—¿Ahora ves de lo que hablo sobre la palomita?
—¡Déjame ir, por favor!— suplicó la chica en llanto.
—No te hice nada, así que deja de llorar. No vuelvas a venir por aquí o para la próxima no seré bueno contigo. Que te sirva de lección. Ahora lárgate de una puta vez— dejé ir su pelo y ella salió del despacho.
¿Cómo te atreves a darme la espalda y dejarme, corderito? Creo que es tiempo de hacer que me respetes, niña insolente.
Lisa
—Llévame a otra parte. No quiero estar más aquí— le pedí al chófer al subirme al auto.
—¿Está todo bien, señora? ¿A dónde quiere que la lleve?
—Llévame al trabajo.
No voy a pensar más en el asunto, él no pensó en mí dolor. Estoy cansada de que me vean la cara de estúpida. Yo creí que él había cambiado y que podía confiar plenamente en él, pero me equivoqué. Llegamos a mi trabajo y me bajé del auto. Habían muchas personas adentro. No tenía ganas de fiesta, pero necesitaba distraer mi mente. No quiero pensar en ese traidor. Caminé a la entrada y antes de abrir la puerta, alguien la abrió por mi.
—Permiso— su rostro de alguna forma me recordó a alguien que no hubiera querido recordar. El hombre caminó por el lado mío y sentí una corriente por todo mi cuerpo, algo muy escalofriante.
—¿Kanji?— el color de pelo y esos ojos, eran casi iguales. A diferencia que su tez era mucho más blanca, el pelo más largo y su estatura también era más alta.
—¿Le sucede algo, señorita?— no se parecía en la voz tampoco. ¿Qué estoy diciendo? Kanji está muerto. Mi cabeza estaba jugando conmigo y de una manera muy cruel.
—Lo siento, señor. Permiso— entré al café tratando de olvidar ese escalofrío, que aún sentía al recordar a ese ser. Estoy perdiendo la cabeza, pensar en todo lo que pasó con Akira me tiene muy mal.
—Pensé que no te ibas a unir a nosotros— me dijo Laura junto a Vanessa.
—Siento mucho haber llegado tarde. Tuve un asunto que atender, pero aquí estoy.
—Espero te sientas cómoda y puedas disfrutar un poco de la fiesta.
—Por supuesto que lo haré— fingí una sonrisa—. ¿Puedo ayudar en algo?
—Puedes acompañarnos a la cocina para traer los entremeses.
—Bien— fui a la cocina para ayudarlas.
Akira
—¿Dónde esta lisa?
—No ha regresado, Sr. Akira.
—¿No sabes dónde está?
—No, señor. El chófer se fue con ella, él le puede ayudar.
Llamada telefónica
—¿Dónde esta lisa?
—Esta en su trabajo, señor.
—Regresa a la casa, yo la iré a buscar.
—Como ordene — colgué la llamada.
—¡Papá!
—¿Cómo está todo, Lin?
—Bien, papá. ¿Cómo te fue?
—Todo bien. Luego tenemos que hablar, creo que ya es hora.
—¿Tan pronto?
—Eres muy bueno, seguirás practicando de igual forma.
—Esta bien, papá. ¿Donde está mamá?
—La iré a buscar al trabajo.
—¿Puedo ir contigo?
—No, quédate con Kaori y cuida de ella. Tu mamá y yo tenemos unos asuntos que arreglar.
—¿Pasó algo, papá? Te ves molesto.
—Tu madrecita tiene una forma tan especial de hacer las cosas que siento ganas de...— hice una pausa— regañarla. Lo más probable necesite tu ayuda con ella, Lin.
—Esta bien, papá.
—Ahora ve a descansar con Kaori. Buenas noches, campeón.
—Buenas noches, papá.
Lisa
Luego de ayudarlas me quedé en una esquina de la fiesta, no tenía ganas de socializar con nadie. Entre más lejos esté mejor para todos.
—¿No se te da mucho lo de compartir?— preguntó Vanessa, acercándome un vaso de jugo.
—Grácias. Realmente no, no me gustan las fiestas.
—Pude notarlo, somos muy parecidas. No estoy acostumbrada a las fiestas tampoco, no son lo mío.
—¿Qué hacen por aqui solas?— Laura se acercó también junto a Haru. El pequeño espacio que había creado para estar sola, ya no lo tenía y era incomodo.
—Este lugar es para los inadaptados como nosotros.ñ— dijo Haru entre risas.
—Creo que todos estamos iguales— no pude evitar reír por su comentario, todas hicieron lo mismo.
Mientras compartíamos, escuché muchos murmullos y todos fijamos la mirada a la entrada. No se podía ver que estaba ocurriendo, solo se pudo ver a varias de las chicas mirando a esa dirección.
—¿Qué estará pasando?— preguntó Laura—. Creo que me acercaré — diciendo eso, vi a Akira caminando hacia mi. Abrí mis ojos de par en par. ¿Cómo se atreve a venir aquí? Me causará problemas en el trabajo. Su rostro lucía molesto, debe estar buscando la forma de hacerme pagar por lo que hice.
—¿Qué esperas? — preguntó según se acercó. Me quedé fria, no sabía que responder. Realmente no quería verlo, no ahora. Me acerqué a Akira lo más que pude.
—No te atrevas hacer ninguna estupidez aquí, Akira. Cuando salga iré a la casa, espérame mientras tanto — Akira puso su mano en mi cuello, sin hacer ninguna fuerza.
—Vamos para la casa ahora, corderito— su mirada era aterradora, pero no voy a dejar que eso me afecte.
—¿Usted quién es? — preguntó Laura, a lo que Akira me besó frente a todas y fijó su mirada a Laura.
—Su esposo— los tres se quedaron callados y Akira volvió a mirarme—. ¿Vas a venir o te tengo que llevarte arrastrada, lisa?
—No voy a irme, Akira. Será mejor que te vayas y hablemos cuando llegue a la casa — quería evitar a toda costa tener que verme obligada a irme con él. No tenía ganas de verlo y menos luego de hacer este tipo de cosas afectando mi trabajo. Akira sonrió y empezó a quitar botón tras botón de su traje—¿Qué mierda estás haciendo?— pude ver parte de su arma por dentro del traje.
—Si no vas a venir a la buena, supongo que no tengo opción que hacerlo a la mala. ¿Quieres que forme una masacre aquí, corderito?— su mirada fue amenazante y aterradora. Se muy bien que sería capaz de eso y mucho más.