El príncipe Alfred miró con dudas a la mujer que se encontraba ante él, su constitución pudo considerarse delgada y su estatura no era algo de otro mundo, por el contrario, no hubo dudas de que la joven era "pequeña" en comparación con algunas otras mujeres como las amazonas, aunque entre los humanos su estatura estaba cerca del promedio.
Lo verdaderamente impresionante de esta mujer fue su fuerza sobrehumana, después de todo los el guardia que lo protegió del ataque era un guerrero consumado de nivel 47, además de eso estaba especializado en combate cercano y pudo considerarse un "tanque" porque era capaz de resistir los golpes de incluso ogros y salir indemne, sin embargo, ante el ataque de esta mujer tuvo que retirarse.
Esta mujer que aún no ha llegado a su segunda década era poseedora de una apariencia destacable, su largo cabello estaba suelto y llegaba con facilidad a sus caderas, este era negro como la noche con un peculiar mechón plateado que sobresalía de su flequillo, este mechón se estiraba a lo largo del extremo izquierdo de su rostro hasta la barbilla.
Su piel por otro lado era de un saludable tono blanco con las mejillas sonrosadas de forma natural, por otro lado, estaban sus ojos... Estos brillaban de un extraño tono dorado, esto era un rasgo común en algunos animales y ciertamente no fue algo normal en humanos, exceptuando algunas razas.
"Entonces, ¿quieren retirarse por su cuenta? o...." - El príncipe salió de su estupor cuando las frías palabras de la mujer llegaron a sus oídos, fue entonces que recupero su estado habitual formando una sonrisa arrogante nuevamente en sus labios, la condescendencia combinada con un poco de codicia y lujuria llenaron su mente cuando le respondió a la mujer.
"Jajaja, antes escuché que la Baronesa consiguió algunos refuerzos, pero no esperaba que tuviera un guerrero de tu calibre... aun así, no creo que sepas a quién estás enfrentando niña." - El príncipe hablo arrogantemente al tiempo que sus hombres se posicionaban a su alrededor para protegerlo, extrañamente ninguno de ellos reacciono, como si la presencia de Clarisse fuera algo esperado.
"Te daré una oportunidad, júrame lealtad aquí ante todos y perdonaré tú vid...." - El discurso del príncipe fue cortado por el ligero brillo azul que emanaba del cuerpo de la joven, en ese momento uno de los guerreros salió disparado como una flecha hacia adelante moviendo su espada en un tajo vertical hacia Clarisse.
Sin embargo, antes de poder golpearla, Clarisse golpe su espada directo contra el piso como si tratara de clavarla y para sorpresa de todo el mundo, una onda de choque se generó golpeando directamente al soldado que intentaba atacarla, este hombre perdió su postura cuando retrocedió algunos pasos por el impacto de la onda.
¡Slash!
El sonido de una espada cortando el viento sonó cuando todos miraron con atención como la espada de Clarisse se detenía después de un rápido tajo horizontal, entonces con un pequeño sonido de "pop" la cabeza del hombre cayo al suelo y rodó algunos metros dejando un rastro tras de sí, el cuerpo del guerrero por otro lado dio un paso adelante y se derrumbó en su sitio.
Hubo un silencio anormal cuando el príncipe trato de entender que fue lo que sucedió, para él aquella batalla no duro más de unos segundos, aunque por otro lado sus soldados simplemente fruncieron el ceño sujetando sus armas con más fuerza.
"¡Perra!... ¡¿Qué están esperando?! ¡¡Mátenla!! ¡¡¡Quiero que la arrastren ante mí y me suplique perdón!!!" - Las órdenes del príncipe se volvieron descuidadas debido al temor de ver a su guardia morir tan fácilmente.
Acatando esta orden, cinco guerreros más saltaron hacia adelante con sus cuerpos brillando ligeramente de color verde, sus habilidades fortalecieron sus cuerpos al tiempo que se enfrentaban a la joven bloqueando su camino, por otro lado las distintas guardias retrocedieron para evacuar a todas las personas cercanas hacia el templo.
Ninguna quería interferir o convertirse en una carga para la joven que peleaba por ellas.
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Cerca del Templo se congregaban los habitantes de la ciudad, buscando refugio en caso de que la situación llegara a lo peor, extrañamente la población estaba tranquila como si lo sucedido no fuera algo inesperado, y en lugar de entrar en pánico avanzaron con calma a sus respectivos asientos, igual que algo ya ensayado.
Margaret por su parte ayudo a coordinar el retiro de la población, aunque lo cierto era que lanzaba constantes miradas en dirección a las puertas, todo con la esperanza de que Clarisse lograra retirarse a salvo, después de todo para el momento actual ya había pasado cerca de una hora, y prácticamente la evacuación había finalizado.
"Hanna, retírate dentro... en tu condición actual no podrás combatir correctamente." - Insto Margaret a la joven asiática quien se veía pálida y delgada, totalmente distinta de su antiguo estado animado.
No obstante, la joven solo negó con la cabeza y se sentó en los escalones del Templo observando con atención la dirección en donde Clarisse luchaba contra los invasores.
Esta situación tensa se mantuvo por más de diez minutos, hasta que se escuchó un fuerte estruendo.
¡¡Bang!!
Igual que una explosión las llamas se elevaron hacia el cielo, y solo un segundo después el cuerpo de Clarisse salió disparado desde las llamas goleando con fuerza contra el suelo, después de rodar cerca de una docena de metros su cuerpo giro en el suelo y clavo su espada en el suelo para estabilizarse, la anteriormente espada gigante estaba hecha pedazos midiendo cerca de 0.7 m nada más.
"¡Clarisse!" - Grito Margaret cuando comenzó a correr en dirección a su amiga sin preocuparse por su propia seguridad, Clarisse por su parte mostraba varios grados de heridas en distintas partes de su cuerpo, pero la única verdaderamente grave era una fractura en su brazo izquierdo, puesto que ahora colgaba inerte de su cuerpo.
Desde las llamas aparecieron varias figuras totalmente equipadas, tres de ellos portaban espadas de una mano, esencialmente espadas largas, de los dos restantes uno usaba un báculo de mago y el último llevaba un par de dagas en la cintura mientras en la mano cargaba una pequeña ballesta, no hubo señales de los otros guerreros.
Estos eran los guardias restantes del Príncipe Alfred, quien ahora avanzaba arrogantemente hacia Clarisse y Margaret con una llama ardiendo brillantemente en su palma, parecía que la batalla anterior le costó el resto de sus guerreros, pero por su expresión altanera era evidente que esto no le importaba.
"Eres mucho más destacable de lo que imaginaba." - Comento el príncipe cuando fijo sus ojos en Margaret, aunque era evidente que se estaba burlando de ella. - "Les ofrecí la oportunidad de someterse voluntariamente... no fueron capaces de aceptar mis buenas intenciones, así que espero que estés lista para las consecuencias."
Cuando el príncipe termino de hablar, señalo al frente a sus guardias, causando que los tres guerreros avanzaran rápidamente hacia Clarisse y Margaret, aunque antes de poder avanzar un escudo de energía blanco apareció encerrando al grupo del príncipe, esto alerto a los guardias hasta que se dieron cuenta de que solo era un vano intento de jaula.
Fijando su mirada en el origen, vieron a la sacerdotisa Isabelle conjurando el escudo desde la entrada del Templo en un intento de ayudar a sus compañeras, tristemente esto no duro mucho cuando un golpe casual del mago disipo el escudo de la sacerdotisa.
"Nada más que intentos banales... Dime Baronesa Blackwood, ¿hasta dónde planeas llegar con tu resistencia inútil? ¿Acaso no te rendirás hasta que veas todos sus cadáveres apilados ante ti?" - El príncipe felizmente declaró.
Los soldados al no seguir confinados reanudaron su marcha a la caída Clarisse quien logró levantarse con el apoyo de Margaret, para este punto los ojos de la joven Baronesa se pusieron rojos cuando se resignó a su destino, era claro para ella que los refuerzos no podrían llegar a tiempo y sus opciones se acababan.
Con esos pensamientos en mente tomó una pequeña capsula de veneno dispuesta a usarla para que de esa forma no pudieran mancillar su cuerpo, pero antes de hacerlo se paró en seco.
Desde la distancia se escucharon sonidos, estos por alguna razón atrajeron la atención de todas las personas presentes, aunque lo cierto es que los sentimientos que experimentaron eran muy diferentes.
Un extraño sentimiento de calidez y fuerza lleno los cuerpos de Margaret, Clarisse y Hanna, el resto por otro lado sintió escalofríos en sus espaldas, como si estuvieran bajo la atenta mirada de un depredador.
Los guerreros retrocedieron rápidamente protegiendo al príncipe, incluso el mago y el ballestero se colocaron en posición para reaccionar a cualquier imprevisto.
Los sonidos extraños fueron haciéndose cada vez más claros, como si aquella criatura se acercara a una increíble velocidad, y fue en aquel momento que todos entendieron que era aquel sonido que escuchaban.
"¡¡Au!!"
Lobos, el claro aullido de los lobos corto el aire llegando a los oídos de todos los presentes, fue entonces que el príncipe y sus guardias recordaron cierto rumor, sobre un hombre con la capacidad de borrar la ciudad más fuerte del reino, un hombre que comandaba lobos y llevó los monstruos al reino...
Un hombre apoyado por los dioses.
El miedo volvió a llenar el corazón del príncipe sin percatarse de que las mujeres mostraron lágrimas en sus rostros mientras fijaban su mirada en el camino que conducía a la entrada.
Unos segundos después al igual que en una película, vieron como de entre el humo (por el incendio que provocaron), y el polvo de los escombros, una figura caminaba lentamente a la plaza (frente al templo).
Su cuerpo vestido totalmente de negro, usando una gabardina oscura que cubría su rostro, en su espalda se encontraban 3 espadas cruzadas, mientras que un par de dagas estaban colocadas en su cintura (dentro del abrigo).
A su paso la temperatura bajo llegando a apagar muchos de los pequeños incendios a lo largo del camino, la sensación de enfrentar a una bestia brotó dentro de los corazones del príncipe y sus guardias, especialmente porque este hombre fijo su mirada totalmente en ellos después de dar un pequeño vistazo a los alrededores.
Lentamente levantó su mano tomando una de las espadas de su espalda, está era una tosca arma sin decoraciones, similar a las utilizadas por los caballeros.
Una vez la tuvo en sus mano simplemente la bajó apuntando al piso, entonces de su cuerpo un extraño brillo rojizo apareció cuando una pequeña frase llegó a los oídos de todos.
[Último Recurso]
Con esto como señal su cuerpo desapareció de su lugar apareciendo a unos metros de sus oponentes, entonces igual que una locomotora chocando contra un auto, sonó un estrepitoso sonido.
¡Crash!
Una capa de luz apareció de la nada, aunque estaba fracturada y cayendo en pedazos, lo que indicaba que en algún momento el mago conjuro un escudo para protegerlos, no obstante, no resistió el primer ataque del hombre vestido de negro.
Cuando los guerreros avanzaron para interceptarlo se sorprendieron al ver como lanzaba desde su costado una de las dagas en su dirección, por inercia dos de ellos esquivaron mientras el último se colocaba frente al príncipe, no obstante, la daga sólo los paso de largo y ante la incrédula vista de todos, esta se clavó entre las dos cejas del mago.
Por primera vez desde que llegaron a la ciudad, los guardias del príncipe mostraron emociones en sus rostros, esto fue principalmente porque ellos eran una fuerza de elite del Imperio, y haber llegado a una región tan remota sin duda era molesto para ellos, en especial porque entendieron que la muerte del mago fue simplemente un descuido.
Al igual que flechas los tres hombres se lanzaron a su enemigo, en sus cuerpos la tenue luz verde se intensifico indicando el fortalecimiento de sus cuerpos, cuando la distancia se acorto con su enemigo los tres hombres se separaron atacando desde tres direcciones al mismo tiempo, esto con el fin de evitar que el hombre pudiera escapar.
Pero para su sorpresa sus armas simplemente atravesaron al guerrero, como si nunca hubiera estado ahí... La conmoción en los hombres se desvaneció cuando giraron rápidamente en dirección al príncipe y sorprendentemente vieron como dos mujeres vestidas de negro asesinaban al ballestero sin permitirle ofrecer resistencia, al mismo tiempo otra mujer usando una armadura de guerrero y portando una espada larga derribo al príncipe colocando la punta del arma contra su cuello.
Los guerreros se apresuraron a volver, sin embargo, un escalofrió recorrió sus espaldas cuando antes de poder reaccionar dos de ellos fueron atravesados en el pecho por espadas, el ultimo salto a un costado y levanto su arma en guardia, pero aparte de ver a sus dos compañeros cayendo, en realidad no vio a su enemigo.
El sudor goteo de su frente cuando agudizo totalmente sus sentidos, solo entonces fue capaz de captar el ligero movimiento del viento a su lado, esto hiso que por inercia girara su espada lanzando un tajo con todo su poder en esa dirección.
¡¡¡Clang!!!
El sonido de las armas chocando resonó en aquel lugar cuando ambas armas colisionaron, solo unos segundos después estas se hicieron pedazos enviando fragmentos volando en todas direcciones, el guerrero dio un salto hacia atrás intentando hacer distancia contra su enemigo, pero su velocidad fue insuficiente cuando una mano atravesó el espacio entre ambos y lo sujeto del cuello.
El guerrero tomo el brazo aplicando toda su fuerza para que su oponente lo liberara, incluso provocando algunos crujidos en los huesos del brazo de su oponente, sin embargo, antes de poder romper el brazo de su enemigo, sintió un fuerte dolor en el pecho cuando para su sorpresa se percató de que el otro brazo de su enemigo ahora estaba incrustado dentro de su pecho.
La renuncia se reflejó en los ojos del guerrero cuando la vida abandono su cuerpo.
A su alrededor aparecieron algunas distorsiones cuando la figura de Jon se volvió completamente visible nuevamente, entonces las figuras de negro se revelaron como Ruby y Fátima, y la mujer armada como Tania...
Todo su vestimenta y equipo en realidad era una simple ilusión creada por Teresa quien ahora corría frenéticamente hacia Margaret con los brazos abiertos, por su parte el único sobreviviente era el príncipe, quien temblaba visiblemente al ver la aniquilación de todo su equipo de guardias,
Cuando Jon camino en su dirección, se pudo ver el terror escrito en su rostro mientras intentaba arrastrarse hacia atrás.
"A-alto... N-no puedes matarme... soy el príncipe del Imperio.... ¡Si me tocas un cabello mi padre enviara su ejército por ustedes!" - Sus propias palabras hicieron que el príncipe se llenara nuevamente de valor y arrogancia cuando estuvo seguro de que estas personas no le harían nada, sin embargo, solo un segundo después se arrepintió cuando vio como Jon tomo la espada de la mujer armada y dio un simple tajo en su dirección.
El príncipe tomo su cuello apresuradamente cuando sintió el corte en él, tratando desesperadamente de detener el sangrado de su cuerpo, pero al final solo fue una acción en vano.
Aquel día, cayo el primero de los príncipes del Imperio, todo en un pequeño territorio cerca del borde del continente.
Jon por su parte volteo la mirada en dirección a las tres jóvenes que lo miraban con lágrimas en los ojos, Clarisse no se hiso esperar y salió corriendo en su dirección saltando en sus brazos mientras sollozaba en silencio, Jon simplemente la rodeo con los brazos mientras levantaba la mirada conteniendo sus propias emociones.
En la entrada del Templo Hanna se levantó, pero no tuvo el valor de seguir adelante, su cuerpo se encogió y las emociones se arremolinaron dentro de ella.
No obstante, no tuvo que esperar mucho porque Jon (cargando a Clarisse) llego a su lado y usando uno de sus brazos la atrajo a su pecho, la valiente mujer dejo de contenerse y uso toda su fuerza para sujetar al joven mientras sollozaba.
"Perdón... lo perdí... no pude hacer nada..." - Aquellas palabras salieron de Hanna como murmullos, pero el Joven solo negó con la cabeza y aumento su agarre sobre ellas.
El entendía perfectamente lo que ella estaba diciendo, pero en ese momento solo estaba feliz.
Feliz de volver a estar con su familia.