—¿Qué dijiste?— me respondió con un beso, antes de levantarse de la cama. Retomó su postura y se puso serio.
—Perdóname, mi corderito— su cuerpo aún no se veía estable, estaba temblando y sus ojos se veían llorosos. Se subió el cierre y caminó a la puerta—. Cuídate, lisa— ni siquiera me miró a la cara, bajó la cabeza y con una última sonrisa fingida se fue.
—¿A dónde vas? — le pregunté, tratando de levantarme de la cama. Mi cuerpo estaba lleno de moretones y chupones. Sin contar el olor que tenía de él. Busqué mi ropa interior y me la puse.
Caminé rápidamente a la entrada, pero el auto de Akira ya no estaba. ¿Eso que significó?
Subí de vuelta al cuarto y busqué el teléfono, lo llamé en muchas ocasiones, pero no respondió. Esas palabras parecieron una despedida.
Pasaron dos días y fui a la empresa como de costumbre, esperando el quizás encontrarlo ahí, pero no. No hubo rastros de él por aquí.
—¿Qué te pasa, lisa?— me preguntó Kanji al verme buscando oficina por oficina.
—¿Has sabido de Akira?
—No, ¿Sucedió algo?
—Si te contacta, avísame— le pedí.
Salí de la oficina y busqué en uno y cada lugar que frecuentaba, pero nadie lo había visto.
Pasaron tres semanas y no tenía noticias de Akira, ni siquiera Kanji sabía de él. Estaba desesperada porque su número aparecía desconectado, no tenía forma de contactarlo. No apareció por la empresa, ni mucho menos por la casa. Estaba a punto de volverme loca. Sé que las cosas entre él y yo siempre han sido difíciles, sé que la última vez que nos vimos pasaron muchas cosas entre nosotros, pero no quería que esto sucediera. Quería creer que era una pesadilla, que era un ataque de rabia o culpa, y por eso se mantuvo lejos. Contacté a Mr. Jefferson y tampoco sabía de él; era como si se lo hubiera tragado la tierra. No había una noche que no pudiera evitar mis lágrimas.
Pasaron 12 meses y han sido un infierno. Nuestra relación nunca ha sido perfecta, hemos tenido más baja que altas, pero yo lo amo, y estar en esta situación con él me duele. Los niños preguntaban por él, y ya no sabía qué otras excusas inventar. Ni siquiera nos ha dado una llamada o mensaje, no se ha aparecido a ver a los niños; se desapareció por completo. Mr. Jefferson y Kanji han estado juntos buscándolo, ya que ni siquiera con ellos se ha comunicado. Me preocupa por el hecho de que sus enemigos lo quieren muerto, y si algo le sucede, no sé que pasaría.
Mi madre se ha recuperado muy bien, por suerte. Ya pudo verme y he estado con ella desde entonces. La noticia la tomó algo mal, pero luego logró calmarse. Mi madre desconoce del abandono de Akira, sé que si logra saberlo, buscará interrogarme y no me siento con ganas de hablar del tema.
Seguí con la identidad de Leiko y hasta ahora no ha habido problemas. El oficial aceptó el trabajo, pero ¿Ahora de qué vale? Sin Akira nada es lo mismo. Prefiero que se aleje por unas semanas, sabiendo que regresará tarde o temprano, a que se distancie de mi de esta manera, dejándome sin decir nada. No podría perdonar que nos haya abandonado a nuestros hijos y a mi. Sé que debe estar, quizás herido o frustrado, pero es la primera vez que le dura más de unas semanas. Me pregunto, ¿Qué estará haciendo? ¿Cómo estará? ¿Qué tiene en mente? ¿Por qué me hizo esto? ¿Por qué me dejó sola cuando más lo necesitaba? Creí que íbamos a superar esto juntos, como hacíamos en las malas situaciones que enfrentamos, pero me equivoqué. Todos me piden que me calme, pero ¿Cómo puedo hacer eso?
Duele acostumbrarse a alguien y luego extrañar y añorar esas pequeñas cosas que hacías con esa persona; lo peor es que, sería capaz de buscarlo donde quiera que esté, aún habiendo hecho todo lo que me hizo. Yo sí sería capaz de dejar mi orgullo a un lado con tal de estar con él, o al menos de verlo.
—Vayamos a almorzar. Tenemos un tema que hablar, Srta. Leiko — me dijo Kanji al entrar a mi oficina.
—Esta bien— accedí, ya que luego de todo, él ha sido la persona que ha estado para mí en este momento, y es irónico; estaba supuesto a ser un enemigo; y a pesar de que Akira falló con su parte abandonándonos a todos, él aún sigue aquí. Ha sido mi paño de lágrimas durante toda esta situación, se podría decir que nuestra amistad ha ido progresando de alguna forma. Es increíble que a pesar de su parecido con su sobrino, él sea todo lo contrario. Se ha encargado de protegerme, tanto en la empresa, como a cualquier lado que voy. Ha sido mi sombra desde que Akira no está.
—Creo que es tiempo de que dejes de pensar en esa basura— dijo Kanji, llevando la copa de vino a la boca.
—No hables mal de Akira, Kanji.
—De alguna forma me incomoda verte llorar.
—No me mires entonces.
—No se trata de eso, se trata de que no es justo que estés llorando por alguien a quien no le importó dejarte abandonada con tus hijos.
—Estoy segura que tuvo sus razones.
—No lo justifiques. No se puede tapar el sol con un dedo, ¿Cuándo entenderás eso?
—No quiero entenderlo.
—Debes seguir adelante y olvidarte de todo esto, has estado en paz todo este tiempo. Sus enemigos no te han buscado a ti, por suerte. Es la oportunidad de empezar de cero con tus hijos y olvidarte del pasado.
—¡Me rehúso! Hasta que no vea a Akira y me diga sus razones, no podré estar en paz.
—Será mejor que lo olvides, lisa. No le importas; mientras estás aquí sufriendo por él, él está disfrutando su vida a plenitud.
—¿Y tú cómo sabes eso?
—De eso quería hablarte, lisa.
—¿Lo encontraste?
—Me molesta tener que ser yo quien te dé esto, pero ya que Mr. Jefferson fue un cobarde y no quizo hacerlo él, tendré que hacerlo yo. Será mejor que te des cuenta de una vez que Akira no es el hombre indicado para ti. Tienes que seguir adelante y olvidarte de que alguna él existió. Solo te causarás más daño a ti misma.
—¿Qué es lo que sabes?— insistí.
—Está fuera del país, y no solo eso, al parecer tiene una nueva mujer, lisa.
—Eso no puede ser cierto, ¿Dónde esta?
—Estás fotografías fueron tomadas en Hong Kong.
Kanji puso varias fotos encima de la mesa, donde aparecía Akira besando a otra mujer. Una mujer muy hermosa, por cierto. Se veía realmente feliz. Mi corazón se rompió en mil pedazos.
—Mientras tú estás sufriendo y herida, ese infeliz está haciendo de las suyas. Tienes que dejarlo ir, lisa, es por tu propio bien— Kanji sujetó mi mano.
—Ya veo — lágrimas bajaron por mis mejillas al ver las fotos. Fue como un puñal en el mismo pecho.
Recuerdos:
Lisa Xiao, en este día tan especial para nosotros, te tomo como mi esposa. Con nuestros amigos y familia presente, juro pasar el resto de nuestras vidas amándote, dándote alegrías, disgustos de vez en cuando y apoyándote siempre que me necesites. Juro permanecer al lado de nuestros hijos y de ti aún después de la muerte. Te amo tanto por tus virtudes como por tus defectos, y me ofrezco a ti esperando que me quieras por los míos. Desde este día estaremos unidos para siempre, y ya no podrás escapar de mi, corderito.
Mentira… maldita mentira…