—¿Qué hay con esa cara? ¿Asustada?
—Pudrete, K. ¿Ya terminaste?
—Si, busca tu auto— siguió caminando, y suspiré. Es tan odioso, lo detesto.
Fui a buscar mi auto y nos cuadramos, al ver que bajó el cristal, bajé el mío.
—¿Ya hablaste con tu Papi Shiro para que pague los cinco por ti?
—¿Ya te quitaste el consolador del culo? Ahora póntelo en la boca, a ver si dejas de hablar.
—Parece que toque un punto sensible.
—Deja de querer despistarme, no vas a lograrlo— no dije una palabra más, me quedé en espera de que el paño cayera y así acelerar.
Obviamente todo el camino era recto, hasta llegar al otro lado del puente y dar una pequeña vuelta para regresar. Su auto era mucho más rápido, y a pesar de tirar los cambios en su debido tiempo, se me hizo difícil poder alcanzarlo. En realidad me daba lo mismo ganar o perder, no estaba interesada en correr ni hacer nada de esto hoy, quería relajarme y mira dónde estoy; en medio de una carrera ridícula, con el mayor enemigo de Shiro y mío. Esto es totalmente ridículo. Al tratar de dar la vuelta para volver, me encontré el auto de K estacionado en el mismo medio de la carretera y tuve que frenar de golpe, y maniobrar para no darle. Él se bajó del auto entre risas, y yo también me bajé.
—¿Eso es todo lo que tiene la malcriada?
—¿Tengo pinta de ser corredora? Al menos deberíamos ponernos al mismo nivel, en algo que ambos tengamos conocimiento y experiencia.
—Excusa de todo perdedor. ¿Y por qué no te negaste? ¿No me digas que Shiro no te enseñó a correr? Tanto que te llenaste la boca haciéndote la chica fuerte, la brava y la malcriada, y resulta que no eres nada.
—Buscaré tu dinero y cerramos este estúpido e innecesario reto— me giré para ir de vuelta al auto, cuando sentí su brazo alrededor de mi cuerpo y un cuchillo en mi garganta.
—¿Y crees que te dejaré ir fácilmente?
—¿Esto era lo que tanto querías? No me gusta que me amenacen con un cuchillo, y menos si no le van a dar uso. Ambos sabemos que no puedes hacerlo, aún si lo haces, estarías arriesgándote mucho— K rio.
—¿Tu papito vendrá por mi? ¿Y cuándo será eso? Llevo meses volviéndolo loco, haciendo que mueva la mercancía de lado a lado y aún no ha dado conmigo. Soy como una sombra para él y una patada en el culo, porque aún falta mucho por quitarle. Los voy a destruir, a él y a ti, pero lentamente. Quiero disfrutar un poco con ustedes. Por otra parte, te acaba de dejar solita, en un lugar donde está lleno de serpientes, no parece que le importes mucho que digamos. Si quisiera matarte puedo hacerlo, ¿Sabías?
—¿Y qué esperas, idiota?
—Aún no es el momento— llevó el cuchillo a mi hombro y cortó el manguillo.
—¿Eres imbécil? — le di una patada en la pierna y me soltó.
—Nos estaremos viendo más a menudo, tenemos un negocio en común— guardó el cuchillo en su pantalón y sonrió.
—Espera— le pedí—. Dile a la supuesta madre de Shiro, que ya pronto averiguaré la verdad por mi cuenta.
—¿Por qué no se lo dices tu? ¿Tengo cara de mensajero?
—Tienes cara de ser inteligente, pero las apariencias siempre engañan.
—Aún tenemos algo pendiente, deberás pagar ese reto, pero no con dinero.
—No quieras cambiar las cosas ahora.
—Te recuerdo que fueron dos cosas y aceptaste ambas, ahora no quiero quejas.
—¿Te crees que puedes manipularme por esa tontería?
—Te tengo un regalito— K caminó a su auto, y vi estacionarse a Shu al lado del mío.
—¿Qué haces aquí, Shu? — le pregunté al verlo bajarse, y me agarré el manguillo para que no pensara nada raro.
—¿Tú qué haces aquí con este? — preguntó en un tono molesto.
—Solo conversando— comentó K, extendiéndome su mano con una foto. Al mirarla me quedé sorprendida. Era una foto de mi hermano y a su lado había una mujer, jamás la había visto antes.
—¿Esto que es? ¿Qué tú haces con esto?
—Solo es un adelanto, para que así desees verme una próxima vez— miró a Shu y rio, antes de irse a su auto. Quise irme detrás de él, pero Shu me agarró el brazo.
—¿Qué relación tienes con ese tipo, Rui?
—¿Tengo que volver a explicarte las cosas? No es momento de hablar de esto, yo debo aclarar esto con ese hombre— miré en dirección a su auto y aceleró—. ¡Maldito hijo de puta!—eso significa que conoce mucho sobre mí. ¿Cómo demonios tiene esta foto? ¿Y quién es esa mujer?
—Claro que me debes explicaciones, Rui. ¿Acaso olvidas quien ese hijo de puta? Te veías lo más tranquila y cómoda hablando con él.
—No, no lo he olvidado, pero ¿Qué tiene que ver eso contigo?
—No sé que te sucede últimamente. Has cambiado tanto, que incluso olvidas protegerte tu misma. No puedes estar cerca de ese tipo, ¿Sabes lo que hará Shiro si se entera de esto?
—Shiro es mi prometido, no mi papá; además no es como que haya planeado encontrarme con él.
—Deberás explicarle a tiempo a Shiro, porque si no le dices lo que está sucediendo, él no tardará en enterarse; y ya sabes cómo se pone ese infeliz y no quiero que vaya a hacerte daño.
—No puedo decirle todavía, al menos no, hasta que averigüe sobre esta foto. Vámonos a dar una vuelta.
—Rui, ten mucho cuidado, por favor. Estás jugando con fuego por ambas partes, y no siempre estaré para poder protegerte.
—¿Planeas dejarme, Shu?
—En el viaje a Hong Kong, debo quedarme por allá.
—¿Por qué?
—Asuntos personales.
—Ya veo, vámonos.
Cuatro días después
Las cosas han ido marchando igual que siempre; la misma distancia entre Shiro y yo, y los problemas han ido en aumento. Ya no sé ni cuántas veces, el maldito K, ha estado causándole problemas a Shiro. Él es como un fantasma, aparece en varios lugares a la vez y no sabes por dónde va a aparecer después. Lo peor del asunto es que, aún no he podido hablar con Shiro sobre esto y no creo que sea buena idea tampoco. El día que la situación explote, no sé si Shiro me lo pase por alto esta vez, pero debo averiguar sobre esa foto; y si le digo algo, solo va a estropearlo todo y no me dejará llegar al fondo de esto. Si K quisiera causarme problemas con Shiro, ya lo hubiera hecho, pero al parecer sus razones no son hacernos pelear, ¿Qué otra razón puede tener para querer acercarse, aún sabiendo que soy del bando enemigo?
—¿Ya te vas? — preguntó Shiro, al verme con la maleta en mano.
—Sí, en unos minutos.
—¿Has pensado en lo que hablamos? — se fue detrás de mí y me sujetó por la cintura, mientras iba subiendo su mano, hasta aterrizar en mi cuello—. Espero tengas cuidado con lo que haces, y más ahora que estarás a solas con Shu. No olvides lo que sucede con los traidores, preciosa— susurró en mi oído.
—¿Por qué voy a necesitar de otro, si te tengo a ti? — me giré, llevando mis dos brazos alrededor de su cuello—. Espero seas tú el que se controle mientras yo no estoy, no quiero mujeres en mi cama, ¿Entendido?
—Para eso hay Hoteles— sonrió.
—La cama del Jet es muy cómoda, y fíjate que acompañada debe sentirse mejor.
—Esa boquita está diciendo muchas imprudencias últimamente, no me hagas repetirte las cosas.
—Y tú no me amenaces por todo, no soporto que lo hagas tan a menudo— me empujó contra la cama, y se subió sobre mí.
—Hagamos algo antes de que te vayas.
—¿Tanto vas a extrañarme?
—Sí, debo quitarme las ganas; luego no te volveré a ver.
—Uy, eso suena como si mi viaje fuera eterno.
—Quizás lo sea— su expresión seria me puso algo tensa. ¿Acaso sabe algo?
Tuvimos sexo como siempre, de la misma forma, donde solo él disfruta. Creo que estoy llegando a mi límite, y no me agrada para nada; no es como que tenga muchas opciones tampoco.
Bajé a la cocina y busqué un poco de agua para tomarme las pastillas; y luego de despedirme de Shiro, para irme al aeropuerto. Shu ya me estaba esperando en su auto.
—¿Por qué trajiste tu auto? Pensé que lo dejarías en el taller.
—No puedo dejar a mi bebé, lo usaré allá. Ya mismo vendrán a recogerlo.
—No tenemos tiempo, debemos llegar a la reunión que tenemos.
—No pensabas esperar por mí — escuché la voz de K, y ambos nos giramos hacia él.
—¿Tú qué haces aquí? — pregunté molesta, y Shu se paró delante de mí.
—¿No te da alegría verme, fea?
—No, más bien repulsión— dije indiferente, y K sonrió.
—Trajiste a tu gatito faldero también, que interesante.
—Al parecer estás muy informado. ¿A qué debemos el honor? ¿No te estás arriesgando demasiado al venir aquí?— preguntó Shu.
—No, esta vez vengo por un encargo para la protegida aquí presente.
—No me importa el encargo que tengas, quiero hablar de otra cosa importante, como lo es la foto que me diste hace cuatro días. ¿Quién es esa mujer que aparece en ella?
—¿No la conoces?
—No me respondas con una pregunta.
—Y tú no seas tan perra y escucha, en este momento tu gatito herido debe estar por llegar, deberías irte lo más rápido posible.
—¿De qué hablas?
—Él se confía mucho de su protegida, debe estar muy despechado ahora con tanta mentira que le has dicho, ¿No lo crees?—rio—. Si yo fuera tu, ya estaría huyendo como una perrita con la cola entre las patas y dejaría de pensarlo tanto.
—¿Por qué debería creerte una sola palabra? ¿Por quién me tomas?
—Ya cumplí con advertirte, pero si tan poco te importa el que él haya descubierto tu secreto, es tu problema. Nadie te manda a jugar sucio, fea— rio, y caminó a su camioneta.
—Sube al avión, Rui— me pidió Shu.
Recordé las palabras de Shiro esta mañana, y supe que quizás ese imbécil tenía razón.
Me subí al Jet y le pedí al piloto que se diera prisa, luego me fui a sentar al lado de una ventanilla para estar al pendiente de lo que estuviera ocurriendo. El piloto no demoró en moverse en la pista.
—¿De qué secreto hablaba ese idiota, Rui?
—No lo sé.
��No te hagas la que no sabes. Si no me dices, ambos nos veremos en un apuro.
—Ni yo lo misma lo sé.
—¿Y cuánto le has estado ocultando?— no logró terminar de pronunciarlo, cuando el jet estaba cogiendo vuelo, y se escucharon varios disparos, y miré de nuevo por la ventanilla; había tres camionetas de los hombres de Shiro en la pista—. ¿En qué te has metido, Rui? ¿Qué demonios le hiciste a Shiro para que esté haciendo esto?
—Déjame pensar y quédate en silencio, por favor— por suerte estábamos ya en el aire y no lograron darle al avión, pero aún así, estaba nerviosa. ¿De qué demonios se enteró? Le he estado mintiendo tanto, que ya no sé porqué está así.
Si disparó, es porque debe ser algo realmente malo. Debe estar muy molesto conmigo, para que tenga tantas ganas de matarme. ¿Qué demonios se supone que haga?