—¿No sabe qué pudo causarles esto, Mr. Jefferson?
—Necesitamos esperar hasta que uno de los dos despierte para saber lo que ocurrió. Algo no me cuadra en todo esto. Estoy casi seguro que alguien lo provocó. Akira jamás había tenido un accidente y mucho menos de auto. Solo espero que pueda recuperarse para que ese bebé pueda conocer a su padre y estar con su mamá.
—Dios mío, ¿Cómo pudo pasar esto? ¿Quién podría ser capaz de algo así?
—Toda la gente alrededor nuestro son capaces de eso y más, señora. Ahora más que nunca hay que protegerlos a los dos. Los sacaré de este hospital lo más rápido posible. Si fue algo provocado estoy seguro que los buscarán para rematarlos. La vida de ambos corre peligro.
—Por Dios, no me diga eso.
*Lisa*
—¿Dónde estoy? ¿Porque todo se ve oscuro?
—Lisa, despierta.—dijo una voz conocida a lo lejos
—¿Akira?
—Lisa, despierta.
—¿Mamá?—la visión oscura comenzó a irse aclarando
Pude ver la silueta de alguien junto a mi
—Lisa, ¿Estás bien?—su voz se escuchaba muy lejos, ¿Por qué?
—¿Mamá? ¿Dónde estoy?
—Estás en el hospital, mi amor. Gracias a Dios estás bien.
—¿Donde está Akira?
—Lisa, ¿Cómo te sientes?— preguntó mamá, evadiendo la pregunta
—Adolorida.
Mi cuerpo se sentía extraño y me dolía todo
—Tu bebé ya nació, querida.
—¿Qué?
—¿No recuerdas nada?
Recuerdos
—¡No funcionan los frenos!
Recordé a Akira cuando lo mencionó
—¿Donde está Akira, mamá? ¿Qué pasó con Akira? Él estaba en el auto conmigo.
—Relájate, hija.
—¿Por qué me pides que me relaje, mamá?— intenté levantarme
—Hija, no puedes hacer eso todavía.
—Me duele, ¿Qué es esto?—me retorcí del dolor, al intentar moverme
—Lisa, te hicieron una cesárea de urgencia. El bebé ya nació.
—¿Dónde está mi bebé?
—Lo tienen en una incubadora por haber nacido prematuro, pero su salud está bien.
—Tengo que ir. — intenté levantarme, pero el dolor era insoportable
—Lisa, no puedes levantarte todavía.
—¿Dónde está Akira?
—Lisa…
—Señora, permítame hablar con su hija, por favor. —dijo Mr. Jefferson, acercándose a la camilla
—Mr. Jefferson, ¿Dónde está Akira? ¿Por qué evaden la pregunta?
—Déjanos a solas, por favor.—mi madre salió de la habitación
—Lisa, necesito que guardes la calma con lo que te voy a decir. Akira está en un estado crítico por el accidente, aún está inconsciente no se sabe cuando despierte ni los daños que haya provocado.
—¿Qué? ¡Llévame con él!
—Lisa, no te puedes levantar ahora. Debes quedarte tranquila.
—¿Tranquila? ¿Cómo me puedes pedir eso?—arranqué el suero y busqué la manera de levantarme
Podía sentir la sensación en la herida como si se me fuera a salir el alma al haberme levantado. Tengo que buscar la manera de ir a donde ellos. No puedo quedarme aquí. Mr. Jefferson me aguantó y se cruzó en mi camino para que no pudiera dar un paso más.
—Lisa, si te pones de esta manera tendré que pedir que te ceden. No puedes hacer esto ahora. ¿Quieres que se compliquen más las cosas?
—¿Y se pueden complicar más? Tengo que verlos ahora. Me lleva o yo misma lo voy a patear para que se salga de mi camino.
—Entiendo tu preocupación, pero estas delicada aún. Tu herida se puede abrir, tienes que esperar al menos 24 horas para poder levantarte. No puedes irte así como así.
—Claro que puedo. Póngame a prueba. Salga de mi camino, Mr. Jefferson.
—Eres igual de terca que Akira.
—¡Tengo que verlos ahora!—le dediqué una mirada amenazante a Mr. Jefferson, por lo que terminó cediendo
—Llamaré al doctor para que te lleve, pero si te sientes muy mal vendrás de inmediato, ¿Quedó claro, lisa? Lo hago por tu bien.
—Gracias— caminé como pude
Me dolía mucho y me sentía muy mareada. Mr. Jefferson me aguantó y caminamos por el pasillo a buscar al doctor.
—¿Qué hace de pie, señorita? Debe ir a recostarse.—dijo el doctor, intentando llevarme de vuelta a la habitación
—Suéltame, yo tengo que verlos.
—En su condición no podrá hacerlo.
—Llévame ahora.— grité molesta, a lo que Mr. Jefferson abogó por mi
—Doctor, permita que los vea o no se podrá calmar está fiera, ya lo intenté. Si no quiere que prendan esta clínica en fuego será mejor que la lleve.
—Son tal para cual. La última vez fue el Sr. Akira y esta vez es usted la que causa este tipo de problemas, señorita.
—¿Me va a llevar?
—La llevaré primero con su hija.
El doctor me llevó a un cuarto donde habían muchos bebés dentro de unas pequeñas cajas transparentes. ¿Así que esto es una incubadora? Caminé mirando a todos los bebés que habían en busca de mi hija. Era imposible confundirla. Al ver a mi hija no pude aguantar las ganas de llorar. Era tan pequeñita, quería tenerla en mis brazos, pero no podía. Estaba encerrada en esa pequeña caja.
—Quiero cogerla.
—No puede, señorita. Lo único que puedo hacer es abrir aquí para que pueda tocarla. Solo serán unos días. Es por su bien. —metí mis manos para tocarla
Era tan pequeñita y su piel era muy suave. Estaba dormida, pero al tocarla abrió sus ojos. Pude ver los ojos de Akira en ella, azules como el cielo.
—Es tan hermosa —no pude detener mis lágrimas
Muero por tenerla en mis manos y que Akira esté aquí.
—Papito no puede verte ni cantarte ahora, pero ya pronto lo hará, te lo prometo.
¿Por qué tuvo que pasar esto?
Me aguantó el dedo mientras la tocaba. Era tan hermosa. Se parece tanto a Akira. Pensar en eso me hacía llorar aún más. Eran muchas las emociones que sentía. Estuve contemplando por un largo rato a mi hija detrás de la ventanilla.
—Doctor, lléveme con Akira, por favor.
Me llevó a la habitación donde lo tenían y mi corazón estaba destrozado al ver como estaba. Tenía heridas en todo su cuerpo, un yeso en su brazo y su pierna estaba levantada, estaba conectado a más máquinas que la otra vez que estuvo hospitalizado. Tenía unas mangas tanto en la nariz, como en la boca. Verlo de esa manera me partió el corazón.
—Akira, Por Dios, ¿Por qué tuvo que pasar esto? Estábamos tan bien y tan felices. Nuestra bebé nació y no pudiste verla. Es igual a ti, tiene tus mismos ojos. Tienes que recuperarte y salir de esta para que puedas ver esos dulces ojos y ver lo pequeñita y frágil que es nuestra hija. ¿Por qué tienes que pasar por esto, Akira? Estábamos tan tranquilos, tú dejaste todo a un lado por nuestra familia y aún así te hacen esto. No mereces sufrir más. Recupérate, por favor. Nuestra hija quiere que le cantes y le leas sus cuentos antes de dormir. No soporto verte así. Por favor, despierta.— estallé en llanto
—Lisa, no quiero molestarte en un momento como este. Será mejor que vayamos a tu habitación, has caminado mucho y necesitas descansar.
—El dolor en el cuerpo no es nada comparado a lo que siento en el pecho, Mr. Jefferson. ¿Por qué se empeñan en jodernos la vida? ¿Cómo alguien puede hacer algo así?
—De eso quiero hablar contigo, lisa. Vayamos a la habitación. Cuidaré de Akira y de la bebé. Los sacaré de aquí a los tres. No dejaré que les hagan nada, lo prometo.
Quería quedarme más tiempo, pero tengo que recuperarme para poder cuidar de nuestra bebé y de él. Le di un beso en la frente a Akira y le dije que lo amaba, aunque sé que no puede escucharme. Salimos de la habitación y me llevaron a la mía. El dolor que sentía en el pecho y el odio que le tengo a esas personas que le hicieron esto, es mucho. ¿Por qué le siguen haciendo daño a mi familia? No voy a permitir que le hagan más daño a Akira, ni mucho menos a mi bebé. Lo juro.