Chapter 12 - 12

Kanji:

—Al parecer la Srta. Kyomi se fue a la casa.

—No puedo estar tranquilo. Necesito saber dónde está. Ni siquiera le pedí su información personal. No puedo esperar a mañana.

—¿Quiere que consiga sus datos, Señor?

—Sí, hazlo. Necesito saber si está bien y advertirle sobre Aomi.

Lisa:

—No has dirigido ni una sola palabra por todo el camino— soltó Akira indiferente.

—¿Qué quiere que le diga?— respondí cortante.

—Primero que todo, quiero saber qué te dijo esa zorra.

¿Cómo puedo decirle todo? No creo que le guste la idea de saber todo lo que Aomi me dijo. ¿Por qué tiene que preguntar esto ahora?

—¿Vas a guardar silencio? —se acercó y sujetó mi mentón, haciéndome mirarlo.

Mis manos temblaban al tenerlo tan cerca.

—Ni siquiera me has mirado desde que salimos, ¿Será que mi corderito me odia?

—¿Cómo pudo hacerle eso? Ella lo amaba.

—No es mi problema. Ella mismo firmó su sentencia de muerte, en el momento que pensó traicionarme, pero no es algo que deba discutir contigo. Ahora repito la pregunta, ¿Qué te dijo esa zorra?— acarició mis labios con su pulgar.

—Me dijo que lo amaba y todo lo que había pasado con usted. Eso fue todo lo que me dijo.

—¿Por qué será que siento que estás mintiendo? ¿No te he enseñado suficiente, corderito? — acarició con su otra mano mi pierna.

La simple razón de tenerlo tan cerca, luego de haber visto todo lo que vo, es imposible guardar la calma. Mi cuerpo era un manojo de nervios. Siento miedo de sus manos, siento miedo de lo que haga, siento miedo de él.

—Me dijo sobre sus verdaderos planes y los trabajos que le encargaste—desvié la mirada.

—¿Así que es eso? Entonces en este momento debes de saber de mis intenciones, ¿No es así? —continuaba subiendo sus manos, hasta llegar a mi ombligo.

—¿Qué intenciones?— pregunté confundida.

—De matarte— puso su mano alrededor de mi cuello, sin ejercer ningún tipo de fuerza—. Deberías de ver tu expresión en este momento, es muy incitante.

—¿Por qué hace esto? Si quieres matarme, ¿por qué no lo haces de una vez?—pregunté nerviosa.

—Porque no sería divertido, aún me sirves más viva; además, mientras no hagas una estupidez no puedo romper mi palabra, ¿No es así, corderito?— quitó su mano de mi cuello.

—Sr. Akira, ya llegamos— informó el chófer.

—No olvides lo de esta noche, preciosa.

—No lo haré, Akira.

—¿A dónde vas? ¿Ni un beso de buenas noches planeas darme?— sujetó fuertemente mi mano, evitando que saliera del auto.

Me acerqué a su rostro y, para salir del paso, lo besé.

—Es bueno que tomes la iniciativa de vez en cuando— desvió la mirada, y le habló al chófer—. Vámonos.

¿Acaso está avergonzado? Es la primera vez que lo veo así.

Lisa:

Todo ha pasado muy rápido hoy. Aún no puedo asimilar nada de lo que está pasando. Cada vez me entero de cosas que no me agradan saber.

Akira es una persona muy cruel. Siempre he sabido eso, pero hoy fue demasiado horrible. ¿Acaso no tiene corazón? ¿Cómo puede hacer cosas tan horribles de esa manera, sin sentir nada? No se cansa tampoco de amenazarme cada vez que quiere. ¿Por qué simplemente no me deja ir? Una persona como yo, no puede darle ningún excelente resultado como él busca.

Mis padres aún están en peligro y no encuentro más formas de hacer algo. Me siento impotente.

—Srta. Lisa, hay dos hombres procurándola— me notificó la empleada.

—¿Ahora qué es lo que quiere Akira?

—No es el Sr. Akira, mi señora.

—¿Qué?¿Y quién puede ser?

—Su nombre es Kanji Carter.

—¿Qué? ¿Qué hace Kanji aquí? Escúchame, tienes prohibido llamarme por mi nombre mientras ellos están aquí, ¿Está claro?

¿Qué hago? ¿Debería llamar a Akira?

—Llama al Sr. Akira o al chófer para que le diga que el Sr. Carter está aquí, por favor. Con mucha precaución, trata de no levantar sospechas de nada.

—Sí, mi señora.

Salí a recibirlo.

—¿Kanji? ¿Qué te trae por aquí?

—Que bueno que estás bien—me abrazó inesperadamente al verme.

—Claro que estoy bien. ¿Cómo llegaste aquí? No recuerdo haberte dado mi dirección— intenté no mostrar los nervios que me estaban invadiendo.

—Quiero pedirte disculpas por mi falta de educación. Investigué sobre ti sin tu consentimiento.

¿Qué hizo qué cosa? ¿Será que ya sabe quién soy?

Akira:

—Sr. Akira, la Srta. Lisa me pidió que le marcara. Al parecer está aquí una persona llamada Kanji Carter— me avisó la empleada.

—¿Así que el mismo vino a mi? Que interesante. Debes informarme todo y con lujo de detalles.

Lisa:

—La verdad es que tenía que decirte algo muy urgente y no podía esperar a mañana.

—¿Qué tienes que decirme? ¿Pasó algo?

—Es sobre Aomi; ella se escapó de la clínica. ¿No sabes dónde está? ¿La has visto?

—No, no la he visto. ¿Por qué haría algo así?

—Me puse a investigarla ya que me pareció todo muy extraño que ella escapara de la clínica sin avisar. Al parecer, todo coincide de que era una infiltrada. Hay una alta probabilidad de que ella esté trabajando para la persona que mató a mi padre, es por es que vine aquí. Estoy seguro que ella intentará contactarte de algún modo. Por favor, ten mucho cuidado, no quiero que te suceda nada.

Akira:

—Pon las cámaras de seguridad de la casa. Quiero ver la cara de ese imbécil.

—Como usted ordene, Sr. Akira.

Encendieron las cámaras, y lo examiné. Ese tipo se ve cada día más joven.

Lisa:

—No sabía nada de esto. Ella no se ha comunicado conmigo, ni siquiera ha asistido a la escuela —desvié la mirada.

Si supiera que tiene en frente a la culpable de todas sus desgracias, no seguiría preocupándose por mi. Esto cada día va de mal en peor.

—Es un verdadero alivio. Haré que la encuentren. Tengo que sacarle toda la información que pueda sobre ese desgraciado que mató a mi padre.

Fue todo mi culpa, eso quisiera decirle, pero si hago algo como eso, dañaría los planes de Akira y pagarían mis padres por eso.

—Si tan solo me permitieras protegerte — acarició mi mejilla, y lo miré tímidamente.

—No va a pasar nada, no te preocupes por eso. Yo estaré bien —sonreí.

—No sé de lo que esa mujer sea capaz. Jamás imaginé que ella podría ser alguien contratada por ese maldito—dijo molesto.

—¿Qué te asegura que haya sido alguien que contrató esa persona?

—Porque no tengo más enemigos y los que están detrás de mí, son las personas que mataron a mi padre.

—Si esas personas son así de peligrosas, es mejor que andes con cuidado.

—¿Te estás preocupando por mi?— me encaró.

Akira:

—Sr. Akira ¿Quiere que aliste a los hombres?

—No, quiero que lo sigan  y descubran dónde se esconde este pendejo. Eso nos llevará un paso más adelante para quedarnos con el negocio de su viejo— miré la pantalla—. Te vez muy cómoda en los brazos de ese pendejo. Ya quiero ver tu expresión cuando lo despedace frente a tus ojos, corderito — reí.

Lisa:

—Eres mi amigo, claro que tengo que preocuparme por tu seguridad; además eres una buena persona, nos ayudaste mucho a las dos —sonreí.

—¿Me puedes pasar tu numero de contacto? No te lo había pedido antes y luego me arrepentí.

Mierda ¿Qué debo hacer? Solo tengo el teléfono que me dio Akira para contactarlo directamente. Creo que será mejor que dé una excusa.

—Lo siento, Kanji. Mi teléfono se averió y, aún no he podido comprar otro, pero cuando lo tenga te lo daré.

—Te daré mi teléfono para que puedas mantenerte comunicada conmigo. Si te contacta de alguna manera Aomi, donde quiera que sea, llámame.

No sé si debería aceptar este teléfono, hay cámaras por todos lados y no sé si a Akira le agrade eso.

—No sé si deba aceptar esto. Yo compraré uno y te pasaré mi número.

—Por favor, acéptalo. Me hará sentir más tranquilo—dijo preocupado.

—Está bien, pero cuando compre otro, te lo regreso.

—Gracias, Kyomi. Ya me tengo que ir, no te tomaré más tiempo— sujetó mi mano, y la besó.

—Está bien y, por favor, cuídate—me despedí.

Me sentía muy nerviosa. Akira ya debe saber que Carter estuvo aquí. Solo espero que eso no le moleste, y que sirva de algo a su favor. Los hombres del Sr. Akira debieron haber grabado todo. No sé si fue buena idea recibir este teléfono después de todo.

Akira:

—Sr. Akira, nuestros hombres perdieron el rastro del Sr. Carter.

—No saben hacer bien su maldito trabajo. ¿Para qué mierdas les pago? Dale una lección a esos pendejos. Les advertí que no acepto errores.

Kanji:

Al salir de la casa de Kyomi, presentí que nos estaban siguiendo, así que le ordené a mi empleado dar unas cuantas vueltas.

—Estoy seguro que nos estaban siguiendo. Solo espero que no haya puesto en un apuro a Kyomi por mi imprudencia — miré por la ventana.