En la frontera del territorio Blackwood se pudieron ver rastros de batalla esparcidos a lo largo del borde del territorio, a pesar de ello fue evidente que hasta ahora eran solo pequeñas escaramuzas, puesto que el número de muertes fue bastante bajo, como si ninguno de los dos bandos estuviera dispuesto a darlo todo.
Naturalmente hubo excepciones, ya que era bien sabido que cierta guerrera de cabello azul oscuro viajaba desde el territorio Blackwood y eliminaba con frecuencia a escuadrones completos del bando enemigo, llegando incluso a quemar todo un convoy de suministros antes de que pudieran llegar a su destino.
Esta guerrera de alto nivel actualmente se encontraba en la base principal del ejército de Blackwood, su fría mirada recorría el mapa de la región buscando cualquier posible punto de acceso de fuerzas enemigas que hubiera pasado por alto, no obstante llego a la conclusión de que a menos que se trate de un ataque aéreo ya había cubierto todos los puntos.
"¡Señora!, Me temo que sus predicciones fueron correctas, actualmente un contingente ha aparecido a medio día de la frontera, para el anochecer es probable que entren al territorio." - Hubo un toque de nerviosismo en el tono del mensajero, la guerrera por su parte solo asintió en silencio sin apartar su mirada del mapa.
"Prosigan tal como hemos planeado, la comandante Reyna llegara en poco tiempo y se hará cargo de mando de las tropas..." - La mujer dio instrucciones al soldado quien al escuchar sus órdenes salió del lugar, fue solo entonces que la guerrera levanto la vista del mapa y la poso sobre otra figura parada a su lado. - "¿Tienes alguna idea Lena?"
"...." - La joven frunció el ceño observando aquel mapa, pero al final solo negó con la cabeza antes de bajar la cabeza en abatimiento. - "No entiendo... Ròse nunca se equivoca, pero no sé que pasamos por alto."
El silencio reinó la sala durante varios minutos, hasta que al no llegar a una conclusión decidieron dejar de pensar en ello y en cambio caminaron a la salida para ir a sus respectivos puestos, después de todo solo terminarían frustradas si se quedaban en aquel lugar.
"Aún no me lo has dicho Marie, ¿Cómo fue que cambiaste el color de tu cabello?" - Le pregunto Lena a la guerrera al llegar a la entrada, esta mujer con cabello azul quien era claramente Marie, se quedó quieta por un momento mientras pensaba su respuesta, pero al final solo negó con la cabeza y siguió avanzando, Lena por su parte puso los ojos en blanco mientras observaba como desaparecía su compañera.
Lo que ninguna de ellas imaginaba era que aquel mal presentimiento, aquella amenaza oculta... Desde hace mucho ya había atravesado la frontera.
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En la oscuridad de la noche avanzó un grupo de figuras desde uno de los poblados cerca de la frontera sur, sus atuendos eran simples armaduras de cuero y placas, por lo que sumado a que solo eran 15 personas, no atrajeron mucho la atención.
Después de todo era normal ver aventureros o mercenarios dirigirse al norte o la península para probar suerte, y aunque hubo restricciones por la guerra, así como patrullas regulares, lo cierto es que aún faltaba mucha mano de obra para poder cubrir todo el territorio, así que estos hombres al ser un grupo tan pequeño lograron deslizarse.
Avanzaron constantemente en dirección a la capital del territorio, y para cuando el sol estuvo en lo alto fueron capaces de ver en la distancia las murallas del castillo, en este punto del tiempo el ejército del reino se congregó en la frontera sur, mientras que las fuerzas de Blackwood dirigidas por Reyna no fueron visibles.
Esto fue una táctica común utilizada por Blackwood, por lo que nadie lo vio como algo extraño, no obstante, el ejército del reino actuó de forma cautelosa, simplemente dedicándose a lanzar piedras (con catapultas), flechas e incluso magia en dirección a los bosques o áreas cubiertas cercanas.
Era como intentar picar el panal esperando que salieran las abejas, desafortunadamente no funciono porque después de algunas horas no hubo ningún cambio visible en su entorno, en el pasado más de una vez los ejércitos enviados por el reino fueron víctimas de ataques sorpresa y trampas establecidas por las fuerzas de Blackwood, por ello ahora actuaban tan cautelosos.
El sol estaba en su punto más alto cuando decidieron seguir avanzando bajo la creencia de que el enemigo probablemente estuvo mucho más adelante y que todo su esfuerzo actual era un simple ejercicio innecesario.
El ejército del Reino estaba compuesto por cerca de 30,000 soldados, entre ellos se encontraron 4,000 jinetes, 10 catapultas (manejados por 10 personas cada una), 10,000 arqueros y el resto (más de 15,000) eran solo soldados, aunque lo cierto es que cerca de un tercio de las fuerzas eran mercenarios y aventureros contratados, por lo que el valor real de las fuerzas fueron los 4,000 jinetes, 6,000 arqueros y 10,000 soldados....
Este era un ejército impresionante, o por lo menos lo era en comparación con los 500 soldados al mando de Reyna...
Aun así, estos 30,000 soldados avanzaban con miedo de los posibles ataques de solo 500, la razón de ello fue muy sencilla, cuando atacaron por primera vez con un ejército improvisado enviaron cerca de 5,000 soldados, no obstante, ninguno fue capaz de regresar con vida.
El segundo ataque dirigido por el Reino fue con una fuerza de 10,000 hombres, duplicando su primer ataca, pero al final fueron atraídos y diezmados en medio de los bosques, dejando cerca de 3,000 sobrevivientes...
Ahora con un ejército de 30,000 deberían sentirse infinitamente seguros, pero las constantes perdidas en escaramuzas, y batallas les dejaron un mal sabor de boca, así como una profunda marca en sus psiques.
No obstante, avanzaron con paso firme intentando mostrar superioridad, en medio del ejército se encontraba el comandante, quien por seguridad decidió permanecer en aquel punto para evitar ser emboscado por los enemigos, después de todo fue una táctica común diezmar al comandante para bajar la moral y crear caos.
La comandante era una hermosa mujer de alrededor de 30 años, su historial de batallas fue largo, ya que la mujer ascendió desde las filas de los plebeyos hasta su posición actual, iniciando a los 16 años como una soldado, ahora caminaba con orgullo con la frente en alto como una condecorada militar.
Un pensamiento rápido y versátil le valió ascensos al ser capaz de repeler el ataque del imperio cinco años atrás, en aquel entonces la mujer incendio una pradera entera mientras ambos ejércitos luchaban, eso costó la vida de muchos de sus compañeros, pero el impacto fue aún mayor para el imperio, esa batalla fue considerada la única derrota del actual emperador y también fue la medalla más brillante en el pecho de la mujer.
"¡Comandante!... ha recibido un mensaje de la capital... ellos han rechazado su sugerencia y ordena que avancemos hasta la ciudad." - uno de los oficiales le paso el documento oficial a la mujer mientras explicaba el contenido del mismo, esto en aras de que ahora que estaban en territorio enemigo no podían ser descuidados.
La mujer frunció el ceño pensando en aquel incompetente monarca a quien admiraba de niña, pensando en que fue lo que paso que convirtió a ese valiente Rey en el cobarde que es hoy en día, pero al final enterró el pensamiento en lo profundo de su mente, por otra parte, no dio nuevas órdenes a sus tropas y dejo que avanzaran lentamente por el territorio enemigo.
"Ignora la orden... seguiremos avanzando a ritmo constante, si nos precipitamos terminaremos en manos del enemigo." - a pesar de que la comandante dio su orden, se pudo ver que parte del ejército comenzó a acelerar el paso después de varios minutos, y en poco tiempo el ejército termino dividido en dos partes, la vanguardia con 20,000 tropas y la retaguardia con solo 10,000 soldados.
"Esos estúpidos Nobles no tienen más que mierda en el cerebro, seguiremos al mismo ritmo... solo ignórenlos." - El enojo era visible en los ojos de la mujer, no obstante, siguió avanzando lentamente...
Debido a la importancia de la misión, aparte de la comandante el Rey envió a uno de sus ministros para supervisar la operación, este hombre que no tuvo conocimiento militar en lo absoluto estuvo a cargo de la mayor parte de las tropas, dejando a la comandante con solo sus hombres.
Por eso intentando aprovechar la oportunidad y ganarse el favor del rey, este ministro ignoro la orden de la comandante e hizo que dos tercios del ejército avanzaran separando la formación.
¡Crack!
De la nada se escuchó un horrible estruendo y antes de que cualquiera tuviera tiempo de reaccionar, el piso bajo sus pies se agrietó antes de colapsar hundiendo a casi todo el ejército, dejando solo parte de las tropas de la Comandante a salvo.
"¡Retrocedan!, los de arriba ayuden a los que cayeron a salir, debemos retirarnos." - entendiendo la crisis que enfrentaban, la mujer dio una serie de órdenes a sus subordinados quienes comenzaron a ejecutarlas sin considerar mucho, el problema era la vanguardia, quienes ante el caos actuaron desordenadamente provocando más daño.
El colapso hizo que cerca de un tercio de los soldados sufrieran heridas de moderadas a graves, el resto aparte de contusiones o estar desorientados no sufrieron mayor daño, el principal problema fue que el miedo es un enemigo formidable y en tal situación saco a relucir su peor cara.
"¡¡Comandante!! Tienes que sacarme de aquí, yo sirvo al rey y no puedo morir en un lugar así." - exclamo el ministro intentando alcanzar la retaguardia buscando protección en las fuerzas de la comandante, sin embargo, solo habían pasado unos minutos desde el colapso cuando la temperatura circundante aumento y en el cielo aparecieron proyectiles en llamas dirigiéndose contra el grupo
"¡Atacan!" - Cuando el primer grito de advertencia llego, todos se prepararon para el impacto, desde aquellos que levantaron sus escudos esperando que estos resistieran los impactos, a aquellos magos que rápidamente conjuraron ataques, muros, o todo aquello que pudieran para bloquear los ataques.
Esto funciono parcialmente, porque, aunque fueron capaces de detener los impactos y no morir con ello, el caos provocado dejo que muchos de estos proyectiles se cobraran víctimas entre los caídos que no fueron capaces de defenderse a tiempo, no obstante, eso solo fue el inicio.
Uno de los proyectiles golpeo el suelo clavándose entre los escombros y al igual que una reacción en cadena las llamas estallaron desde el suelo a través de las rocas, para los soldados atrapados aquello no fue diferente de un volcán haciendo erupción, la comandante al observar esto fijo su mirada en el suelo cubierto de polvo y a través del mismo observo como un extraño liquido negro estaba esparcido por el lugar.
"Realmente nos atraparon." - La Comandante sonrió con ironía cuando el fuego se extendió tragando su figura completamente.
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Para este momento en las puertas de la ciudad un grupo de mercenarios llego, estos fueron detenidos por las puertas cerradas de la ciudad, pero no mostraron signos de sorpresa en cambio permanecieron en silencio como si esperaran ordenes, desde la parte posterior se destacó un hombre usando una gruesa túnica de cuerpo completo, misma vestimenta que utilizan los magos.
"Alto ahí, identifíquense y digan sus motivos o serán considerados hostiles." - gritaron los guardias desde el otro lado de las murallas, sus arcos se levantaron en preparación para un ataque preventivo, sin embargo, antes de atacar el mago retiro su capucha.
Este resulto ser un hombre atractivo de alrededor de 25 años, su complexión fuerte como un fisicoculturista, sumado a su altura de alrededor de 1.90, dejaba la impresión de estar frente a un auténtico héroe.
"Jajaja, la última vez que vine a este lugar recuerdo que el señor del territorio fue personalmente a la frontera del imperio a recibirme, y ahora su hija ha ganado suficiente valor para enfrentarme." - La risa sonora junto a las impactantes palabras hicieron que la sangre de las guardias se helara, ya que era bien conocido que solo una persona tuvo el privilegio de ser escoltado por todos los nobles del reino anteriormente.
"E-es el príncipe Alfred..." - El shock escrito en las caras de las guardias hizo que la sonrisa en el rostro del arrogante hombre se ampliara aún más, aunque se pudo ver un poco de irritación en su expresión al ver que aparte de mostrar sorpresa aquellas mujeres no le abrieron las puertas. - "Informen a Lady Margaret..."
Cuando el hombre escucho aquellas palabras de las guardias su irritación llego a su punto máximo y comenzó a reunir energía en sus manos, estas brillaron de un fuerte color rojo. - "Muy bien, si ustedes no lo hacen, entonces lo hare yo."
Al terminar sus palabras empujo sus manos al frente lanzando una enorme onda de energía de fuego, esta golpeo la puerta directamente haciendo que la madera se agrietara y el metal se fundiera....
¡¡Bang!!
Exploto en pedazos la robusta puerta de la ciudad ante el ataque del príncipe Alfred, las guardias en las murallas fueron derribadas por las ondas de choque, eso solo dejo a algunas en condiciones de enfrentar a los enemigos, aunque al final no serían capaces de detenerlos, por lo menos estaban dispuestas a caer por sus principios.
Cerca de 30 mujeres se colocaron en medio del camino bloqueando el avance del príncipe, unos segundos después desde la nube de humo y polvo aparecieron el príncipe y su sequito con sonrisas burlonas pegadas en sus rostros, el príncipe abrió la boca para hablar cuando uno de sus guardias se precipito hacia adelante levantando su escudo al frente.
Solo un segundo después una espada gigante (espada de 2.4 m de largo y 70 cm de ancho) se impactó contra el escudo haciendo que el guardia retrocediera una docena de pasos antes de poder estabilizarse, el príncipe palideció al observar detenidamente el arma que de no ser por su guardia habría cobrado su vida.
Tok... Tok... Tok... el sonido de tacones contra el piso sonó atrayendo la atención de los presentes, el príncipe y su sequito vieron como una hermosa mujer usando una armadura ligera caminaba en su dirección tranquilamente, ella paso entre el grupo de guardias y se detuvo justo delante de la espada, entonces como si estuviera hecha de papel la levanto con una mano casualmente.
Su fría expresión recorrió a los invasores hasta detenerse en el príncipe.
"No creo que ustedes hayan sido invitados." - Declaro con frialdad Clarisse