Ha pasado dos días desde de aquel suceso en casa. Dos días en los que no he podido estar tranquila. En los que apenas he podido dormir.
La voz era real. Era la voz de mi madre y hubiera creído que lo era sino la hubiera visto entrar a casa. No he parado de repetir en mi cabeza la misma escena. Estaba sola, completamente sola. Pero entonces ¿Quién hablaba? Debía admitir que estaba asustada. ¿Se podría decir que era algo paranormal? Esta noche mamá tiene turno de noche, no quiero quedarme sola. Pero tampoco quiero preocuparla. Llamé a Jule para que se quedara conmigo, me dijo que tenía que cuidar de su hermana pequeña. Logan no respondió. Así que ahora me encontraba sola, encerrada en mi habitación con todas las luces encendidas, incluido el ordenador y los altavoces.
Odio el silencio y mucho más ahora. Había puesto unas caricaturas para evitar que mi mente vaya a lugares oscuros.
Y había funcionado por un rato, pero la lluvia se había puesto salvaje. La gotas golpeaban contra mi ventana de la misma forma que lo hacían las ramas de los árboles al ser azotada por el fuerte viento haciéndome sobresaltar cada momento.
Me levante de la comodidad de mis sábanas para cerrar las cortinas. Estoy apunto de volver a la cama cuando escucho un silbido lejano. Al principio pienso que proviene de él ordenador. Pero al pausarlo, este continúa. Ahora más cerca. Trago el pequeño nudo en mi garganta. Tal vez mi madre dejó su teléfono. Afino mi odio para intentar encontrar la procedencia de aquel silbido que se hace más agudo.
Parece que viene de mi baño, entro descalza, mies pies chocando contra las frías baldosas es todo lo que se escucha es, así que me doy cuenta que el silbido ha parado. Frunzo el ceño y me digo a mi misma que era la alarma de algún coche o casa.
Me lanzó sobre mi cama riéndome de mi paranoia y vuelco a reanudar el video.
Se me hiela la sangre cuando vuelvo a escuchar el silbido porque lo están haciendo justo a mi lado. Me están silbando justo a la oreja. Incluso puedo sentir el aire frío y espeso recaer cobre mi. Giro mi cabeza lentamente pero antes de darme completamente la vuelta, siento como si alguien se acabará de levantar de mi cama. Me quedo paralizada. Mi boca se abre y se cierra para luego volver a abrirse.
La puerta de la casa siendo azotada fuertemente me despierta de mi estado de shock.
Con las manos temblorosas tomo mi teléfono y marcó a la primera persona que parece.
_Hola nena. _la voz de Logan casi me hace llorar de alivio.
_Logan creo que hay alguien en mi casa. ¿Podría venir?_ mi voz se quiebra en la última sílaba. Él se queda en silencio por un momento.
_Espera, ¿Qué? ¿Has llamado a la policía? Estoy saliendo ahora mismo para allá. _puedo escuchar el tintineo de unos llaves y la puerta de un coche cerrarse.
_N…no. Tengo miedo. Estaba aquí a mi lado._estoy temblando. Mis ojos hiendo a cada lado de la habitación.
_Winter no cuelgues, llamaré a la policía. Estarán allí antes que yo._asiento frenéticamente.
Las cortinas de repente se caen.
Los minutos se me hacen años. Las ramas siguen golpeando contra mi ventana. La lluvia se vuelve más fuerte. Unos ojos completamente blancos me miran desde la ventana. Pestañeo otra vez y estos se han ido. Necesito relajarme. Necesito respirar.
_¡Win! Se están dirigiendo ahora mismo a tu casa. He llamado a tu madre también._no contestó. Hay están otra vez esos ojos que no dejan de observarme. _¡Winter respóndeme! _ grita Logan en mi oído. Se han vuelto a ir.
Me estoy volviendo loca.
_Es…estoy bien._tartamudeo sin apartar los ojos de la ventana. Transcurre varios minutos donde Logan no para de hablarme, varios minutos donde no soy capaz de pronunciar palabra. Varios minutos donde esos ojos vienen y se van y vuelven a regresar. Varios minutos donde siento que dejo de ser yo.
A lo lejos escucho el timbre de la casa sonar repetitivamente juntos con unos fuertes portazos. Pero no puedo apartar la mirada, es como si estuviera hipnotizada o el horror me ha paralizado.
Siento como mi respiración se hace más lenta.
Escucho varios pasos subir por la escalera. Entonces la puerta de mi habitación abrirse fuertemente. La luz de las linternas inundan mi habitación.
¿En qué momento se fue la luz?
Uno de los policías me gira. Grita algo a su compañero:
_Esta sangrando. Llamen una ambulancia.
¿Estoy sangrando?
Pequeñas gotas manchan mi camisón. Esta vez puedo sentir la sangre caer en mi labios. El fuerte olor a hierro se cuela por mis fosas nasales.
Toco mi rostro, esta empapado.
¿He estado llorando?
Cuando me miro las manos, estás están llenas de sangre. Me empiezo a marear.
Antes de poder darme cuenta mi cabeza cae sobre la almohada como un peso pesado.
Todo se vuelve oscuro.
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Estoy parada en una habitación blanca, todo a mi alrededor es vacío. Doy vueltas alrededor cuando visualizo a lo lejos en medio de la enorme estancia, una jaula. A medida que me acerco, me doy cuenta que es enorme. Es una jaula para canarios con barrotes doblados en forma de ramas gigantes. En una esquina de la jaula se encuentra una criatura con alas negras como la misma obsidiana acurrucada en posición fetal. Escucha mi pasos al acercarme y su espalda se tensa.
Es un persona, en específico, un hombre. Sus piernas fuertes descansan sobre el frío suelo de hierro. Esta desnudo. Las enormes alas tapan parte de su anatomía. No puedo ver su rostro. Esta de espaldas hacia mi. Solo puedo notar su cabello del mismo color que sus plumas.
Entonces una voz ronca, oscura e incluso un poco rota retumba por toda la habitación.
_¿Qué haces aquí? ¿Cómo lo has hecho? _exige. ¿Es aquella criatura parecida a un ángel la que habla? ¿Los ángeles tienen las alas negras?
A lo lejos se distingue el sonido de varias aves arrancando su vuelo y entonces empiezan los murmullos en un idioma que no puedo llegar a diferenciar ¿Latín?
Y es como si algo se encendiera en la criatura porque empieza a batir sus alas salvajemente, de mueve de un lado a otro. Chocando con varias veces contra los barrotes que lo tienen prisionero.
_Para, por favor. Te harás daño._ruego, una lagrima se me escapa al verlo privado de su libertad, intentando con todas sus fuerzas huir.
_Vete, vete. Te van a ver ¡Vete!. _grita desesperado una y otra vez. Sin parar por tu fallido esfuerzo por escapar.
_¡Detente!. _grito con todas las fuerzas que me quedan. Esta vez, el me obedece y desciende poco a poco hasta yacer en el suelo de la misma forma en la que cae una hoja de un árbol por los estragos del invierno.
_Es demasiado tarde, ya te han visto._ aún no he podido ver su rostro. _Lo siento.
Entonces todo sucede a cámara lenta. Una gota de agua cae, dos, tres.
Soy chupada por una fuerza hacia atrás. Lo último que alcanzó a ver es como esa jaula al fin se abre.