Chapter 267 - 64

Akira se acercó a mí y me ayudó a levantarme.

—Perdóname, otra vez llegué tarde— se notaba que había estado llorando, su rostro estaba rojo, al igual que sus ojos. Trató de abrazarme, pero lo evité. Me dolía mucho el cuerpo y no quería que nada ni nadie me tocara—. Otra vez permití que te hicieran daño, lo siento, soy un inútil— su voz se escuchaba entrecortada, y se veía bastante afectado. No dudó en tapar su rostro, al notar las heridas de mi espalda.

—Tu no tienes la culpa, sólo eres otra víctima más de esa miserable familia. Si alguien tiene la culpa aquí, esa soy yo. Yo escogí permanecer a tu lado sin importar lo que pasara, sabía que esto era lo que me esperaba al enamorarme de ti, y aún así lo acepté; supongo que tenías razón cuando dijiste que ya no había marcha atrás. Mientras siga viviendo y amándote, no tengo de otra que permanecer en este infierno; es por eso que ya lo decidí— Akira alzó la mirada y permaneció escuchándome—. No te pongas así, no importa lo que pase, no me arrepiento de haberte conocido o de amarte como lo hago, pero a veces no todo sale como uno quiere — puse mi mano en su mejilla y sequé sus lágrimas—. Te amo mucho, al igual que amo a nuestros hijos, nunca lo dudes— sonreí relajada, y levanté la cuchilla dispuesta a clavarla en mi, pero Akira me aguantó la mano.

—¿Qué es lo que estás haciendo?— me miró asustado y me quitó la cuchilla de la mano, tirándola a otra parte. Kanji me agarró los brazos.

—¡Suéltame!— forcejeaba con él para soltarme.

—Que sea la última vez que intentes algo como esto, lisa— Akira se veía asustado y a la misma vez molesto.

—Esta es la única solución— traté de hacerlo entender.

—Jamás permitiría que hagas algo como esto. ¿Cómo se te ocurre querer dejarme solo? ¿Qué mierda te pasa, lisa? ¿Así demuestras que me amas? Te lo he dicho muchísimas veces, ni siquiera muerta vas a librarte de mi. Te seguiré hasta el mismo infierno de ser necesario, pero no voy a tener una vida donde no estés— Akira se quitó su traje y me lo puso por encima—. Tú y yo vamos hablar cuando saque a lisa de aquí— fijó su mirada en Kanji. Me hizo caminar con él al auto.

—No voy aguantarte más, pero prométeme que no harás ninguna tontería—me quedé en silencio mirándolo fijamente—. Por favor, lisa.

—Ve, ahí tienes a tu hermano para que cumplas con tu venganza; no lo dejes escapar o te vas a lamentar.

—No te dejaré sola, lisa. De eso se encargarán mis hombres. Le haré pagar por lo que te hicieron, te lo juro.

—Tu hermana ya está muerta, es una escoria menos. Siento mucho no haberte dado el placer de matarla con tus propias manos.

—No me gusta como estás hablando, lisa. Hay que ir a un hospital, tienen que curarte esas heridas— se veía afligido.

—Ellos no pueden curar heridas internas, estás heridas superficiales no son nada.

—He fallado como esposo otra vez, soy un bueno para nada. Siempre permito que te lastimen, todo esto debió pasarme a mí— estaba llorando. Puedo entender su frustración, pero ¿De qué valen sus lamentos?

—Las cosas no van a cambiar por más que te lamentes, hay que aprender a vivir con ello— me subí al auto y me senté, tratando de no pegar mi espalda al asiento. 

Akira se fue a darles órdenes a sus hombres, mientras me quedé observando por última vez el ambiente. Ahora que lo veo desde esta perspectiva, no parece el mismo lugar. Akira trajo a Kanji y se subió al auto, sentándose al lado mío.

—Ya se acabo, lisa.

—No, aún no se acabado, todavía falta mucho más.

—No permitas que logren lo que querían, ya todo pasó y vamos a poder salir adelante.

—Gracias, Kanji. Por todo lo que hiciste allá dentro, de no haber sido por ti, ahora mismo estaría quién sabe si muerta.

—Pero estás bien. Sé que hemos tenido nuestras diferencias debido a lo de sobrino, sé que todo lo que pasó allá dentro fue lo que te hizo vivir él. Sé que me vez como alguien despiadado al igual que él, pero yo no soy así. No es el momento, pero quiero que entiendas que jamás te haría algo como eso. No me veas como él o como tú enemigo, lo menos que quiero es lastimarte, si hubiera podido hacer algo mucho antes y evitar lo que pasó, lo hubiera hecho.  Lo que siento por ti es real, y no te pido que me veas como hombre, porque sé que no lo harás y más por mi parecido a esa rata, pero al menos no me odies. Déjame estar a tu lado y apoyarte, no te pido nada más.

—¿Por qué estás hablando así, Kanji?

—Es como me siento. No vuelvas a tratar de hacer lo que hiciste allá dentro; de alguna forma me dolió. Sé que a la persona que amas es a ese que no te cuida, pero dame la oportunidad de cuidarte.

—Akira te matará si te escucha decir eso.

—No me importa, la que decide eso eres tú, no él— Kanji removió el mechón de cabello que cubría mi rostro.

—No lo hagas, Kanji— vi sus intenciones, y quise mantenerlo distante—. Somos socios y compañeros, somos un buen equipo y nos ayudarás a conseguir que mi esposo mate a toda su familia, ¿Te parece?— Kanji hizo un corto silencio y soltó un suspiro.

—Está bien, lo haré por ti.

—Lo sé.

Kanji puede ser una pieza fundamental en todo esto, es por eso que lo usaré.

Akira se subió al auto en la otra esquina y le ordenó al chófer a llevarnos al hospital. No dijo uno sola palabra, pero se mostraba muy afligido. Al llegar al hospital, nos atendieron. El médico preguntó lo que sucedió, pero no quise dar detalles. ¿Qué le importa? Mi cuerpo dolía demasiado, no sé cómo había podido soportarlo todo.

—¿Qué sucedió con mi embarazo, doctor?

—En los exámenes no hay rastro de que usted haya estado embarazada, señorita.

—¿Cómo es eso posible? Yo vi las dos pruebas y salieron positivas.

—Pueden haber muchos factores que muestran un falso positivo, nada indica que haya tenido un aborto — Akira bajó la cabeza, se vió muy afectado por la noticia.

—Entiendo.

—Le daré unos calmantes para que descanse, también debe ponerse esta crema, pues le ayudará mucho— se acercó un poco—. Señora, si está sufriendo algún maltrato, será mejor que lo diga, aún está a tiempo y yo puedo ayudarla.

—¿Ayudarme? ¿Tanto quiere que le diga lo que me pasó?— me levanté y Akira interfirió.

—No está sucediendo nada, doctor. Será mejor que no se meta en estos asuntos, solo haga su trabajo.

—Lo siento, espero se mejore. La dejaré por unos días, antes de darle de alta. Le daré medicamentos para el dolor y las cremas — el doctor salió del cuarto y me quedé a solas con Akira.

—Ya escuchaste, no vamos a tener otro bebé. No es el momento, Akira. Las cosas no salen siempre como uno quiere.

—Perdóname, lisa — se veía que estaba controlando las ganas de llorar.

—¿Qué pasó con nuestros hijos?

—Ellos están bien, están a salvo, princesa.

—Quiero verlos.

—Tan pronto salgas de aquí, corderito.

—¿Por qué no me miras a la cara, Akira?— levantó la cabeza y me miró—. Mucho mejor, mi amor.

—Quiero ir contigo cuando vayas a darle su merecido a tu hermano.

—No es buena idea, lisa.

—¿Harás que me pierda la diversión?

—No quiero que sigas presenciando ese tipo de cosas, tú no estas bien.

—¿Quieres saber todo lo que me hicieron?

—Lisa…

—Entonces me dejarás unirme a la diversión.

—No puedo permitirlo, perdóname.

—Demuéstrame cuánto puedo confiar en mí esposo, demuéstrame cuánta rabia le tienes, y cuán culpable te sientes, demuéstrame que me amas y hazle vivir un infierno, así como me lo hicieron vivir él a mi, Demuéstrame cuán cruel puedes llegar a ser, eso es todo lo quiero de ti; eso quizás me haga sentir satisfecha, eso es todo lo que necesito. Quiero ver esa expresión de satisfacción que pones en tu rostro cuando vas cortando cada parte de tus enemigos. Muéstrame tu odio, ese es el Akira que quiero ver, ese detestable monstruo que muestra su lado sádico. Quiero conocer ese demonio del que me enamoré, ¿Podrías hacer eso por mi?

—¿Quién eres? ¿Dónde está esta mi corderito? Ella jamás diría algo así.