Chapter 269 - 66

Me trajo de vuelta al hospital a la fuerza, venía golpeándole la espalda, y aún así, no me bajó hasta llegar al cuarto. Me recostó en la camilla y me agarró ambas manos, el doctor había visto el suceso y llegó a la habitación con una inyección.

—No hay necesidad, doctor. Esta chiquita se va a comportar, ¿Cierto, corderito?— me miró y arqueó una ceja.

—¿Está seguro, señor?

—Sí, tengo otras formas de calmarla.

—Vendré a examinarla más tarde. Permiso— el doctor se fue de la habitación, dejándome sola con Akira.

—Eres un desgraciado, Akira.

—No creas que estaba bromeando con lo que dije. Quieras o no, vas a recibir ayuda. Si tratas de escaparte, no voy a ser muy bueno contigo.

—Como si lo fueras, imbécil.

—No me provoques, lisa, no te conviene. Voy a poner gente allá afuera con órdenes de dispararte si tratas de escapar. Me quedaré aquí el tiempo que sea necesario, pero luego, irás a una clínica donde te ayudarán. No podría perdonarme si por mis enemigos pierdo a mi mujer.

—Ya la perdiste, y no solo por ellos, si no por ti mismo.

—De ser así, me encargaré de obligarte a permanecer conmigo, hasta que vuelvas a quererme como antes. He sido muy imbécil y débil contigo, pero parece que te gusta más ese Akira de antes, veamos qué pasará de ahora en adelante.

—Es normal eso en ti. Dime un día que no me obligues hacer algo, contigo siempre es lo mismo.

—Si antes no me soportabas por eso, ahora seré peor, y más por lo que dijiste; ahora atente a las consecuencias.

—¡Púdrete!— soltó una mano, y la puso en mi cuello sin ejercer fuerza.

—Esa boquita está diciendo demasiadas necedades, parece que le hace falta algo de acción para que se mantenga ocupada. — me besó obligándome a corresponderle—. Eso es lo que hacía falta para que se te pasara la actitud de niña necia que tienes— lamió sus labios.

—¡Eres de lo peor!— puse mi mano en su hombro, intentando empujarlo.

—Para no gustarte como dices, no luces muy convincente en este momento. ¿Has visto tu cara?

—¡Lárgate de aquí, Akira!

—No, voy a ser tu sombra ahora. Espero estés consciente que no haré nada de lo que digas. Antes me dejaba manipular por ti, pero ya eso se acabó — me soltó y se paró al lado de la camilla—. Ahora haremos las cosas a mi manera, como siempre debió ser— es un maldito imbécil y desgraciado.

Se fue a una esquina de la habitación llamando a sus hombres para que custodiaran el hospital y cubrieran la puerta. Realmente les dio la orden de dispararme si intento huir. Así será difícil poder salir de aquí. ¿Qué mierda pasa por su cabeza?

—¡Maldito seas!— le grité, y sonrió con malicia, sentándose en la silla.

—Veamos qué vas hacer ahora, te reto a cruzar esa puerta— dedicó una mirada retante y fruncí el ceño molesta.

Pasaron 2 semanas, y aún estaba en el hospital, que parecía más un infierno que otra cosa. Akira no salió de aquí, por lo que pude escuchar en la llamada telefónica, es que aún tienen vivo a su hermano. No sé qué mierda está esperando. Ya el médico había venido para darme de alta, y era el día que estaba esperando para tratar de evitar que me llevara a una clínica. Yo no necesito ayuda de ningún tipo, no voy a permitir que se salga con la suya este desgraciado. Akira salió del cuarto por unos segundos y regresó rápido, no pude aprovechar ese momento para huir, no tenía como hacerlo.

—Ya llegó el día, princesa. ¿Aún sigues molesta?— que pregunta tan estúpida y necia.

—No quiero ir, no me lleves ahí, por favor — le pedí, tratando de evitar que lo hiciera. Quise sonar lo más dulce y triste posible, a lo que Akira se acercó.

—Te ves muy hermosa, princesa. Quisiera que las cosas fueran diferente y no tener que llevarte a ese lugar.

—Tu tienes la decisión en tus manos, no me encierres ahí, por favor — puse mis dos manos alrededor de su cuello.

—Si no lo hago, ¿qué va a ser de ti y de nosotros?

—Todo puede ser como antes, pero no me lleves ahí. Esto no podría perdonártelo — bajé mi cabeza, tratando de lucir afligida.

—Esta bien... 

—¿De verdad?— lo miré de vuelta, pero su expresión lucía muy triste.

—Esta bien si no me lo perdonas. No me gusta que me manipulen, chiquita, eso ya no va a funcionar conmigo y te lo advertí— sentí un pinchazo más abajo de mi hombro, y en segundos comencé a sentirme muy cansada, mi visión se estaba nublando rápidamente. Sentí los brazos de Akira alrededor de mi cuerpo.

—Te odio— no tenía fuerza ni para hablar.

—Lo siento, mi cielo, todo lo hago por tu bien.

No recuerdo nada más, solo sé que caí en un profundo sueño.