Y al cruzar el umbral de aquella puerta que el mal amor del alma hace tan rara, pues que finge derecho el mal camino,
3
resonando sentí que la cerraban;y si la vista hubiese vuelto a ella,¿con qué excusara falta semejante?
6
Ascendimos por una piedra hendida, que se movía de uno y de otro lado como la ola que huye y se aleja.
9
«Aquí es preciso usar de la destreza-dijo mi guía- y que nos acerquemos aquí y allá del lado que se aparta.»
12
Y esto nos hizo retardar el paso, tanto que antes el resto de la luna volvió a su lecho para cobijarse,
15
que aquel desfiladero abandonásemos; mas al estar ya libres y a lo abierto, donde el monte hacia atrás se replegaba,
16
18
cansado yo, y los dos sobre la ruta inciertos, nos paramos en un sitiomás solo que un camino en el desierto.
21
Desde el borde que cae sobre el vacío, al pie del alto farallón que asciende, tres veces mediría el cuerpo humano;
24
y hasta donde alcanzaba con los ojos, por el derecho y el izquierdo lado,esa cornisa igual me parecía.
27
Nuestros pies no se habían aún movido cuando noté que la pared aquella,que no daba derecho de subida,
30
era de mármol blanco y adornado con relieves, que no ya a Policleto,
32a la naturaleza vencerían.33
El ángel que a la tierra trajo anuncio de aquella paz llorada tantos años,que abrió los cielos tras veto tan largo,
36
tan verdadero se nos presentaba aquí esculpido en gesto tan suave, que imagen muda no nos parecía.
39
Jurado habria que él decía: «¡Ave!» porque representada estaba aquella que tiene llave del amor supremo;
42
e impresas en su gesto estas palabrasEcce ancilla Dei, del modocon que en cera se imprime una figura.
45
«En un lugar tan sólo no te fijes-dijo el dulce maestro, que en el lado donde se tiene el corazón me puso.
48
Por lo que yo volví la vista, y vi
tras de María, por aquella parte donde se hallaba quien me dirigía,
51
otra historia en la roca figurada;y me acerqué, cruzando ante Virgilio, para verla mejor ante mis ojos.
54
Allí en el mismo mármol esculpido estaban carro y bueyes con el arcaque hace temible el no mandado oficio.
55
57
Delante había gente; y toda ellaen siete coros, que mis dos sentidos uno decía: «No», y otro: «Sí canta.»
60
Y al igual con el humo del incienso representado, la nariz y el ojoentre el no y entre el sí tuvieron pugna.
63
Ante el bendito vaso daba brincos el humilde salmista arremangado, más y menos que rey en ese instante.
66
Frente a él, figurada en la azotea,de un gran palacio, Micol se asombraba como mujer despreciativa y triste.
69
Moví los pies del sitio en donde estaba, para ver otra historia más de cerca,que detrás de Micol resplandecía.
72
Aquí estaba historiada la alta gloriadel principe romano, a quien Gregorio hizo por sus virtudes victorioso;
73
75
hablo de aquel emperador Trajano;y de una viuda que cogióle el freno, de dolor traspasada y de sollozos.
78
Había en torno a él gran muchedumbre de caballeros, y las águilas áureassobre ellos se movían con el viento.
81
La pobrecilla entre todos aquellos parecía decir: «Dame venganza,señor, de mi hijo muerto, que me aflige.»
84
Y él que le contestaba: «Aguarda ahora a mi regreso»; y ella: « Señor mío
-como alguien del dolor impacientado-,
¿y si no vuelves?» y él: «Quien en mi puesto87esté, lo hará»; y ella: « El bien que otro haga¿qué te importa si el tuyo has olvidado?»
90
Por lo cual él: «Consuélate; es preciso que cumpla mi deber antes de irme:la piedad y justicia me retienen.»
93
Aquel que nunca ha visto cosas nuevas fue quien produjo aquel hablar visible, nuevo a nosotros pues que aquí no se halla.
94
96
Mientras yo me gozaba contemplando los simulacros de humildad tan grande, más gratos aún de ver por su artesano,
99
«Por acá vienen, mas con lentos pasos-murmuraba el poeta- muchas gentes:éstas podrán llevamos más arriba.»
102
Mis ojos, que en mirar se complacían por ver lá novedad que deseaban,en volverse hacia él no fueron lentos.
105
Mas no quiero lector desanimartede tus buenos propósitos si escuchas cómo desea Dios cobrar las deudas.
108
No atiendas a la forma del martirio:piensa en lo que vendrá; y que en el peor caso,
110no irá más lejos de la gran sentencia.111
Yo comencé: «Maestro, lo que veo venir aquí, personas no parecen,y no sé qué es: turbada está mi vista.»
114
Y aquel: «La condición abrumadora de su martirio a tierra les inclina,y aun mis ojos dudaron al principio.
117
Mas mira fijamente, y desentraña quiénes vienen debajo de esas peñas: podrás verlos a todos doblegados.»
120
Oh soberbios cristianos, infelices,que enfermos de la vista de la mente,la fe ponéis en pasos que atrás vuelven,
123
¿no comprendéis que somos los gusanos de quien saldrá la mariposa angélicaque a la justicia sin reparos vuela?
126
¿de qué se ensorberbecen vuestras almas, si cual insectos sois defectuosos,gusanos que no llegan a formarse?
129
Como por sustentar suelo o tejado, por ménsulas a veces hay figuras cuyas rodillas llegan hasta el pecho,
132
que sin ser de verdad causan angustia verdadera en aquellos que las miran; así los vi al mirarles más atento.
135
Cierto que más o menos contraídas, según el peso que portando estaban; y aún aquel más paciente parecía
138decir llorando: «Ya no lo resisto.»