Mónica
Estuve haciendo unas diligencias durante la mañana y llevando mi currículum a un bar que me recomendó mi mejor amiga. Tienen una sesión dónde hay bailarinas profesionales. Está era mi última opción, pero necesito darme a conocer de alguna manera. Si quiero que me acepten en una agencia, debo adquirir más conocimiento y experiencia. Actualmente dónde estoy, sé muy bien que no voy a durar mucho, además de que estoy cansada de tener que lidiar con esas víboras. Si no me he salido es porque no quiero darles el privilegio de renunciar.
Al ver mi teléfono, me percaté de que tenía un mensaje de James.
Hoy no podemos salir, amor. ¿Qué te parece si celebramos nuestro aniversario en el fin de semana?
Al menos hace unos días pagué el depósito del apartamento, ahora solo debo esperar al fin de semana para darla la noticia. Había estado ahorrando por varios meses para poder alquilar un apartamento más grande, ya que habíamos decido entre los dos que viviríamos juntos. Él trabaja mucho y yo también suelo estar ocupada con mi otro trabajo y con los ensayos. Mi apartamento es pequeño, ya que como vivo sola, no creí necesario tener que alquilar uno tan grande, pero creo que ya es el momento de dar ese gran paso de vivir juntos, así como él dijo que lo haríamos.
Steven
Llevé la queja directamente a la agencia, pero no la vi a ella, a pesar de mirar alrededor.
—¿Ella se encuentra por aquí? — le pregunté a la asistente que me atendió.
—No, los días de ensayo son los lunes, miércoles, y viernes.
—Comprendo. ¿No sería mucho pedirle que me dijera su nombre para así escribirlo aquí? — más que escribirlo, era una excusa para al menos saber su nombre.
—No creo que haga falta escribirlo, señor. Estoy segura que tan pronto llegue esta carta a la supervisora, tomará cartas en el asunto. Ya todos la conocen y siempre está dando de qué hablar.
—Espera. Nosotros no queremos que la despidan ni nada de eso.
—Eso lo decide la supervisora. ¿Me permite la carta?
—No, quiero decir, debo hacerle unos cambios. La traeré en otro momento. Gracias por su ayuda — agarré la carta y me la llevé.
Yo no quiero ser el culpable de que la despidan. No me gusta jugar con las habichuelas de nadie. Lo más probable si mi jefe se entera de que no la entregué se molestará, pero sería muy cruel dejarla sin trabajo solo por una tontería como esta. Rompí el papel y lo tiré en la basura. Espero esto tampoco me cause problemas a mi.
Mónica
Durante la tarde mi teléfono no dejó de sonar. Mi amiga me envió un mensaje de que fuera a visitarla a la casa, pero fue mucho más importante para mí las tres llamadas perdidas que tenía de la agencia. Debe ser por lo sucedido ayer. Suspiré antes de responder.
—Buenas noches, Sra. Jessica.
—Te he enviado un correo electrónico con la carta de suspensión por un mes. Necesitaré que la leas, la firmes y me la entregues mañana a primera hora.
—¿Suspensión? ¿Puedo saber por qué me está suspendiendo?
—¿Aún tiene el descaro de preguntar, Srta. Mónica?
—Estoy en todo mi derecho.
—El grupo tenía que presentarse a una actividad muy importante, en la cual no estaba permitida su participación. Le había dado unas semanas donde no estaría participando en ningún evento, o actividad que hubiera, pero sí acompañando a las demás para que aprendieras de ellas. No obstante, me entero que tras que no cumplió con lo acordado, causa problemas para la agencia. Presentaron una queja en el día de hoy por lo ocurrido anoche, aunque aún no me han dejado llegar la carta. Esto afecta grandemente la reputación de la agencia— queja, ¿Eh?
—Ya pasaron las tres semanas de "prueba" que menciona. Tal parece que lo olvidó. Por otra parte, no hace falta que quiera ocultar esas ganas de despedirme, detrás de una larga suspensión. En primer lugar, anoche no hice nada malo, solo bailar. ¿Eso es suficiente justificación para suspenderme de nuevo? La queja debieron haberla hecho personas dramáticas, que no saben apreciar mi talento.
—Estará suspendida por un mes, al menos de las actividades, pero podrá asistir a los ensayos.
Estoy consciente de que no hice nada malo, pero solo por esta vez aceptaré esa suspensión. Quizás eso me ayude a conseguir una agencia mejor. Podré tener tiempo de prepararme y llenar en otra. No es la primera vez que buscan hacerme la vida de cuadros con tal de que renuncie a la agencia, pero no sé las pondré fácil. El día que me toque renunciar, será porque yo lo decido, no porque ellas logren su objetivo.
—Mañana a primera hora llevaré el documento firmado. Gracias por avisarme, Sra. Jessica— colgué la llamada, y suspiré.
No quisiera quedarme aquí, ya que Carla me invitó a su casa y no voy a salir a más ninguna otra parte. Pasaré por el supermercado y llevaré unas cervezas. Realmente me hace falta relajarme luego de todo lo que ha pasado durante la semana.
Fui al supermercado a comprar las cervezas y luego me dirigí a su casa. Antes de tocar la puerta, me di cuenta que había un zapato negro de hombre impidiendo que la puerta se cerrara completamente. Iba a llamar porque no quería interrumpir algo, llegué a pensar que quizás estaba su novio con ella.
Una risa muy conocida alcancé a escuchar y me estuvo muy raro. Puse oído a ver si volvía a escucharla y realmente parecía a la de James, aunque no estaba completamente segura. Ante la duda, la curiosidad, y la ansiedad, me atreví a entrar sin tocar.
Hubiera querido decir que lo mejor hubiera sido no hacerlo, pero a su vez, considero que fue lo mejor que hice. El escenario con el que me encontré, fue sumamente decepcionante y doloroso. Todos los recuerdos de la maravillosa y perfecta relación que creí que tenía, se esfumaron, para convertirse en un puñal enterrado en el centro del pecho. Ver a tu mejor amiga, a quien considerabas una hermana, más a esa persona que tanto quieres y considerabas diferente, en plena acción y disfrutando de burlarse de mí a mis espaldas, dolió más de lo que pudiera describirlo. Lo más probable si no lo veía con mis propios ojos, no lo hubiera creído.
Dejé caer las cervezas a propósito en el suelo y fue cuando notaron mi presencia. Él se tapó con un cojín, y ella con otro.
—Mónica... — su expresión de sorpresa me decepcionó aún más.
Mientras que él se veía asustado, ella se veía muy tranquila.
—Siento mucho haberlos interrumpido, pueden continuar. Por cierto, he traído cervezas y están bien frías, espero las disfruten. Nada mejor que tomar algo frío, luego de ejercitarse, ¿Cierto? — sonreí, y salí de la casa, a pesar de escuchar que James me llamó en repetidas ocasiones.
No hubiera ganado nada insultándolos o demostrando el dolor que en mi corazón estaba sintiendo. No iba a permitir que se burlaran de mí por lucir herida, o darles lastima. Jamás he sido así, y jamás lo seré por dos personas que no les importó engañarme y traicionarme. No sé cómo ocurrió o desde cuándo, pero en realidad, ni eso quería saber, ya que eso no haría la diferencia.
—¿Por qué debería dolerme? Al final, él fue quien perdió a alguien que lo quería de verdad, ¿No? No duele, esto no tiene que doler — a pesar de lo que me decía a mi misma, lágrimas brotaban de mis ojos sin parar.