En una habitación con paredes de cristal. Un televisor diminuto en la pared en mudo. El silencio se corrompía con el sonido de uñas rascar la textura de una mesa de madera. La joven recostaba la cabeza en esta mientras espera con los ojos completamente abiertos. Tacones negros golpeaban el mármol de los pasillos cadavez más cerca.
-Hellen- Llamaste.
-Canades- Me quiero ir.
La mujer arrastró sus anillos en la mesa. Sus adornadas manos soportaban su cuerpo mientras su cabello lacio como listones tocaba con suavidad la mesa.
- Hellen- Sabes bien que eso ahora resulta un tanto problematico.
-Canades- Dile a padre que si no me saca pronto, saldré bajo mis propias circunstancias, pero no aseguro que será lindo.
- Hellen- ha PORFAV..
La joven clavó las manos de la mujer a la mesa con sus uñas.
-Canades- Saldré de aquí, quieras o no.
- Hellen- Pideme algo más.
La joven retiró su peso de la mujer para esta vez clavarle la mirada.
-Canades- Quero los ojos de Alice.
- Hellen- Eso no... sabes que ella es intocable.
-Canades- MIERDA! entonces...quiero los de su protegido.
- Hellen- Y si mejor...un dedo?
Un trago de saliva bajó por la garganta de la joven. La mujer se levantó con lentitud y se marchó.
El sonido de un teléfono rebotaba en las paredes, su eco llegaba asta los rincones más apartados. Vermothel se encontraba en una silla, observando como las hormigas poco a poco escalaban su pierna izquierda. Sin poder mover un músculo, sólo observaba, y escuchaba el tono del teléfono sonar una y otra vez. Las mujeres murmuraban en los pasillos, la presencia de alguien parecía incomodarles. La cerradura de su habitación comenzaba a girar. La luz opaca que emanaba de una lámpara no era suficiente para revelar el rostro del personaje que se había introducido a la habitación. Era una mujer vestida de blanco, su cabello era negro, largo y envolvente, este se balanceada con elegancia.
Vermothel sólo podía observar en silencio, lo recorría un sentimiento de cansancio inaguantable. No se atrevía a levantar la mirada, tampoco podía levantar un dedo, incluso mantener los ojos abiertos imponía mucha fuerza de voluntad.
La mujer poco a poco se arrodilló frente a vermothel asta que sus rostros estaban tan cerca como para rosar narices. La mujer sonreía. A pesar de que no parecía tener maquillaje, sus labios estaban pintados con un rojo intenso. Sacudió sus pulseras al levantar su mano para tocar el rostro de vermothel. Su cabello arrastraba en el piso.
-Hellen- Eres muy bello, me encantan tus ojos.
A pesar de que Vermothel no tenía la fuerza para alejarse, podía verla con repulsión y expresar su odio fácilmente a través de sus ojos. Sin embargo, estaba encantado con su belleza. No podía siquiera verla a los ojos.
-Hellen- Sabes algo?...
La mujer tomó la mano izquierda de Vermothel y la levantó hasta su rostro. Sonrió un poco, observó fijamente el dedo de matrimonio, y luego volteó a verle a él. Vermothel no parecía molesto, o asustado, confundido, parecía haber perdido el alma. Estaba completamente vacío de expresión.
-Hellen- Tengo mucha hambre...
La mujer se acercó aún más al rostro de Vermothel, suspiró una vez e introdujo su lengua en él. Lo besó con pasión por escasos segundos y después, mordió su lengua.
-Hellen- hmmm
La mujer masticaba, rojo recurría de los labios de ambos. Vermothel no parpadeaba, lágrimas escurrían de sus ojos pero no había sonido. La Mujer se acercó de nuevo y retiró la sangre de los labios de Vermothel.
-Hellen- Eres muy lindo, aunque no sabes besar heh.. Verás, aunque esto fue sin duda un aperitivo muy bueno, no se acerca a un platillo gourmet. Tengo antojo de algo más grande, con más..cuerpo, me entiendes?
....
Puedo darte lo que quieras, si me dejas...comerte.