Estaba jugando con los niños, cuando llegó Akira. Podía esperar cualquier cosa, pero no sabía que vendría tan pronto. Justo lo que necesitaba, al menos no tendré que aguantarme esta maldita rabia dentro de mi. Llegó con unas rosas y unos regalos para los niños. Muy sonriente el cabrón, eso me estaba hirviendo la sangre. Saludó a Mr. Jefferson y a los niños, para luego venir a donde mí.
—¿Mi corderito no está feliz de que haya regresado antes de tiempo?— tengo que calmarme y no perder la cabeza. Todos están aquí y no puedo hacer un drama frente a todos. Sonreí como si nada estuviera pasando.
—Por supuesto, mi amor. No sabes lo feliz que estoy — lo abracé con unas ganas de matarlo—. Te extrañé mucho, querido— lo besé y puse mis brazos alrededor de su cuello—. ¿Será que mi esposo pueda atenderme ahora?
—Oh, ¿Está caliente mi princesa?— me miró incrédulo. Engañarlo no es fácil, pero no me importa si se da cuenta de que algo está pasando. Necesito que salgamos de aquí cuanto antes o no podré aguantar más.
—Es tu culpa — lo besé —. Habías dicho que íbamos a estar solos cuando regresaras. ¿Será que podemos hacerlo hoy?
—Eso no se pregunta, corderito.
Mr. Jefferson se acercó a Akira y quise evitar que lo sacará aparte. No quiero que le advierta, no es el momento de decirle nada sobre Kanji.
—Mr. Jefferson, ¿Puedo pedirle un inmenso favor?— pregunté rápidamente.
—¿Qué sucede, lisa?
—¿Podrías quedarte con mis hijos por esta noche?— miré fijamente a Mr. Jefferson y accedió.
—¿Ya se van?— preguntó mi mamá.
—Si, mamá, regresaremos mañana. Perdonen las molestias.
—No te preocupes, hija — nos despedimos de ellos.
Me acerqué a Lin y Kaori y me despedí, ambos me abrazaron fuertemente. Lin me miró fijamente y le tiré un beso.
—Todo estará bien, mi amor. Cuida de Kaori mientras no esté.
—Lo haré, te amo — me despedí por última vez y Akira hizo lo mismo.
Por el camino, Akira rompió el silencio que se había formado entre los dos.
—¿A dónde quieres ir, corderito?
—Pensé que tendrías un plan, siempre eres tu quien lo tiene, ¿No es así, mi amor?
—Bueno, si me estás dando a escoger conozco un lugar donde puedo llevarte.
—¿Cómo te fue en el viaje?
—Bien, preciosa. ¿Me dirás lo que sucedió mientras no estaba?
—Cuando lleguemos a nuestro nidito, corazón — todo el camino fue en silencio.
Me trajo a una de las casas de seguridad que compró. No habíamos venido solos nunca. Supongo que él ya lo había hecho. Según entramos a la casa no pude aguantarme más, tampoco tenía que hacerlo. Traté de darle una bofetada de la rabia, pero Akira la detuvo.
—Oh, ¿mi corderito está de buen humor? ¿Así quieres hacerlo hoy?— su tono sarcástico me molestó más de lo que ya estaba.
—¿Me vas a explicar que mierdas has estado haciendo con nuestro hijo, cabrón?
—Baja ese tono, corderito.
—A mi no me digas que hacer, Akira. ¿Vas a decirme o no?
—No sé de qué hablas, princesa.
—¿Cómo puedes hacerte el pendejo enfrente de mi, cuando ya lo sé todo, infeliz.
—No sé de qué hablas linda, pero tú actitud y tu tono, no me gusta para nada.
—¿Como te atreves a meter a un niño en tu sucio negocio, Akira? ¿En qué mierdas estás pensando? ¿Te has vuelto loco?
—¿Así que se trata de eso? ¿El mocoso se fue a dar la queja a su mami?
—A nuestro hijo no le llames mocoso. No sabes las ganas que tengo de matarte en este momento, maldito.
—No sé cuál es el problema. Lin ya no es un niño, ¿Lo quieres seguir llevando por el camino de ser un nene pegado a las faldas de su mami? Es un hombre, lisa; si quiere tener un lugar en esta familia, tendrá que hacer lo que corresponde como hombre de la casa.
—¡Tiene 13 años, maldito desgraciado! No es un hombre, ¿Cómo te atreves a pedirle que sea como tú? Jamás permitiriá que se convierta en el monstruo que tengo en frente.
—Cuidado con lo que dices, lisa, no me provoques.
—Eso te digo yo a ti, infeliz. ¿Con qué tipo de hombre me casé? Tanto que criticaste a tu padre y te estás convirtiendo en él. Tanto que odiaste y maldeciste ser hijo de ese viejo, pero mírate, ya estás al nivel de tu padre, ¿Cómo te puedes meter con un niño? Eres de lo peor.
—¡Cállate, lisa o no respondo!
—Ahora entiendo porque no hemos podido tener un hijo, no lo había visto de esta manera, pero es lo mejor. ¿Para eso querías tener más hijos conmigo? ¿Qué tipo de hombre eres, Akira? ¡Te desconozco!— Akira levantó su mano, pero se detuvo.
—¡Vete de aquí, lisa!
—¿O qué? ¿Me vas a golpear o vas a violarme como siempre haces?
—Si sigues hablándome así me vas a conocer. No quiero lastimarte, así que cállate y lárgate.
—Esta es la forma que siempre solucionas todo. Eres una mala influencia y un mal ejemplo para nuestros hijos. No voy a permitir que los conviertas en lo mismo que tú. Sabía que no eras el hombre perfecto, pero creí que habías cambiado por tu familia, Akira. Que decepción— mis lágrimas comenzaron a bajar por mis mejillas—. Te amaré muchísimo, pero mis hijos van por encima de todo— sequé mis lágrimas—. Esto es algo que no te voy a poder perdonar nunca, Akira.
—¿Qué estás tratando de decir, lisa?
—No voy a dejar que te acerques a nuestros hijos. No voy a dejar que los arrastres a la vida de mierda que has tenido tu.
—Yo no hice nada malo, solo quería hacerlo más fuerte. No quiero que nuestros hijos sean igual de débil que tú, lisa.
—No todos deben, ni quieren ser como tú, Akira. Sí, soy débil, pero yo no quería escoger está vida, y si lo hice, fue porque me enamoré de la persona equivocada y ese fue mi maldito error.
—¿Ahora te arrepientes, lisa?
—De nada sirve hacerlo, ¿O sí?
—Ya no tienes elección de igual forma. Ya es muy tarde para arrepentirte.
—¡Ya me cansé, Akira! Yo no puedo seguir así.
—¿Qué dijiste?
—Quiero el divorcio.
—¿Tú crees que te lo voy dar así de fácil?— me dedicó una mirada amenazante, pero aún así no me voy a retractar.
—No me importa lo que tú quieras.
—¿Crees que tú sola te mandas, niña insolente?— me agarró el brazo y me acercó a él—. Parece que se te a olvidado quién manda aquí, lisa— de un jalón solté mi brazo y me cuadré frente a él, dedicando una mirada amenazante de vuelta.
—Si crees que tú eres el único que manda en esta relación, déjame decirte que estás equivocado. Tú no me dices que tengo que hacer o no. Tú no eres mi padre, eres mi marido. Si yo decido no estar contigo, tu tendrás que aceptarlo, te guste o no te guste —Akira sonrió.
—"Cría cuervos y te sacarán los ojos". No te saldrás con la tuya. Tú me perteneces y no hay manera de que te deje ir fácilmente. Prefiero acabar contigo antes de que te alejes de mi— me subió en sus hombros sin aviso.
—¡Suéltame, Akira! — tiré patadas y le di golpes en la espalda, pero no me bajó. Me llevó a la habitación y me tiró en la cama.
—Me tienes cansado con tu insolencia— se comenzó a quitar la corbata y quise levantarme de la cama, pero me jaló y me tiró a la cama de vuelta subiéndose sobre mí—. No creas que te vas a ir así de fácil, corderito. Voy a cobrar una y cada una de tus provocaciones— me agarró las manos y las sujetó con su corbata —. ¿A dónde crees que irás ahora?— presionó con una mano mis muñecas y llevó su dedo a la boca.
—¡Suéltame, Akira! Te juro que si haces algo, no te lo perdonaré nunca — forcejeaba con mi cuerpo y brazos, pero su peso estaba sobre mí.
—¿Qué sucede, corderito? Creí que eras más fuerte. Puedo hacer lo que me plazca contigo y no podrás soltarte. ¿No es divertido?
—¡Eres un patético! Estás equivocado, si crees que con esto, vas a lograr que cambie de opinión; solo harás que te odie más.
—Ódiame todo lo que quieras. Siempre lo has hecho, ¿No es así? — besó mi cuello bruscamente y lo mordí en el hombro, a lo que comenzó a reír—. Que perrita tan divertida tengo de esposa.
—Eres un monstruo, Akira. Eres igual o peor que tú padre. ¡Te desprecio!— grité con todas mis fuerzas —. Estoy cansada de que me trates como una cualquiera. Yo no soy un maldito juguete que puedas usar a tu antojo para descargar tus frustaciones, infeliz. ¿Crees que así podría continuar amándote? Todo lo quieres solucionar con esto. Te has convertido en la peor persona que pueda existir. Si supieras lo que me hiere cada vez que me lastimas. Te he soportado tanto porque creí que habías cambiado, pero no fue así. Acabaste con todo a tu paso, conmigo y con nuestra familia. Tu negocio, tu venganza, tu cambio, tus actitudes, con todo eso has hecho que nuestra relación se vaya a la mierda— estaba en llanto, pronunciar esas palabras era como tener un puñal en el pecho— Te has convertido en un ser despreciable como tú padre y como tus enemigos. No quiero seguir a tu lado, Akira. Mátame de una puta vez si eso te hace feliz. ¡No seguiré siendo tu maldito juguete! No voy a seguir permitiendo que acabes con lo único presiado que tengo. "Mis hijos". Me decepcionaste a mí y a toda nuestra familia que confiaron en ti. Lin siempre te vió como un padre genial, quería ser como tú y te aprovechaste de eso. Deberías sentir vergüenza por lo desgraciado que has sido con tu hijo. ¡Nos fallaste a todos! Espero estés satisfecho con lo que has conseguido— Akira se salió a un lado y me soltó las manos, no dijo una sola palabra. Trató de secar mis lágrimas, pero le di un golpe a su mano.
—No me toques. No vuelvas a tocarme nunca más en tu vida. No te acerques a nuestros hijos si vas a seguir siendo este demonio despreciable que no le importa nada más que su bienestar. Acabaste con todo, ¡Te odio, Akira!— me levanté de la cama y salí de la habitación. Sentía un nudo en mi garganta y mis lágrimas no se detenían. Duele renunciar a la persona que más amas, pero de nada sirve estar al lado de alguien que ni siquiera piensa en sus hijos. No puedo permitir que mis hijos sufran más por su culpa. Si él no pensó en su familia, no tengo porqué pensar más en él.
A veces se toman decisiones erróneas… este es mi pago por esa decisión…
Amar a veces no es suficiente…
Quizás después de todo, esto es lo que nos depara el futuro…
Él por su camino y yo por el mío…