado la otra criatura no era nada semejante a un humanoide, más bien era como una bestia del tipo canis lupus, él adoptaba la típica postura de los perros al sentarse pero a diferencia de ellos el no usaba sus pantas delanteras como otro sostén, el se mantenía en buen equilibrio con las traseras mientras que con las delanteras gesticulaba; las movía de lado a lado; las juntaba; daba pequeños golpes al suelo, esto era algo inaudito, casi digno de esos chistes antiguos y legendarios ´´Un caballero del fénix y un perro infernal se sientan en medio de la zona vacía de una ciudad, entonces el caballero dice....´´

De repente y sin previo aviso ambos indiviudos escucharon una voz a la distancia, una mujer de pequeño tamaño les saludaba mientras braceaba exageradamente, sin necesidad de alarmarse puesto que conocían la voz se giraron solo para ver los hiperbólicos saludos, pero eso no era todo, no señor, para añadir más tintes de comedia, extrañez e ironía a la situación se sumaban 3 siluetas más al espectáculo.

Kevmel el a menudo cascarrabias aparecía con una sonrisa tranquila en su rostro, a pesar de que Aisha, cuyo principal hobby era sacar de quicio a según que personas de maneras muy creativasn no paraba de gritar, siguiendo para bingo estaba Tyler que camianaba de forma despreocupada al lado del nigromante sosteniendo su lanza despreocupadamente, eso habría estado bien de no ser porque el puto monstruo que había perforado la carne, destruido los huesos y desgarrado los órganos del caballero los acompañaba a ellos dos como si nada hubiera pasado.

Pnicas no sabía si reír o llorar, quizá la mejor opción hubiese sido mirar a Aisha y decir ´´Jojo, ver a ese basilisco me ha dejado.... ¡De piedra!´´ Todo esto mientras le daba pequeños golpes con el codo, ella reía junto a un montón de risas enlatadas extra y una música exagerada y aguda sonaba, pero no fue así, la realidad no era tan simple, o quizá el caballero no quería reducirlo a eso, al final lo que se estaba acercando lo había matado.

Stuart evaluó la situación, se fijó en cada detalle de la bestia y el aura que la rodeaba, no era difícil de adivinar que aquel nuevo tono de piel, ojos y forma de movese no se debía a un intenso entrenamiento juntamente con algo de maquillaje, esa cosa de ahí era un no muerto y puesto que Kevmel era un nigromante eso solo podía significar una cosa pero aun así era ciertamente sorprendente el hecho de que Kevmel hubiera podido dominar a la criatura ¿Cómo de poderoso ha de ser como mago? ¿Tendrá algún objeto que lo haya ayudado? No lo sabía, tampoco le iba a preguntar.

—Conque nigromancia ¿Eh? Nada mal....—Musitó el perro infernal.

—Oh, claro—Abrió la palma de su mano izquierda para después golpearla con su mano derecha que había puesto en forma de puño, acababa de dar en el clavo.

Habiendo despejado la incognita que lo carcomió por escasos segundos Pnicas dejo de vacilar, se había preocupado por nada, sin más se levantó del suelo y se dirigió hacia sus compañeros con paso tranquilo y confiado, simplemente estaba acortando las distancias, no había nada de lo que lamentarse, junto a él caminaba Stuart, este no era como Pnicas, más que ganas de acortar distancia para reunirse ya con sus compañeros el quería plantarse frente al basilisco para verlo de cerca.

—Si qué has tardado eh Pnicas—Inquirió Aisha.

—Pero si este era el lugar donde.... Ah—Suspiró—Supongo que ha debido de ser una buena espera.

—No te preocupes—Le dijo Tyler al momento.

—Gracias, pero bueno, volviendo al tema, qué.... ¿Qué llevas ahí Kevmel? No parece el almuerzo—Sutileza e ironía barata era lo única que calmaba al caballero en estos momentos, ¡Ya sabía lo que era! Pasaba que literalmente lo se habían matado el uno al otro.

—He resucitado al basilisco como un no muerto, nos ayudará para derrotar a los bandidos—Argumentó con franquza.

—Eso no está mal pero....—Cada vez que acercaba más al basilisco—¿Ya sabéis donde se va a quedar el basilisco? Si bien es cierto que ya no es un problema me cuesta imaginar las expresiones de la gente cuando lo vean, los amables héroes que le dierno caza ahora lo pasean por la ciudad para que los ayude, es un oxímoron—Añadió Stuart.

No obtuvo respuesta alguna, todos miraron a Kevmel de quien esperaban una respuesta corta y contundente, algo que ya habría pensado y sin duda sería una solucióm simple frente a un problema tan mínimo como el que era este, después de haberlo derrotado y dominado no podía ser que el problema fuera que no tuvieran una caseta para basiliscos.

Kevmel se mantuvo callado, como si esperara que el silencio le diera alguna idea, parecía un problema tan sencillo que el mero hecho de pensar sobre ello se le hacía complicado, de repente que todos sus compañeros se unieran a mundo sin sonido lo puso nervioso, ¿Por qué están todos tan callados? Al final no logró una respuesta para lo que quería, pero obtuvo otra para algo que no habría preguntado, sin duda el silencio es el ruido más molesto.

—Si no tienen nada en mente es menester darles una solución apropiada, hasta que nos deshagamos de los bandidos deberá de pasar un periodo de tiempo, calculo que como máximo una semana, si informamos al ayuntamiento de nuestra victoria dentro de 3 días, los suficientes para que no sospechen del basilisco invisible, podríamos retrasar la vuelta de los habitantes a esta zona de la ciudad ergo el basilico podría esconderse en el interior de alguna casa, desde luego es grande, pero no es tan enorme como para que una cosa de dos pisos no pueda ocultarlo, solo tenemos que conseguir que pase por la puerta, en caso de que alguien nos pregunte solo tenemos que decir que la caza del basilisco está en proceso, hoy solo hemos ido a perimetrar el terreno.

Antes siquiera de que pudieran reaccionar Pnicas se lanzó en picada en contra de Stuart lo rodeó con sus brazos y comenzó a resfregar su cabeza contra la de su compañero, parecía que estaba balbuzendo algo como ´´La bestia más poderosa e inteligente´´ entre sus balbuceos intercalaba pequeños sueños ´´Parece que no escucharan a tus elocuentes palabras Stuart... ¡Es el momento de que el fuego entre en acción!´´

—Si, esa es una buena idea, agradezco tu ayuda Stuart—Declaró el nigromante a la vez que buscaba la casa adecuada.

—¿Nadie lo va a ayudar? ¡Es un héroe!—Dijo Aisha a la vez que miraba con algo de repelús la escena.

Pnicas desde luego se lo estaba pasando bien, por otro lado Stuart parecía estar siendo asfixiado por el abrazo intenso que su compañero le propiciaba.

—Yo iré-—El ángel se detuvo de repente puesto que Kevmel ya había tomado cartas en el asunto.

La cola del monstruo chocó contra el suelo y luego se movió con fiereza hacia el caballero solo para detenerse en el instante adecuado.

—¿¡Qué haces!?

—Devolver un favor a alguien.

—¡Pero bueno!

—Toma y no te quejes—Kevmel lanzó un objeto que había agarrado de su túnica hacia Pnicas, este lo tomó instintivamente.

—¿Hm?

Lo que Pnicas tenía en sus manos era un diente de un tamaño inusualmente grande, era bastante afilado y su color blanco se veía opacado por algo de sangre seca, sin duda alguna era del basilisco, si alguien viera este desde fuera pensaría que Kevmel se estaba burlando de Pnicas, pero un entendido en la forja de armas comprendería de forma inmediata que las propiedades mágicas de una bestia pueden ser legadas a diferentes objetos, si alguien le confía algo como la cola de un dragón a un herrero podría conseguir una espada increíble, en este caso si Kevmel le confía el diente de un basilisco a Pnicas es porque encontrará la forma de darle una nueva propiedad a su arma.

Pnicas estaba tan concentrado pensando en la utilidad que podría darle al diente que Stuart logró escabullirse sin ningún problema, realmente Stuart no tenía ningún tipo de familia o amigos, no sabía cómo había llegado a la guarida de unos bandidos y mucho menos comprendía el porqué de su capacidad intelectual, pero había una cosa que sabía con certeza gracias a los conocimientos que por algún motivo tenía, era un huérfano al que no quería nadie, es por eso que los abrazos afixiantes de Pnicas solo le molestaban físicamente.

—Iré a ver a Don Giovanni—Terminó por declarar el caballero—¿Vienes Stuart?

—Yo-—No pudo acabar la frase, fue interrumpido.

—Tengo que hablar con Stuart, así que mejor en otro momento.

El perro infernal juntamente al caballero del fénix miraron a Aisha, quien había solicitado a Stuart, ambos se extrañaron un poco, pero bueno, era probable que la kitsune quisiera hablar con la increíble, poderosa, inteligente e imponente bestia mágica que acompañaba a Pnicas, o por lo menos eso creía el caballero, Stuart por otra parte se planteó que quizá era el momento de darle un uso a su sabiduría así que decidió quedarse, al final Pnicas partió.

—Deberíamos de haberle repetido que no diga nada sobre el basilisco—Pronunció Kevmel mientras observaba la casa elegida, 2 pisos, los necesarios.

—¿Tú crees?—Preguntó el ángel.

—Hm....

—Actuas como si fueras su padre—Dijo con una sonrisa traviesa.

—Solo podría serlo si lo hubiera adoptado, y que yo sepa cuando adoptas te dejan elegir—Respondió tajanmente sin siquiera girarse.

Sin nada más que comentar Kevmel se dirigió hacia la puerta de la casa, debía de tener un altura de dos metros con algunos centímetros y un ancho de apenas un metro, la posibilidad de que el basilisco se encogiera de hombros y metiera tripa para dentro era una idea tan fantástica y mágica que era más factible y real recurrir a la magia de verdad.

Lastimosamente Kevmel no tenía ni un solo hechizo de transmutación y dudaba que Aisha poseyera nada parecido, si en lugar de cambiar las proporciones de la puerta o hacerla un portal se hubiera tratado de hacerla parecer lo que no es con ilusiones el problema se habría solucionado.

Algo de tensión comenzó a aflorar en el nigromante, no era nada que no pudiera soportar de todas formas, con el paso de los segundos continuó creciendo hasta que sintió literalmente como le pesaba el pecho, de repente algo comenzó a deslizarse desde el interior de su túnica y finalmente lo detuvo con sus manos, la situación era difícil de comparar con algo, para empezar nadie se coloca cosas dentro de la ropa para luego cargarlas con sus manos para así evitar que se caigan.

Aisha, Tyler y Stuart observaron junto al basilisco, que se había integrado al grupo de forma extraordinaría, los movimientos extraños de su compañeros que de no ser porque era alguien serio pensarían que estaba bailando algún tipo samba rara.

—Pareces alguien callado—Lo miró con una sonrisa tierna.

—Me temo señorita que los no muertos no pueden hablar, conocen todas las lenguas que hablaron en vida y las entienden, pero son incapaces de emitir palabra alguna, al menos los de bajo nivel—Explicó Stuart.

—Comprendo.... ¿Y el nos entiende?

—Normalmente no lo haría—Intervino Tyler—Pero como el ritual que ha realizado Kevmel es un poco especial el Basilisco debería de poder entendernos un poco.

—Los dos sabéis sobre no muertos, es curioso.

—Un servidor no se explica el porque exactamente.

—Yo lo he aprendido con el tiempo, he tenido que lidiar con unos cuantos.

—La realidad es que sabes menos de lo que piensas—Pensó el basilisco en sus adentros—Pero bueno, la ignorancia es la mortaja de la sabiduría, quédate así y no causarás problemas.

Kevmel comenzó a sacar léntamente el objeto de su túnica, era un libro antiguo y lleno de polvo, el cuero estaba bastante desgastado y sobresalía un marcapáginas en forma de pluma azul, ni siquiera tenía un título y si alguna vez lo tuvo las arenas del tiempo ya se había encargado de reclamarlo para ellas y nadie más.

El nigromante le dio un repaso con la mirada antes de abrirlo, era bastante obvio quien se lo había dado, si su objetivo era comprarlo con regalos no iba a conseguir nada, pero por algún motivo se sentía como algo desinteresado, sentía como si se lo hubieran dado porque sí, como un pequeño favor, los diablos se basan en el carisma, menudos seres más atroces, antes que atarte con poderosas cadenas te colocaran las finas sogas de la gratitud, lo sabía, y aun así pensaba que no estaba tan mal.

Colocó su mano derecha sobre los gruesos pero desgastados bordes del libro y lo abrió por la primera página, a medida que hacía esto el libro comenzaba a tomar mejor aspecto, el polvo desaparecía, el cuero quedaba en un mejor estado y por supuesto palabras en un lenguaje legible comenzaban a aparecer.

´´Puerta Dimensional´´ Este hechizo te permite crear un portal de un tamaño libre mientras no supere los 10 metros de altura y los 5 de anchura, este portal conectará una lugar que esté en tu zona de visión con otro que ya hayas visto o puedas ver, también es posible si tienes una descripción muy detallada del lugar formar el vínculo sin haberlo visto. la máxima extensión de área del hechizo son 200 metros, si se intenta conectar con algo más allá no funcionará, la duración del hechizo es de 10 segundos aunque el lanzador puede elegir terminar sus efectos antes del tiempo límite. Nivel de conjuro 3.

Kevmel tragó saliva, el solo era capaz de lanzar hechizos de nivel 0 y 1, todo lo que había logrado hasta el momento era con rituales, estos no necesitaban de una cantidad ridícula de poder mágico al momento, solo del suficiente tiempo y preparación, era más fácil tratar de obtener un objeto necesario para un ritual que volverse un mago super poderoso.

Oye Stuart—Le dijo Aisha—Te había pedido que te quedaras porque quería que revisaras esto—Le otrogó la carta que alguien le había dejado—No sé de quien pueda ser, pero tiene un estilo un tanto extraño y quizá tengamos que verlo en algún momento.

—Muy bien entonces, ayudaré en la medida de lo posible—Respondió a la vez que aceptaba la carta.

—¿Por qué tardará tanto?—Musitó el ángel.

Kevmel dio un pequeño suspiro a la vez que alzaba su cabeza para mirar al cielo, todo sería más fáicl si tuviera un objeto mágico como un catalizador, muchos magos tenían uno, reducía el costo mágico necesario para lanzar hechizos o según el hechizo que fuera a lanzar lo potenciaba, incluso podía cambiar sus efectos o añadirle unos nuevos, muchos magos utilizaban bastones, aunque él en lo personal prefería algo más discreto y fácil de llevar y por supuesto que tampoco llamara la atención, un libro podría ser una buena opción y si pudiera ocultar lo que hay en su interior para que solo él pudiera revisarlo sería ideal....

El nigromante cerró el libro rápidamente, a medida que esto ocurría el libro volvía a parecer un pedazo de cuero y papel inservible, luego lo abrió y volvió a ser un libro de hechizos, con una expresión psicótica y unas pequeñas risas que duraron poco comenzó a canalizar su poder mágico para lanzar el hechizo que quería, al mismo tiempo que hacía eso llamaba al basilisco, este acudió a su llamado sin rechistar, cabe decir que junto a él se acercaron los demás con curiosidad.

Para cuando el basilisco estuvo lo suficientemente cerca se formó un portal de grandes dimensiones para cualquier criatura de tamaño mediano, este portal no mostraba nada detrás de él, era como un vacío púrpura que entremezclaba blancos y azules.

Kevmel cerró el libro de forma que todos pudieran escucharlo y sin decir nada, de forma audible, le ordenó al basilisco meterse dentro, y así él lo hizo, después de eso el portal se cerró y Kevmel cayó de rodillas exhausto.