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Chapter 25 - CAPITULO 25 LOS TEMPLARIOS por Sylar

PERSPECTIVA: Rozuel Drayt

Dos semanas y media han pasado desde que estoy en la aldea de Argoh y me volví un aventurero, desde entonces me centro en trabajos pequeños para ganar algo de dinero con el fin de subsistir y el resto del tiempo que me sobra lo uso para entrenar.

El lugar ideal era el bosque, seguía siendo rango 1 como aventurero, según entiendo subir un rango incluso puede tomarte un año entero (y hablamos de las primeras subidas), en mi parecer, comprendía que si necesitaba más dinero, precisaba trabajos de mejor paga y con ello conlleva a encargos más peligrosos.

Desde que me enfrente a ese hombre lagarto de las cenizas, me percate de lo bastante débil e inseguro que soy, sin la AK-47 o la uzi que me respalde pude haber muerto, pese a tener algo de experiencia con la espada gracias a las lecciones de Naya, me era inútil dado a mi físico actual como un niño de 8 años.

¿Pero y si lograra una mayor fuerza?, claro es fácil decirlo, entonces la cuestión es cómo hacerlo, fue de allí que se me ocurrió el usar la armadura encantada que me dio el herrero de Windaz, resulta que la magia que lo impregna brinda a su portador mayor fortaleza física, podía sentir esa sensación con solo tocarla, pero entonces, ¿y si la tuviera puesto?.

Claro que estaba el problema para colocármela por la diferencia de tamaño (era demasiado grande para mi), pero allí radicaba mi poder ESP, primero quería tomar este tiempo necesario para explicar acerca de una nueva habilidad de manipulación que aprendí hace dos años pero no me atrevía a usarla por la cantidad asquerosa de PSI que gastaba al emplearla, ¿en qué consistía?.

Había descubierto que tenía la capacidad de crear más masa sobre el metal que moldeaba, me explicare mejor con un ejemplo, supongamos que tuviera una cantidad de 100 mililitro de metal líquido y precisara 200 mililitrito para moldearlo y crear un cuchillo, entonces usando esta nueva "actitud" de mi ESP, creo más masa con la misma gastando mi PSI para obtener más cantidad, es decir que esos 100 mililitros que tenía en un principio lo he incrementado a 200 y he alcanzado la cantidad justa para crear lo que me proponía, en simples palabras, mi nueva habilidad de manipulación me permitía crear más metal liquido sobre el mismo que usara.

Sin embargo dicha cualidad tenía sus desperfectos, el primero era el gasto de PSI y el segundo era que la masa creada no era eterna, tenía una duración determinada dependiendo de la energía ESP invertido en esta tanto en su calidad como cantidad, esta habilidad me servía más bien para compensar la falta de metal en caso de que necesitara crear algo de inmediato y no tuviera suficiente masa.

Como deje claro debido a que su gasto de PSI es abrumador, no podía probarla con seguridad, pero esa cantidad desgastada parece haber mermado con los años que crezco, a los seis era casi imposible usarla sin desmayarme a los pocos minutos por la fatiga, pero ahora a los 8 años tenía más posibilidades, por fortuna no tenía que emplear dicha forma en la armadura encantada, el problema era que tenía más masa de la que podía usar, en todo caso era la acción contraria que debía hacer.

Si la armadura me era demasiado grande, entonces la solución era manipular y tomar el "metal" que necesitaba para crear de esta una réplica del tamaño que se ajustara a mi cuerpo, por lo tanto no necesitaba usar mi PSI para crear más masa, la armadura me daría la que necesitaba.

Se precisó la mitad de la armadura para crearla, me llevo casi un día entero el partirlo a la mitad con mi habilidad ESP (creo que por ser una pieza encantada el proceso era lento) y otros días más para moldearlo necesariamente con el fin de crear la réplica a mi talla, pero finalmente la había terminado, en una canica metálica pequeña comprimí la armadura original y en una más grande la réplica hecha para mí.

Tras guardar la original en uno de mis bolsillos, coloco la creada sobre mi pecho y concentrándome la descomprimo bajo mis órdenes mentales para que esta se colocara sobre mi cuerpo mientras regresaba a su forma normal, la canica responde expandiéndose como una masa líquida que envuelve mi torso y adopta el aspecto de la armadura encantada que había hecho para mi talla, mi obas más reciente estaba listo para ser usada.

Podía sentir como su magia encantada fluía sobre mi cuerpo, mi vitalidad yacía reforzada de solo tenerlo puesto, pero duda albergaba, ¿hasta dónde llegaban sus límites físicos incrementados?, practique con la espada y me sentía más veloz y ágil, aunque en fuerza mucho no denotaba el cambio.

Otra prueba que quería llevar a cabo es llegar a lo alto de un árbol de un solo salto, calculaba unos cuatro metros con el que tenía en frente hacer tal cometido, flexione las rodillas y brinque tan alto hasta llegar a la punta del árbol, con esto queda demostrado que mis actitud físicas con la armadura encantada están sobre el limite humano.

—"Sssheila…"

Era esa voz susurrante que oí aquella vez que toque la armadura por primera vez en Windaz, nuevamente volví a escucharlo en mi cabeza, ¿estoy enloqueciendo o no es simple coincidencia?, todo apuntaba en relación a esta armadura, repetía un nombre, "Sheila", ¿quién será?.

Baje del árbol algo incómodo tras esa experiencia, lo último que quería teorizar es que la armadura más que encantada estuviese "maldita" por quien sabe qué cosa, pero era demasiado pronto para sacar conclusiones precipitadas.

Mi entrenamiento se ve interrumpido con el escuchar de unos pasos rápidos acercándose hacia mí, del arbusto un hombre de unos 30 años armado con una espada y hombreras de cuero se aparece repentinamente jadeando como si hubiese una maratón, tenía la pinta de un mercenario.

— ¿Un niño aquí? –Dice al verme —Perfecto, me servirá, lo siento chico, te tomare "prestado" un momento.

Se acercaba con su espada en alto, no sé qué estaba planeando pero ni de chiste esperaría a que dejara hacer de las suyas, desenfunde mi espada y le apunte con ella a él a modo de advertencia.

— ¿En verdad vas a ponérmelo difícil? –Pregunta el tipo.

— ¿En verdad crees que te voy a dejar hacer lo que se te antoje? –Le conteste yo con otra pregunta.

El hombre se detuvo pero no ceso su hostilidad, de su cuerpo un aura de energía le cubre, era un mago y estaba preparándose para atacarme, pero enseguida unas voces se oyen proceder de la misma dirección de donde vino este sujeto.

— ¡Se fue por aquí! –Exclama dicha voz.

Dos soldados armados con espadas llegan al lugar, estaban vestidos de un manto blanco sobre una cota de malla, de su pecho ambos llevaban la misma insignia, una cruz roja, reconocía esa cruz, era la llamada "cruz pate" o "cruz patada", su nombre proviene de los brazos de este tipo de cruz que parecen patas.

— ¡Alto ahí, criminal, estas rodeado! –La advierte uno de los soldados.

— ¡Ja!, creen que por ser solo dos, ¿ya me rodearon?, ustedes los Templarios son tan pretenciosos y engreídos –Comenta el hombre enfocando su atención en los soldados.

—Oh, así que esa es la imagen que tienes sobre nosotros, pero es de aclararte que no somos dos, sino tres lo que te hemos rodeado –Dijo una voz proveniente de arriba.

Tocando suelo un tercer soldado desciende a espaldas del presunto criminal, era un hombre de complexión alta con un corto cabello rubio y ojos claro cuya vestimenta era un manto blanco como el de sus compañeros solo que él tenía puesto encima una armadura de cobre de cuerpo completo (con excepción de su cabeza), además de una capa blanca que llevaba el emblema de la cruz roja.

— ¡Comandante! –Citaron los dos soldados revelando ser aquel tercer individuo su superior.

—Ya entiendo… eres el líder de este escuadrón, si te mato entonces me los quitare de en medio, ¡entonces muere! –Dice el criminal en voz alta atacando al comandante rubio.

Su espada estaba imbuida con su magia se balancea con rapidez hacia el cuello del rubio, pero él desenfunda su propia espada sin que yo lo notase, logra repeler el ataque del criminal bloqueándolo con su arma fácilmente, aun cuando la fuerza de la embestida de la hoja de su rival era comparable a ser golpeado con tres garrotes de acero a la vez, ni aun así logro hacer que ese tipo de cabello rubio se moviera un centímetro por la presión de impacto, ese tal "comandante" era fuerte y no tenía el título de adorno.

Acto seguido el tal "Templario" empuja al criminal hacia atrás y se desplaza ágilmente colocándose a la retaguardia de su oponente, sin reaccionar a tiempo ante el soldado rubio este le golpea con la empuñadura de su espada en la nuca dejándole inconsciente, literalmente, aquel "comandante" venció a un mago limpiamente sin usar magia, tenía una destreza como fuerza natural sublime.

—Te faltan años para ponerte a la par contra mí, criminal –Le dice el hombre rubio tras vencerle —En serio, me parece bastante molesto, que me pidan encargarme de meras lacras de los alrededores, solo porque paso por aquí.

Sus subalternos recogieron al hombre derrotado por él, el tipo notando mi presencia me mira fijamente.

— ¿Qué haces solo en medio del bosque?, niño –Me pregunta.

—Asuntos personales, ¿quiénes son ustedes? –Contesto yo.

— ¿Qué pregunta es esa?, somos Templarios.

—¿Templarios?.

— ¿Dónde te criaste?, ¿en una granja?, me entristece la falta de conocimiento de los jóvenes de hoy en día, como sea, te pediré por favor que olvides todo lo que has visto hoy, gracias.

Después de ese breve intercambio de palabras, tanto el rubio como los otros dos soldados que le acompañaban se retiran, me quede con la duda con respeto a esta facción "Templarios". Me quite la armadura descomprimiéndola a su forma de canica metálica y luego de eso me fui al gremio de aventureros.

Una vez allí me dirigí a la barra en donde Hersel se hallaba, tome asiento con el fin de preguntarle sobre ellos.

—Vaya, han pasado como tres días desde que no has hecho un encargo, ¿volviste para regresar a la acción?, chico –Me dice el amistoso recepcionista.

—No, quería preguntarte algo, ¿sabes quiénes son los "Templarios? –Le pregunte yo.

—Sí, así como más de la mitad del mundo, de hecho no conozco a nadie de este pueblo o de afuera que no sepa quiénes son.

Los Templarios en palabras de Hersel eran como una "Orden de Caballeros sagrados" cuyo objetivo es asegurar el equilibrio y orden de Avalia, al principio uno pensaría que es un deber noble y heroico, pero esta orden se ha ganado tanto el elogio de algunos como el desprecio de otros, se dicen que abusan de su poder e imponen sus leyes sobre otros con el fin de someterlos a sus reglas, en otras palabras, actuaban como una especie de "Gobierno mundial", una entidad a talla global con la ambición de "pacificar" por las buenas o malas, muchos reinos están anexados a ellos y son una organización muy poderosa.

—Un consejo gratis que voy a darte sobre los Templarios, es que nunca te involucres con ellos, las relaciones entre aventureros y Templarios nunca terminan bien la mayoría de las veces –Me comenta Hersel.

—Lo tomare en cuenta, gracias por los detalles.

Me levante y despedí de Hersel, para mañana volvería a retornar mi actividad como aventurero y solicitaría algún encargo para luchar contra monstruos, no me vendría mal probar la armadura en un combate real, por hoy simplemente prefiero pasar el resto del día en la posada.

EPILOGO:

PERSPECTIVA: Perspectiva narrada en tercera persona…

A las pocas horas de que Rozuel se fuera, Hersel atiende a un hombre aventurero que pregunta sobre un joven el cual también atiende a su mismo oficio que él y es descrito con los siguientes rasgos "cabello corto marrón y ojos grises, uso de un extraño artefacto mágico, lucho y venció a un ciclope y su aspecto era el de un niño".

—Solo conozco a un aventurero en todo el gremio con todos esos rasgos –Comenta Hersel —Y acaba de irse hace un buen rato, pero mañana volverá, ¿para qué lo buscas?.

—Digamos que estoy por hacer un encargo algo complicado y no me vendría mal su ayuda –Responde el hombre aventurero.

—Oh, ¿un aventurero de Rango 2 solicitando la ayuda de uno de Rango 1?, interesante, si quieres se lo comunicare a él mañana apenas llegue al gremio y así ambos pueden juntarse a una hora determinada para discutirlo, ¿te parece bien?.

—Me parece excelente, ansió que llegue el mañana.

Continuara…