_¿A dónde vamos?
_ a recoger algunas lámparas para la fiesta, Merlín quería que las colgara por ahí.
_ Suena genial, ¿puedo ir?
_"¿podrías por favor tomarte tu hermoso tiempo y ponerlo en mis manos para la tarde de mañana?"
_¡Con gusto lo haría!
La oscuridad había cubierto todo el cielo, la pequeña Lillie seguía espiando por la ventana, Rosette seguía sonriendo como una tonta, no pude evitar sentirme un poco culpable. Su piel se veía más bronceada, podría haber esperado en la playa.
_¿Irías conmigo a buscarlos? Tendré que entrar en su casa para sacar las lámparas, si quieres...
_¡Sí!, me gustaría, sí.
_hah, eres tonta, pequeña Lillie, esta bien si..
_Sí, adelante, escucharé la radio mientras tanto.
_ Bien.
No podía imaginarme si ella lo sabía, o si sólo estaba siendo considerada, o simplemente no estaba interesada, pero estaba agradecida. Salí de la furgoneta y me acerqué a la puerta de Rosette. Me esperaba con una sonrisa, frotando su nariz en el vaso.
_ En serio eres tonta.
_pero tú ya lo sabías.
Abrí la puerta, ella bajó lentamente las piernas, la oscuridad era peligrosa, y no tenía otra fuente de luz que la iluminación de la camioneta, sin embargo nos dirigimos hacia un derrumbe. Esa luz no podía llegar al suelo, todo parecía un gran agujero negro. Rosette caminaba lentamente, se aferraba a mi brazo mientras descendíamos. La electricidad seguía funcionando, en la parte delantera de la casa había una lámpara que se encendía al sentir a la gente cerca de la entrada. La Luz nos asustó a ambos, no esperaba que aún funcionara, eso sólo significaba que la cuenta seguía acumulando deudas, eso era algo para decirle a Merlín. Una de las cosas que más recordaba de Mamia es que nunca pudo recordar dónde estaban sus llaves. Una vez me dijo que guardaba una llave de repuesto y la escondía en una maceta para poder entrar si perdía la suya, pero eso no funcionó. No podía recordar dónde lo había escondido, ni siquiera recordar que lo había escondido. Se bronceaba constantemente mientras esperaba fuera de la casa a que su difunto marido llegara a casa y se la abriera. Se sentaba en el concreto esperando que algo pasara, algunas personas la miraban, los vecinos la ayudaban a entrar a su propia casa, llegó a un punto en el que no había necesidad de una llave, rompió el vidrio para poder quitar la cerradura de la puerta. Murió... sola en esta casa. Merlín la visitaba a menudo, pero eso no evitó que se suicidara. Estaba dispuesto a vivir con ella, lo hicimos por unos días, pero se ponía paranoica, no podía recordar quién era yo o por qué vivía con ella. Mamia hablaba a menudo de Braulio, su marido, su padre murió hace unos años, ella cocinaba para él y le decía que se había ido temprano o que había llegado a casa demasiado tarde para que yo lo notara, o incluso para que ella lo notara. Tomaba su almuerzo y lo comía para que ella pudiera creer que lo comía, incluso decía que dejaba una nota, que no pod��a leer más, o incluso ver bien. Me dijeron que no lo hiciera, pero no pude evitarlo, fue desgarrador.
Entré en su pequeño pasillo y busqué la llave que había escondido. Estaba allí como ella me dijo, debajo del grande y redondo. Cuando abrí la puerta sentí los brazos de Rosette rodeándome por detrás. Apenas podía llegar a mi cuello con su boca, pero lamía hasta donde podía. Su respiración era violentamente fuerte.
_Te extrañé... su voz se quebraba, sus ojos lagrimaban.
Con mis manos limpié sus lágrimas. Admito que esperaba esto desde el momento en que me bajé de la camioneta frente a su casa. Con mi manga secué sus lágrimas. Mis manos llegaron a su mitad inferior. Con mi lengua recorri su piel desde los labios hasta la clavícula. Estaba vibrando mientras le quitaba la camisa. No pude ver más allá de sus gemidos. Íbamos a ser "uno" una vez más. Levanté mi mano e introduje mis dedos en su boca. Con mi dedo anular y medio húmedo, estaba lista para penetrarla.