—Lo siento, Shu. No puedo aceptar eso. Hay algo que aprendí de esto y es que solo quiero a ese orgulloso de mierda. Aunque el no sienta lo mismo que yo, aún lo amo y lo seguiré amando aunque haya tratado de matarme. Sé que no podré estar con él, pero no voy a engañarte ni me engañaré a mi misma. Te juro que quisiera amarte como te mereces, pero yo simplemente no puedo. Reconozco que has sido un hombre muy bueno conmigo, me has ayudado mucho, me has protegido, hemos pasado mucho juntos, pero lastimosamente en el corazón nadie manda.
—¿Cómo puedes seguir amando a ese infeliz? Rui, casi te mata si yo no hubiera llegado ahí.
—En realidad deseaba haber muerto en sus manos. Así orgulloso como es pudo haberme rematado para asegurarse y no lo hizo. Pudo haberme apuñalado hasta morir de verdad y tampoco lo hizo. Su expresión no lucía feliz con eso. A pesar de todo lo que dijo su rostro pudo mostrarme lo que por orgullo no dice. No es amor lo que siente por mí, pero sea lo que sea yo no puedo simplemente dejar de amarlo. Lo más seguro si tengo una oportunidad más, correría directamente a sus brazos.
—¿Tanto deseas morir, Rui? ¿Dónde está esa mujer fuerte que conocí? Tu objetivo siempre fue el, ¿Por qué todavía sigues queriendo luchar por algo que no va a funcionar?
—No voy hacerlo. Ya entendí que no me ama como yo lo hago y no voy a rogarle que lo haga. Lo que quiero decirte es que si no es con el que voy a estar, no quiero a nadie más. Aunque duela, mi corazón y todo mi ser tiene su nombre. Lo siento, Shu.
—Esta bien. ¿Qué harás ahora?
—Recuperarme y retomar el negocio. Al final eso es lo que debe importarme por ahora.
—¿Y con Shiro?
—Nada. Voy a concentrarme en los negocios. Para Shiro ya estoy muerta. ¿Ya que me das?
—¿No lo vas a volver a buscar?
—Por ahora no.
.....
Pasaron 6 largos meses. Retomé el negocio al mes después de sentirme algo mejor. No he sabido nada de Shiro desde entonces. Me he concentrado solamente en lo que importa. Nuevos socios se unieron y el mercado a ido prosperando favorablemente. Shu ha seguido a mi lado fielmente. Desde ese día ha estado algo diferente y es comprensible, pero siempre está cuando lo necesito.
—Ya está todo preparado para la reunión de esta noche, Rui.
—Bien. ¿Y cuantos confirmaron?
—Todos. Quedaron en traer acompañantes, ¿No te molesta?
—Luego que no sean soplones, no tengo ningún problema.
—De acuerdo.
—Me iré arreglar. Deberías hacer lo mismo.
Caminé a mi habitación para darme un buen baño. Me quedé debajo del agua por un rato. Han sido días de muchas presión. Hoy el día es para relajarme y disfrutar. Debo dejar de pensar en cosas innecesarias. Me arregle lo más bonita posible. Me puse un traje negro, con un escote no tan pronunciado, tiene un encaje que deja visible parte de mi muslo derecho. Al estar lista bajé las escaleras y Shu se me quedó viendo.
—Te ves hermosa.
—Gracias. ¿Nos vamos?
Nos dirigimos al casino donde sería la reunión. El Sr. Jang se había adelantado y estaba con dos mujeres de acompañante.
—Vaya, se encuentra bien acompañado.— comenté al verlo.
—Por supuesto, querida. ¿No trajiste acompañante?
—¿Shu, quieres sentarte en mi falda o yo me siento en la tuya?— ambos sonreímos.
Shu me ayudó a sentar y se sentó al lado mío. Nos quedamos en la mesa hasta que comenzaron a llegar algunos socios. Nos presentamos y seguimos compartiendo. El socio que invitó Hotaka trajo a alguien inesperado. Al ver a Shiro me quedé fría. No encontraba dónde meter mi cara. Al menos que imaginé que vería era a él. Al notar mi presencia se quedó mirándome. Ya debe estar planeando otra forma de matarme. Shu lo miro mal y se tomó un trago. Esto es incómodo.
—Pero qué pequeño es el mundo. — comenté con una sonrisa.
¿Cómo es posible que ella esté aquí? — pensó Shiro.
—¿Se conocen?— preguntó Jang.
—No, pero he escuchado mucho de él. — me tomé el trago.
—Como que te he visto en alguna parte, linda. — comentó Shiro sentándose en la silla de enfrente de mi. Sonreí ante su comentario.
—Quizás en el periódico en la sesión de obituarios. — El Sr. Jang comenzó a reír. Shu se quedó serio mirándome. Ni siquiera disimula frente a los demás.
Ignore su presencia y seguí compartiendo con los demás.
—¿Cómo has podido llegar tan lejos, linda? Conocí de ti por el Sr. Jang. Te admire mucho más desde que te ví en las noticias. Solo a alguien valiente como tú es capaz de robarle a alguien como Kenta. ¿No te da temor salir a la calle y que te reconozcan?
Shiro se quedó viendo al hombre que comentó eso en la mesa.
—Así que tú fuiste la dama de ese suceso. — preguntó uno de los invitados. No se veía muy feliz que digamos. Así que otro enemigo más sale a la luz y Shiro vino con el. El hombre miró a Shiro de reojo.
—No, no me da temor. El temor es para los débiles. El que reconozca este rostro termina tres metros bajo tierra; al igual que los que comentan cosas innecesarias. — sonreí relajada.
Sentí la pierna de Shiro por debajo de la mesa y lo miré. Me hizo seña para que salgamos, pero negué con mi cabeza. El ambiente en la mesa luego de eso fue algo incómodo. Estuvimos largas horas apostando y tomando, pero la mirada de ese socio me hizo darme cuenta que no le agrado la idea de que estuviera ahí. Me acerqué al oído de Shu.
—Ya sabes lo que nos espera ahora.
—Si, lo sé.
—Fue un placer haber compartido con todos esta noche. Espero ocurra más seguido. Me tengo que retirar. Gracias por asistir. Permiso. — me levanté primero que Shu y caminé a la entrada. Shu se quiso quedar para vigilar si enviaban a alguien detrás de mí.
—Yo también me retiro. Gracias por la invitación, pero tengo unos asuntos importantes que atender. Permiso. — Shiro se levantó de la mesa y Shu se quedó viéndolo.
Caminé al auto para buscar mi arma y fue cuando vi a Shiro por el retrovisor. Iba apuntarle con el arma, pero me aguanto la mano.
—¿Me puedes explicar qué mierdas estás haciendo, Rui? Solo a ti se te ocurre declararle la guerra a alguien como Jim han.
—¿Es eso lo que realmente te preocupa?
—¿Y qué más debería preocuparme?
—Esta salida se ve muy sospechosa para ellos y no te importo. Dime la verdad, ¿Por qué viniste? — Shiro se me quedó viendo sin decir una sola palabra.
—¿Qué importa la razón? ¿Vas a decirme qué estás haciendo aquí?
—No tengo que darte explicaciones de nada. ¿Por qué no me dejas en paz? ¿Viniste a rematarme al ver que no lograste tu objetivo?
—Súbete al auto. Vamos a otra parte y hablemos.
—No voy a ningún lado contigo.
—Te acabo de ordenar que te subas al auto y hablemos en otra parte. ¿Qué parte no entendiste?
—¿Cuál es la que no entendiste tú?
—Maldita sea. — Shiro me subió en su hombro a la fuerza, por más puños que le di en su espalda y hasta patadas no me bajó.
—Maldito animal, suéltame.
—Realmente sabes cómo colmar mi paciencia, salvaje.
—No me puedo ir, idiota. Shu está allá dentro.
—¿Y qué me importa ese infeliz? ¿No habías dicho que te ibas a casar con el Hotaka y hoy viniste acompañada de tu amante?
—¿A ti qué te importa?
—Mucho más de lo que crees. Me cansé de compartir lo que es mío. Hoy te vas conmigo, quieras o no.
—Te odio. Deja de tocarme.
—Te tocó lo que se me dé la gana. Al final de cuentas me perteneces.
—Hace mucho dejé de pertenecerte.
Nadie alrededor hizo nada, aún viendo que el me estaba llevando a la fuerza.
—Eso no lo decides tú. — abrió la puerta de su auto y me tiró dentro por la puerta del chófer, para que así me acomodará en el otro asiento. Mi arma la dejé en mi auto. No sé qué mierdas planea, pero yo no pienso morir hoy. Traté de abrir la otra puerta, pero no abría.
—No vas a poder salir a menos que yo lo decida. No sigas tratando, no se va abrir. — se subió al auto y encendió el motor.
Arrancó rápidamente.
—Será mejor que te pongas el cinturón o vas a salir lastimada.
—Como si te importara.
Shiro se quedó en silencio por todo el camino.
Shu pensará lo peor y no tengo como llamarlo. Mi bolso lo dejé en el auto al buscar el arma. No puedo tratar de golpearlo mientras maneja o puedo provocar un accidente y matarme con el. No tengo de otra que esperar a llegar a donde me quiera traer. Tiempo después llegamos al parque donde veníamos. El mismo a donde lo lleve el día de su boda.
—¿Para qué me traes aquí?
—Vamos hablar tranquilamente. A esta hora no hay mucha gente. Eso facilitará las cosas.
Shiro se bajó del auto y le dió al botón de la llave para que me permitiera abrir la puerta. Me bajé del auto y no traté de huir. Tenía algo de curiosidad sobre que me quería decir.
—Dime de que quieres hablar.
Shiro no dijo una sola palabra y me agarró la mano para hacerme caminar a su paso. Caminamos a un lugar del parque donde no había gente. Había un banco y los árboles detrás.
—Sé que soy un idiota, un orgulloso de mierda, una basura, pero no voy a dejar que sigas huyendo más de mi.
—Al fin lo reconoces. — comenté sarcásticamente.
—El punto es que quiero que vuelvas conmigo.
Comencé a reír descaradamente.
—¿Perdón? — Shiro se quedó serio. —Vaya , este teatro se te está saliendo de control. ¿Qué harás ahora? ¿Qué más tienes para mí? ¿Sacarás una cuchilla y me vas apuñalar hasta morir o el arma?
—Escúchame, necia. No voy hacerte nada. Si quisiera hacerlo, ya lo hubiera hecho.
—Eso mismo dijiste la última vez y ya ves lo que pasó.
—¿Podrías callarte y escuchar?
—No quiero, Shiro. No es justo que juegues de esta forma conmigo. Prefiero que saques un arma y acabes conmigo, a escucharte decirte esa estupidez. A ti no te importa como yo me sienta. Nunca te ha interesado. ¿Qué más quieres de mí? ¿No te ha sido suficiente?
—Maldita seas, Rui. ¿Por qué no me crees una sola palabra?
—Porque eres un maldito mentiroso. Porque cuando más ilusionada estaba de ti, tu preferiste acabar con mis ilusiones. No te bastó con abandonarme, también quisiste acabar conmigo. Si eso era todo lo que ibas a decir, será mejor que dejemos el tema hasta aquí. Haz lo que quieras, pero yo me voy. — Shiro me agarró el brazo y me jaló hacía él.
—Te dije que íbamos hablar y que me ibas a escuchar. No voy a dejarte ir otra vez. Ya lo hice dos veces y terminé arrepentido como un idiota. No me vas a volver a dar la maldita espalda y me vas a enfrentar, quieras o no.
—No quiero más. Déjame, Shiro.
Si el supiera lo que duele, si él pudiera sentir este maldito dolor, quizás entendería, pero el no siente nada.
—Sigue enfocado en tu negocio, que yo seguiré en el mío. Al final de cuentas eso es lo único importante para ti. Tú no sientes nada y te da lo mismo lo que yo sienta por ti.
—¡Maldición, eso creí! Creí que el puto negocio era más importante, pero no fue así. Te estuve buscando como un imbécil luego de haber cometido ese maldito error. Me arrepentí de haberte hecho daño. Lo hice por rabia. No soporto tener debilidades y tú eres una de ellas. No es algo que me haga muy feliz que digamos. No soporto la idea de que me confundas. Que juegues con mi maldita mente y me vuelvas loco. No soporto la idea de que vengas a destruir lo que tanto me he jodido por conseguir. Te odio a muerte, pero a la misma vez tu puta presencia me descontrola; tanto que no puedo sacarte de mi mente. Creí que no podía sentir nada, pero tú viniste a cambiarlo todo. Abriste esa herida que por tantos años creí que estaba cerrada. Me dolió la idea de haber perdido a nuestro bebé. Estaba ilusionado con que lo tendríamos y me dejé llevar por ese dolor. Actúe bajo coraje y no me estoy justificando. No estuve contigo por ese bebé solamente, si cambié contigo es por el simple hecho de que estaba sintiendo cosas por ti. ¿Crees que me jugaría el pellejo por cuidar de una simple mujer? Hubieras terminado igual que Sai si no me hubieras importado. Jamás he creído en compromisos, ni nada por el estilo, pero contigo quiero eso. Por ti soy capaz de echarme la soga al cuello. Ahora no tienes a mi bebé y te estoy diciendo esto para que entiendas de una puta vez de que estoy enamorado de ti, estúpida. De qué no puedo estar feliz con otra mujer que no seas tú. Tú eres la única que me complementa. Eres la única que quiero en mi vida. No entendía lo que estaba sintiendo, pero ahora sí. Llegué a la conclusión de que te amo, Rui. ¿Ahora puedes entenderlo o aún no, pendeja?
Escuchar eso de Shiro jamás lo creí posible. En realidad me sentía muy feliz, pero no quería demostrarle que logró su objetivo.
—¿Se supone que te crea? — le respondí indiferente.
—Cada vez te vuelves peor para mentir, Rui.
—Eso podría decir de ti. Tremendo actor me saliste.
—Maldito tu orgullo también, mujer.
—¿Cómo podría creer eso tan fácilmente? — Shiro me puso su mano en mi mentón obligándome a mirarlo.
—Creí que mi orgullo era pésimo, pero el tuyo es el peor.
—¿Cuándo me has demostrado eso como para creerte?
—Así que quieres que te lo demuestre. — Shiro miró a todos lados y me jaló hacía la maleza.
—¿Qué haces, idiota?
—Ya cállate.
—Si estás caliente vete a buscar a otra perrita y a mi déjame quieta.
—Al menos admites que tú eres una de ellas.
—¿Lo ves? Me voy.
—Te dije que te quedas.
Shiro me empujó hacia el árbol y se paró frente a mi.
—No te voy a dejar ir esta vez. — me besó el cuello y acarició mis muslos con sus manos para ir subiendo el traje.
No, no quería irme. No traté de empujarlo, ni de quitarlo de mi porque deseaba ser suya otra vez. Ya sé que soy una masoquista, pero ¿Qué se puede hacer? Lo amo. Estoy enamorada de éste orgulloso de mierda.
—La última vez dijiste que preferías la pared. En esta ocasión no puedo cumplirte, pero te haré mía como quiera. — Shiro bajó mi ropa interior y la dejó en el suelo. Escuché el sonido de su cierre. Sus dedos rozaron mi vagina y me estremecí.
—¿Ya estás así de húmeda? No sabía que estarías tan excitada por esto, Rui. Que pervertida te has puesto. — alzó mi pierna izquierda y la colgó de su brazo. Sentía su miembro rozando mi vagina al tenerlo tan cerca. Me aguante de sus hombros y él lo acomodo para penetrarme. Traté de no gemir, no quería que nadie nos escuchara y nos interrumpiera.
Ha pasado tanto tiempo desde la última vez que estuvimos juntos. No recordaba lo bien que se siente estar con él. Aún no puedo creer que a quien tengo enfrente y dentro de mí es a Shiro. Pensando en eso, Shiro me besó. Extrañaba tanto sus besos, la suavidad de sus labios, el deseo con el que me besa, echaba de menos todo eso.
—Admira la naturaleza. Es más o menos el mismo ambiente que varias veces trataste de escapar de mi, esta vez será la última vez que lo veas. Voy asegurarme de que nunca escapes de mi lado, Rui. — escuchar su voz jadeante y la brusquedad con la que lo hacía me estaba haciendo perder la cordura.
Tanto tiempo creí que estaba fuera de mi alcance y ahora lo tengo aquí. Lo abracé fuertemente y una lágrima bajó por mi mejilla. Hace tanto no lloro, que creí que lo había olvidado.
—¿Me extrañaste?— me preguntó en el oído mientras continuaba penetrandome.
—Demasiado, idiota. — Shiro soltó una pequeña risita traviesa.
—Al fin eres honesta. — me alzó en sus brazos y me aferré a su cuello. Shiro soltó un quejido tierno. —Estás muy feliz de recibirme, linda.
—Si, no sabes cómo deseaba esto contigo. No podía dejar de imaginarte. Incluso sin tu estar, tu maldita sombra me perseguía. Tu recuerdo me seguía lastimando. Eres un perro sucio, Shiro.
—¿Puedes decir eso aún jadeando así? — Shiro sonrió malicioso.
—¿Cómo puedo odiarte y amarte a la vez? Me siento miserable.
—¿Y crees que yo no? — aceleró sus movimientos y cada estocada podía sentirla más profunda que antes. Era como si se sintiera más excitado que de costumbre. Lo hacía como si me odiara, pero a la misma vez como si no quisiera lastimarme. Lo besé y el correspondió mi beso. Jugaba con mi lengua como que hace tanto no lo hacía. Mordió mi labio inferior y esbozó una sonrisa al escuchar el gemido que dejé escapar.
—Cásate conmigo, Rui. — musité entre jadeos.
—Shiro…
—Ya soy viudo y tú aún no te has casado, así que no tienes excusa válida para rechazarme.
—¿Realmente creíste ese cuento?
—Si lo hice y quería matarte. Quería destruirte.— me apretó fuertemente hacia él evitando que pudiera moverme. Sentía que quería obligarme a recibirlo más.
—Sigues igual de posesivo que siempre. ¿Cómo crees que me sentí cuando me enteré que te ibas a casar con esa perra? Peor aún, cuando te casaste con ella.
—Yo no puedo ver a otra que no seas tú. Los planes se fueron a la mierda cuando mataste al viejo. Si me casé no fue porque la quería. Solo una estúpida como tú pensaría que podría amar a alguien como ella. La única que me gusta eres tú. Si te atreves a negarte a casar conmigo, voy a matarte aquí mismo, ¿Me oyes? — su respiración estaba agitada y sus movimientos eran más bruscos.
—Yo solo te quiero a ti, Shiro.
—Esa es la respuesta que quería escuchar, maldita sea. — aceleró sus movimientos y me dió un dulce beso. —Te amo tanto, Rui. — musitó antes de correrse dentro de mi. Apreté sus hombros y acerqué su rostro al mío para besarlo desenfrenadamente. Nuestros jadeos eran incontrolables. Ya no nos importaba que nos escucharán. Estábamos en una profunda calentura.
—Es demasiado, Shiro. — me sentía muy llena.
—Lo estaba acumulando para ti, bonita. — me soltó y sent�� su semen bajando por mi entrepierna.
—Eres un maldito, Shiro.
—Y tú una estúpida, aún así te sigo amando igual. — sonrió como hace tiempo no lo hacía. Creo que fue la sonrisa más sincera que he visto en el.
—Yo también te amo, Shiro.
—Vamos a la casa a continuar allá. — me agarró la mano.
—¿Eh?
—¿Y qué creías? ¿Qué comería de mi plato preferido una vez y no iba a repetir? ¿Por quién me tomas?
—Tengo que limpiarme primero, imbécil.
—Espero estés consciente que vas a darme un hijo. No voy a morir sin tener una bebé contigo.
Ese tema es delicado… no puedo discutirlo ahora con el, pero yo no quiero hijos.
Nuestra relación estará llena de problemas y más ahora que estamos en bandos contrario, pero lucharemos juntos por defender nuestro amor. No sé cómo tomé la noticia Shu, pero estoy segura que se molestara y quizás no pueda perdonarme. Yo fui honesta con él desde un principio, pero cometí el error de darle ilusiones. Solo espero que no cambien las cosas, aunque sé que estoy pidiendo mucho.
Meses después…
Shiro y yo tenemos muchos enemigos en común y algunos que no lo son. Hicimos el trato de ninguno de los dos meternos en los asuntos del otro. Evitar a toda costa cualquier trabajo o asesinato innecesario. Él en su negocio y yo en el mío, todo por separado, pero que nada interfiera en el negocio de cada quien y así no tendríamos problemas. Ha sido muy cariñoso conmigo y me ha tratado muy bien. Quedamos en que no habrían secretos entre los dos, pero yo guardo uno. Un secreto que puede costarme la vida. Me he estado cuidando a sus espaldas para no tener hijos. No quiero repetir la misma historia y pasar por el mismo sufrimiento, eso me lo juré ese día. Shiro está muy ilusionado con eso, pero yo no puedo sentir emoción alguna. Por otra parte Shu aceptó la decisión que tomé, aunque al principio se molestó. Me ha seguido apoyando desde entonces. Él es alguien que quiero conservar siempre. Shiro no le gusta la idea de que esté cerca de él, pero Shiro no es quien decide eso. Nos casaremos en dos meses, aún no tenemos el día exacto, pero decidimos que sería en el mismo mes que nos conocimos. Ahora solo estamos en espera de eso.
Y así comenzó nuestra relación oficialmente. No sé lo que nos depare el futuro, pero de algo estoy segura y es de que únicamente Shiro es la persona con la que puedo verlo.