—Te daré dos días para que los pienses. Espero tu respuesta, Shiro. Permiso. — salí del estudio sin decir nada más.
Sabía que no debía dejarlo solo. No sé qué es lo que planea ahora, pero en realidad ya no me importa nada. Hoy se cierra ese capítulo de mierda.
Shiro y sus hombres se fueron sin causar más alborotó. Fue lo mejor que hizo. Salí donde mis hombres para saber cómo estaban todos y por suerte no fueron muchas pérdidas. Shu bajó donde estaba y me reclamó.
—¿Qué fue lo que hiciste para que el se fuera?
—Negociar. Ese era mi plan desde un principio.
—¿Negociar con Shiro?
—Si. Encárgate de los familiares de mis hombres. Luego sube a mi habitación.
—De acuerdo.
Subí a mi habitación y me bañé. Necesito tomar un trago para matar está amargura y dolor que me consume por dentro. Acaricié mis labios con la copa, no podía dejar de pensar en ese beso que le di a Shiro. Es momento de olvidarlo todo. Shu tocó la puerta y le dí permiso para entrar.
—¿Necesitabas algo?
Me tomé el trago de golpe y puse la copa encima de la mesa.
—¿Puedes tomarte un trago conmigo?
—Si. — serví un trago en otra copa y Shu cerró la puerta. Le pasé el trago y se lo tomó.
—¿A qué se debe este cambio tan repentino?
—No soy de hierro, ¿Sabes? — me acerqué a Shu y puse ambos brazos alrededor de su cuello.
—¿Lo haces por Shiro?
—No menciones ese nombre tan despreciable en un momento como este. Ya dejé las cosas claras con ese. No creo que haya nada que nos detenga ahora.
—Rui… — lo callé con un beso.
No quería jugar con sus sentimientos, pero ¿Ahora qué más da? Es muy tarde para arrepentirme. Ya había cruzado esa línea entre los dos. No me importaba nada más. Lo besaba con todo el deseo que sentía por Shiro. Puso la copa en la mesa y me llevó a la cama. Se subió encima de mí y bajó su mano para tocarme, pero no quería esperar m��s.
—No, Shu. Te quiero dentro de mi ya. — Shu tragó saliva y me miró con sorpresa.
Estaba excitado al igual que yo. No podía más con este calor que estaba sintiendo dentro de mi. Lo peor es que quien encendió este fuego no fue Shu, fue Shiro. Sabía que era con Shu quien estaba en este momento, pero deseaba a Shiro. Me gusta y admiro a Shu, pero amo y deseo a Shiro. Me odio a mi misma. ¿Por qué no puedo dejar de pensar en él incluso en este momento?
Shu se quitó el pantalón y dejó visible su erección. Me quitó la ropa interior y se acomodó entre mis piernas.
—Estás muy húmeda, Rui. — fue lo que dijo antes de penetrarme. Solté un gemido al sentir su inesperada estocada profunda. Podía darme cuenta de su desesperación y excitación. Se movía bruscamente dentro de mi y me besaba con mucha intensidad. Creí que sería doloroso al haber estado tanto tiempo sin hacer esto, pero no fue así. Mi cuerpo se sentía en llamas al sentir sus movimientos rápidos. Alzó mi pierna y la puso en su hombro. Continuaba entrando en mi como si quisiera destruirme. Era como un animal salvaje.
—Vas a romperme, Shu. — musité entre gemidos.
—Eso quiero. —Su respiración estaba agitada y sus movimientos eran cada vez más fuertes y rápidos. Podía escuchar los sonidos de humedad con claridad. Es demasiado. Sentía un hormigueo dentro de mí que hace mucho no sentía. Estaba muy sensible en esa área donde alcanzaba con su miembro. Apreté la sábana fuertemente al sentir esa presión y hormigueo en mi parte baja. Mi cuerpo estaba temblando luego de alcanzar el orgasmo. Estaba muy sensitiva y Shu continuaba dentro de mi. Creí que perdería la cordura.
Shu se detuvo y bajó mi pierna volviéndose acomodar bien entre ellas. Con una mano sujetó ambas de mis muñecas y las presionó contra la cama. Me besó y aún así no podía detener mis jadeos. Sus estocadas cada vez eran más profundas. Shu mordió mi labio inferior con delicadeza y provocó un ligero escalofrío en todo mi cuerpo. Sentía su cadena rozando en mi pecho en cada estocada profunda que me daba. Bajó su otra mano y la puso en mi cadera empujándome hacia el.
—Recíbeme, Rui. — musitó segundos antes de correrse dentro de mi.
Nuestros cuerpos estaban en un calor incontrolable. Estábamos jadeando aún luego de haber terminado.
—Te amo, Rui.
—Shu…
—Sé que tú a mí no, solo quería que lo supieras. — Shu me besó y soltó mis muñecas. —¿Quieres que me vaya?
—No. Quédate esta noche conmigo.
Shu se recostó al lado mío y se quedó distante. Se veía pensativo y sé en lo que puede estar pensando. Para calmar ese ambiente me recosté en su pecho.
—¿Te sientes bien?— me preguntó.
—Sí, ¿Y tú?
—Muy bien. — acarició tiernamente mi mejilla y sonrió.— Gracias por permitirme hacer esto contigo.
—No hablemos de eso. Quedémonos así.
A la mañana siguiente me levanté bien temprano como de costumbre y me tomé las pastillas del día siguiente. Desde lo que sucedió las tengo por todas partes. No quiero volver a quedar embarazada. No quiero sufrir otra vez.
—Tienes una llamada, Rui. — Shu me pasó el teléfono y al responder escuché la voz de Shiro.
—¿Ya te decidiste?
—Escúchame bien, perrita. Aceptaré la propuesta con una condición y es que quiero tenerte cerca.
—¿Eso qué significa?
—Al enemigo hay que tenerlo cerca y como no confío en ti, quiero que hagas el negocio directamente conmigo.
—¿Estás planeando matarme, Shiro?
—No seas estúpida. Si quisiera matarte lo hubiera hecho ayer mismo. Esta noche tengo que hacer una vuelta y ya que serás mi socia, quiero que me acompañes. Ahí de paso dejamos las cosas claras del negocio ese que tienes en mente.
—¿Por qué no llevas a tu mujer para que te cubra el trasero, cobarde?
—Te enviaré la dirección a este número.
—Como quieras. — colgué la llamada.
—¿Todo bien?— me preguntó Shu.
—Si, todo muy bien. Tengo que prepararme.
—Rui…
—¿Qué sucede?
—¿Estás molesta por lo que pasó anoche?
—¿Por qué estaría molesta por algo que quise yo?
—Pareciera que me estás esquivando.
—No es cierto. Lo que sucedió anoche era algo que iba a ocurrir tarde o temprano. Ambos lo disfrutamos, ¿No es así? Pues no le demos mucha cabeza al asunto.
—De acuerdo. —Shu se veía desanimado y lo comprendo, pero el mismo fue quien me dijo que lo usara y ahora pone esa expresión.
—Shiro me enviará una dirección, tan pronto la recibas envíala a mi teléfono.
—Entendido. —Shu dió la espalda y se fue.
Luego de ver el status en el que estaba todo referente a todos los negocios, me fui arreglar. Si tengo que salir con ese idiota tengo que tener mucho cuidado. No sé lo que planea hacer y no me gusta para nada esta salida. Llegué a la dirección que me envió Shiro y era de un Pub. Al menos es un sitio público. Me bajé con Hotaka y nos sentamos en la mesa que estaba más apartada. Shiro no había llegado y estuvimos los dos vigilando que no fuera a ser una trampa. Vino Hotaka conmigo porque Shu tenía hoy una carrera que no podía dejar por nada del mundo. De igual forma Hotaka me puede servir de mucho.