Esto será una mala idea, pero estoy cansada de que siempre él pueda hacer las cosas y yo no. Estoy harta de tener que soportar verlo con otras. Kanji me acercó a él para bailar. Estaba demasiado cerca.
—Tu cambio de parecer me parece muy adorable. Eres una chica muy inteligente.
—¿Vas a dejar de buscarme luego de esto?
—No puedo prometerte nada, ya te lo dije.
—Esto me causará muchos problemas. Akira no se quedará quieto hasta saber quién es mi acompañante en este momento.
—¿Te estás arrepintiendo?
—Eres la persona con la que menos Akira desearía verme.
—¿No les has dicho nada sobre mí?
—No, aún no he tenido el momento, pero lo haré.
—¿Te estás preocupado por mi?
—Claro que no, idiota. No tiene nada que ver — Kanji me acercó más a él.
—Eso me parece. No tienes que preocuparte por tu esposo, aún no voy hacerle nada. Tengo unos planes en mente ahora y quiero que me ayudes en ellos.
—Yo no voy ayudarte en nada. Eres enemigo de Akira y mío.
—No recuerdo haberte hecho nada malo, además no te estoy pidiendo que me entregues a Akira. Si fuera eso, ahora mismo podía secuestrarte y hacer un espectáculo especial para que tu querido Akira venga conmigo. Quiero que trabajemos juntos, eso es lo que quiero pedirte.
—¿Estás demente? ¿En qué podría ayudarte alguien como yo?
—¿No te gustaría callar la boca de ese imbécil? Si te conviertes en alguien mejor que él, podrías tenerlo a tus pies.
—Jamás me metería en un negocio sucio como él.
—Eso no fue lo que dije. Podrías ser una negociante o propietaria del lugar que elijas. No todo lo que se hace es ilegal, yo puedo ayudarte en eso.
—No entiendo nada. No me interesa ser nada de eso. Además, ¿qué ganas ayudándome?
—Dos cosas, ya tenía pensado abrir un negocio en este estado. Con tu ayuda podría hacerlo, y segundo, podría tenerte un poco más cerca.
—No me interesa. Tienes muchos socios y dinero para hacer cualquier tipo de negocio con quién sea. ¿Por qué yo?
—Ya te lo dije, mi forma de verte no ha cambiado.
—Jamás trabajaría contigo.
—En este trato tu ganas mucho más que yo. Podrías ser independiente, no tendrías que preocuparte por la estabilidad tuya y de tus hijos, a la vez podrás darle a Akira por donde le duele. ¿No te gustaría que Akira te vea como alguien inteligente y seria? Akira acostumbra a salir con chicas independientes, modelos, actrices, mujeres que tienen una buena reputación y que pueden servirle en sus negocios. ¿Entiendes a lo que me refiero? ¿Quieres ser una niña tonta toda tu vida? ¿No tienes ganas de demostrar de lo que eres capaz?
Akira
—Estás algo distraído, Akira. ¿Te sucede algo? — preguntó Sofía.
—No.
—¿Estás buscando a tu esposa, verdad? Eso fue muy humillante. No me dijiste que tenías esposa.
—No es algo de lo que tenga que hablar contigo. Sigue haciendo tu trabajo y tú papel de mujer, de los demás asuntos me encargo yo.
—¿Por qué me tratas así? ¿Estás aún enamorado de ella?
—¿Y si es así qué? No me colmes la paciencia, Sofí, no me hagas recordarte nuestras condiciones.
—Creí que había confianza entre los dos.
—Creíste demasiado, yo no confío en nadie y no me sigas colmando la paciencia, te lo estoy advirtiendo.
—Si estás buscándola tan desesperadamente está allá. Está en la pista de baile con otro hombre. No es un amor mutuo, ¿Cierto?
—Luego me encargo de tu boca, ahora largo de aquí.
—¿Realmente vas a buscarla?
—Sal de mi camino, Sofí — la empujé a un lado y seguí mi camino.
Lisa
—Deberías tomarlo en cuenta. Te daré dos días para pensarlo. Espero tomes una buena decisión.
—No voy aceptar eso.
—Deberías de ver a tu esposo ahora mismo, parece el diablo en persona. Está caminando hacia acá. Vámonos juntos — Kanji me agarró el brazo y me hizo caminar a su paso.
—No puedo irme, mi amiga está aún aquí.
—Yo te llevo.
—No voy a ir contigo a ninguna parte— miré en dirección de Akira y venía con su mano metida en el traje. Este hombre está loco —. Buscaré un taxi y me voy para mi casa — le dije a Kanji.
—Vamos afuera — ¿Qué mierda fue lo que hice? Ya olvidaba que Akira está loco. Esto fue una mala idea. Caminé más rápido y Kanji detuvo un taxi para mí, me subí al taxi y Kanji se despidió.
—Piensa en lo que te dije. Te buscaré luego — Cerró la puerta del auto y le pedí al taxista que me llevara a la casa de Mr. Jefferson.
Tengo que quedarme con los niños y lo mejor será pasar la noche allá. Si me voy a mi casa, Akira puede aparecer y hacer algo muy malo. No puedo seguir con esto ya, estoy tan cansada de todo.
Llegué a la casa de Mr. Jefferson y le pagué al taxista.
—Te ves muy hermosa, lisa.
—Gracias, Mr. Jefferson. ¿Y mamá?
—Está dormida.
—¿Y los niños?
—Estan dormidos. Se acostaron desde temprano.
—Me quedaré por esta noche aquí, ¿No le molesta?
—Para nada. Te he dicho que esta es tu casa— antes que pudiera responder, se escuchó el freno de un auto frente a la casa.
—¿Qué fue ese ruido?— Mr. Jefferson caminó a la puerta y la abrieron de una patada. Vi a Akira sumamente molesto y caminó hacia mí.
—¿Qué haces en mi casa, Akira?— Akira no respondió, solo siguió caminando hacia mi.
—¿Y a ti qué te pasa?— Akira me levantó en sus hombros para llevarme a la fuerza.
—¡Suelta a lisa, Akira!— pidió Mr. Jefferson.
—Nadie me dice lo que tengo que hacer con mi esposa. No te metas, Jefferson.
—Estás en mi casa y si intentas llevártela, no respondo —Mr. Jefferson sacó el arma y le apuntó, a lo que Akira sonrió y siguió caminando a la puerta.
—¿Por qué no lo intentas, padre?
—No te lo voy a permitir, Akira— Mr. Jefferson seguía apuntándole. Yo estaba forcejeando con Akira, pero por más patadas y golpes que le daba, no me soltaba.
—Si no tienes la valentía de jalar el gatillo, no me hagas perder el tiempo. Dispara si quieres, me la llevaré de igual manera —Akira siguió caminando hasta el auto y me metió de mala gana. Cuando cerró la puerta traté de abrirla, pero no abría por dentro. Al subirse, aceleró el auto. Mr. Jefferson salió, pero no hizo nada. No iba a poder hacer mucho como quiera.
—¿Qué es lo que estás haciendo, Akira? — le grité molesta.
—Ya me cansé de tu maldito juego, te lo advertí y no me escuchaste, ahora atente a las consecuencias, perra.