_Emilia: Increíble...
Emilia suspiró con admiración mientras congelaba a un conejo que pasó desapercibido.
Sus ojos amatista permanecían fijos en las siluetas de Subaru y Beatrice, luchando contra la mabestia, más allá del velo de nieve.
Más específicamente, los ojos de Emilia permanecían fijos en Beatrice, mientras ella sostenía firmemente la mano de Subaru.
La misma Emilia es una usuaria de artes espirituales, que estaba usando la magia de los espíritus menores en ese mismo instante. Ella entendía demasiado bien lo increíble que era esta confrontación mágica.
Primero, Beatrice no estaba recibiendo ninguna reserva de magia de Subaru.
Ellos definitivamente estaban conectados por el pase de su contrato; sin embargo, simplemente Beatrice se estaba absteniendo de hacerlo. Subaru fue lanzado al combate inmediatamente después de formar este contrato espiritual. Si Beatrice absorbiera a Subaru el maná que ella necesitaba, él no lo resistiría.
Beatrice entendía eso, y estaba teniendo cuidado de no imponer una carga a Subaru.
Segundo, Beatrice no estaba tomando magia de Subaru — sino que ella se la estaba dando a él.
No es la frase más precisa, pero es la verdad. Subaru, mientras sostenía la mano de Beatrice, estaba recibiendo el apoyo de ella, permitiéndole usar magia que debería ser inaccesible para él. No estaba usando su puerta, en su lugar estaba usando la presencia de Beatrice misma como una puerta.
Era imposible que Subaru pudiera entender lo fuera de lo normal que era esto.
Beatrice, el espíritu, estaba proveyendo la magia tanto para ella como para Subaru, no de alguna fuente externa, sino de su propia reserva de magia.
Y tercero, ella estaba presenciando magia yin avanzada.
La clase de afinidad mágica de un mago influye enormemente en su futuro. La especialización en cualquiera de los cuatro tipos principales de magia los demarcará en roles distintos, y lo mismo se aplica a los dos tipos especiales, yin y yang; lo que significa que su esencia difiere mucho de los otros cuatro, incluso antes de alcanzar etapas avanzadas en su uso.
Y luego está el hecho de que, inicialmente, tienen pocos usos. Implican muchos problemas, como el tiempo necesario para obtener resultados o la cantidad necesaria de poder mágico, que también son desventajas.
Así que las afinidades de yin y yang son raras, y tienen pocos practicantes avanzados.
Muchos hechizos se han perdido con el tiempo, a diferencia de los hechizos de las cuatro afinidades principales, lo que hace que sea difícil producir nuevos grandes magos.
Yin tiene todos estos obvios problemas, y Beatrice lo ha dominado. Además, estaba usando magia antigua, perdida en el tiempo y en la historia, como si no fuera nada.
_Emilia: Caramba, qué alto van. ¿Eh? Se han ido... Oh, por allí.
Luchaban de una manera tan onírica y fantasmal, que le hacía perder el sentido de la realidad.
Aunque parte de eso probablemente se debía a que Subaru y Beatrice estaban tan amigablemente cogidos de la mano.
Emilia se dio cuenta de que Subaru estaba luchando desesperadamente, pero Beatrice incluso estaba sonriendo.
Ella debía estar divirtiéndose mucho. No es que le gustara pelear o alardear de su poder. Era sólo que hacer esto era muy divertido para ella.
_Emilia: …
Emilia parpadeó, y Subaru y Beatrice se habían movido a un lugar completamente diferente. Era magia de teletransportación más limitada, parecida al Pasaje de la Puerta. Estacas púrpuras atravesaron una hilera de conejos desde ambos extremos, los conejos chillaron furiosamente mientras intentaban saltar hacia los dos, solo para que sus cuerpos fueran ensartados en el aire y se desgarraran.
Emilia entrecerró los ojos. Y logró verlo.
Los fragmentos de la estaca detonada no habían desaparecido, sino que estaban suspendidos en el espacio, como congelados en el tiempo. Los conejos que saltaban se destrozaban contra esas astillas, despedazándose a sí mismos.
La trampa cristalina se extendía por toda la zona a medida que los conejos se movían, saltaban y caían para atacar decididamente a los dos, todo eso mientras activaban la trampa de forma bastante cómica.
El Gran Conejo era una mabestia temible, pero cada conejo individual no era tan amenazador.
Esos conejos carecían de un gran poder, y si un luchador experimentado prestaba atención a su ferocidad mientras los combatía, definitivamente saldría adelante.
Un estilo de lucha tan imprudente como "sigue tu instinto de comer" no posibilita aprender nada. Ellos querían que sus compañeros fueran atrapados y desmembrados en las trampas, porque su hambre lo es todo. Así que no prestaban atención al hecho de que morirían atrapados en la misma trampa, saltarían sobre ellos y se convertirían en cadáveres.
_Emilia: ¡Ah!
Emilia golpeó a otro conejo que escapó del asedio con su magia.
Ella corrió hacia el conejo congelado y lo pateó en pedazos sin dudarlo. Se rompió en pedazos de hielo, tan completamente muerto que no podría reformarse.
Subaru y Beatrice habían estado luchando tan bien que sólo unos pocos conejos se habían escapado hasta donde estaba Emilia. Ella incluso podía concentrarse en suprimir su propio poder mágico.
Pero, incluso mientras observaba la demostración de abrumadora fuerza de Beatrice, Emilia no podía hacer desaparecer la causa de la preocupación que había en su interior.
La trampa de Beatrice era poderosa y astuta. El Gran Conejo seguía cayendo en la trampa, formándose una montaña de cadáveres uno tras otro. Pero Emilia no veía el final.
Lo que Emilia vio fue uno de los conejos temblando, y de repente apareció otro conejo como si hubiera brotado de la espalda del primero. Los conejos repetían y repetían esto, las bestias se multiplicaban como ratones.
100 conejos se convirtieron en 200 en un instante, y en 400 al siguiente.
Esa criatura tiene números y unos miserables instintos, ignorantes del concepto de "detenerse".
Era precisamente por eso que esta mabestia se consideraba como una de las Tres Grandes, y había pasado cuatrocientos años haciendo lo que quería como una calamidad —
_Emilia: Subaru, Beatrice.
Emilia pronunció sus nombres. Aunque parecían tener una ventaja abrumadora, no debían caer en la negligencia.
Emilia nunca olvidaría cómo tembló, después de regresar a la Tumba con Roswaal y Ram, al confirmar la presencia del Gran Conejo.
Esos ojos consideraban cada cosa viva como nada más que su alimento.
Una entidad verdaderamente incapaz de coexistir que hacía que los que se oponían a ella se sintieran totalmente desesperados.
Para oponerse a esa abrumadora absurdidad, Emilia necesitaba demostrar un poder comparable.
Y eso era lo que ella tenía la intención de hacer.
Un torrente de magia se agitó dentro de ella, sin estar completamente bajo su control. Seguramente no podía pertenecerle todo a ella sola, y si lo desataba, aniquilaría al Gran Conejo.
Pero entregaría su vida a cambio. Y estaba preparada para hacerlo, si llegaba el caso.
_Emilia: Subaru...
Ella murmuró su nombre mientras él seguía luchando.
Él sabía de antemano sobre el ataque del Gran Conejo, y no parecía que estuviera luchando sin un plan. Había sacado a Beatrice de la Biblioteca Prohibida, y ella se veía muy llena de vida.
Él nunca haría nada para traer tristeza a esa sonrisa.
Y por eso, Emilia creía en Natsuki Subaru.
La magia blanca, capaz de acabar con todo, afirmó su presencia en su corazón. Ella la contuvo, advirtiendo que su tiempo aún no había llegado.
— Ella creía en lo que dijo él.
※ ※ ※ ※ ※
Para Subaru, usar magia siempre ha sido equivalente a cortar su alma.
Al principio fue exactamente como habían dicho Puck y Roswaal, que Subaru no poseía ni el más mínimo talento como mago. Era tan malo que, cuando usó Shamak por primera vez, no pudo evitar que su maná se descontrolara y explotara, quedando completamente inmóvil.
Luego se las arregló usando la fruta Bokko. Incluso usó magia durante su duelo, cuando se le prohibió hacerlo, y al final abusó tan terriblemente de su puerta que ésta se derrumbó.
Él no tenía ninguna esperanza de ser mago.
La magia había salvado a Subaru muchas veces, pero él la consideraba como algo que reducía a su ya delicado núcleo, consumiéndolo o algo así. Pensó que era inevitable que se rompiera.
Así que sólo había soñado con hacer lo que estaba haciendo ahora, disparando sucesivas ráfagas de magia increíble, y sólo podía pensar que esta realidad era imposible.
_Subaru: ¡Ey, Beatrice! ¿¡Deberíamos seguir disparándoles así!?
El Gran Conejo generaba más conejos de los que Subaru y Beatrice derrotaban. Los conejos se comían a sus hermanos muertos, multiplicándose. Parecía como si estuvieran usando su multiplicación como energía, ya que cada conejo crecía con más fuerza mientras más cantidad hubiera de ellos.
Esto le dio pocas esperanzas de que, si ellos seguían ganando tiempo, los conejos se quedarían sin energía para multiplicarse. Pero,
_Beatrice: No hay límite para su propagación, de hecho. Se crearon para ser así, supongo. Incluso cuando están al borde de la destrucción, no serán destruidos. A menos que los aniquiles a todos a la vez.
_Subaru: Entonces, ¿qué hacemos? ¿Tienes alguna idea?
_Beatrice: Subaru, ¿estás tratando de confiar en la adorable Betty para todo, supongo?
Una explosión de cristal abrió un agujero en la multitud, mandando a volar a los conejos, para ser desmembrados en los fragmentos suspendidos. Beatrice vio esto mientras jalaba el brazo de Subaru, y saltaba al aire. Aunque ni su tirón ni su salto fueron tan poderosos, ella fácilmente tuvo éxito en ambos.
Beatrice caminaba en el aire, bailando a través del espacio para evitar los colmillos de los conejos, mientras ella tejía a través de los huecos su trampa cristalina. La falta de una sola gota de sangre que manchara su extravagante vestido demostraba que, en esta lucha, no sentía la más mínima agitación o inquietud.
_Beatrice: Vamos a pasar, de hecho.
_Subaru: Entendido.
Dicho eso, el espacio se curvó, y los dos entraron en un teletransporte de corto alcance.
Cruzaron a través del espacio de una manera diferente al Pasaje de la Puerta, reapareciendo detrás de la horda de conejos. Los conejos olieron; pero, habiendo perdido a Subaru y a Beatrice, dejaron aperturas.
_Beatrice: Tú toma la izquierda, supongo.
_Subaru: La derecha es toda tuya.
Visualiza. La magia de Beatrice reaccionaba a la fantasía de Subaru, manipulaba el mundo y producía esa transformación.
Él definitivamente sentía que se estaba beneficiando a expensas de ella, pero era precisamente por eso que no estaba jugando en lo más mínimo.
Los cristales púrpuras del hechizo yin "Miinya" se formaron de acuerdo con la imaginación de Subaru.
Subaru generó surcos aerodinámicos en la superficie de los proyectiles para magnificar su fuerza de perforación antes de dispararlos todos a la vez. Sus manos nunca los tocaron, pero salieron disparados según su voluntad.
Era como si estuviera dibujando una cuerda mental, para disparar flechas incorpóreas.
Las estacas cruzaron el aire, golpeando directamente a los indefensos conejos, mandando a volar a una muchedumbre de ellos, chillando.
La destrucción de Beatrice hizo lo mismo con el extremo derecho de la multitud, esparciéndolos en todas direcciones.
Unas fisuras en el espacio se tragaron a una aglomeración de conejos, sellando varios cientos dentro de un espacio cerrado como si fuera un marco de fotos. Los conejos saltaron más allá de ese espejo. Beatrice disparó una lanza cristalina a la horda despreocupada de conejos — destrozando el mundo plano y enviando a los conejos en su interior a su final.
Subaru contuvo el aliento, asombrado por la hechicería polifacética de Beatrice.
Mientras Subaru seguía repitiendo Miinya como un idiota, Beatrice seguía repitiendo combinaciones completamente nuevas de magia yin para aniquilar al Gran Conejo.
Era como si ella estuviera mostrando a Subaru todas las cartas que tenía en sus manos. O como si lo hiciera para recordar sus habilidades.
_Beatrice: Dentro de poco, de hecho.
_Subaru: ¿Eh?
El Gran Conejo había sido reducido en número, pero regeneró instantáneamente la cantidad exacta que perdió.
Subaru fue testigo de eso, y de nuevo sintió la inquietud que había estado sintiendo durante un tiempo.
Sumando eso a los murmullos de Beatrice, Subaru sintió la necesidad de conversar.
_Subaru: Beatrice. Ellos han estado recuperando el mismo número que perdieron... ¿pero no crees que nunca han sobrepasado su cantidad original?
Suponiendo que había mil conejos, si Subaru derrotaba a cien de ellos, ellos se multiplicaban para hacer cien más. Si derrotaba a doscientos conejos, aparecerían doscientos conejos más. La cantidad no había cambiado ni una sola vez, sin importar cuántos de ellos matara.
Pero Subaru nunca los había visto multiplicarse más allá de cierto número.
Beatrice asintió ante Subaru.
_Beatrice: Su multiplicación en sí misma puede ser ilimitada, pero es probable que haya un límite máximo para el número de conejos que puede haber, de hecho. Así que supongo que no pueden multiplicarse más allá de eso.
_Subaru: Entonces, si podemos acabar con esa cantidad máxima de una vez...
_Beatrice: Teóricamente, eso lo destruirá... Pero eso presenta sus propias dificultades, de hecho.
Subaru vio esperanza, pero Beatrice puso cara de que sería difícil, ya que había suficientes conejos para cubrir todo lo que se veía.
Si tuviesen la magia para quemar todo lo que estaba a la vista, entonces podrían ser capaces de destruir al Gran Conejo, pero ¿cuánto poder necesitarían para hacerlo todo en un segundo y atraparlos a todos?
Era un plan violento, similar a un bombardeo de misiles sobre toda la región. Y si uno de los conejos sobrevivía, todos se regenerarían instantáneamente. El riesgo era demasiado grande.
_Subaru: En ese caso, tal como pensaba... Habrá que hacer eso.
_Beatrice: ¿Has pensado en algo, supongo?
_Subaru: Dependeré completamente de ti una vez más, pero sí.
Subaru observó a la mabestia multiplicarse mientras susurraba al oído de Beatrice.
Beatrice bajó la mirada pensativa y asintió con la cabeza.
_Beatrice: Había pensado lo mismo, de hecho. Pero hacerlo requeriría...
_Subaru: Sé que hay un atasco. ¡Pero espera! ¡Será mejor que no te hagas una idea equivocada, Beatrice!
_Beatrice: ¿—?
_Subaru: No es como si tuviéramos que resolver este problema por nuestra cuenta, ¿cierto?
Los ojos de Beatrice se abrieron de par en par ante esto. Ella suspiró en silencio, inclinándose hacia Subaru para apoyar la frente sobre su pecho.
_Beatrice: De verdad, Subaru... Presentas algunas soluciones extraordinarias, de hecho.
_Subaru: Prometo ser un contratista tan emocionantemente fresco y novedoso que nunca te aburrirás.
Subaru le mostró el pulgar hacia arriba, con sus dientes brillando. Beatrice hizo una sonrisa forzada antes de mirar hacia arriba, manteniendo el rostro contra el pecho de él.
_Beatrice: Bien, supongo. Hagámoslo, de hecho. Pero incluso Betty necesita tiempo para hacer esto, supongo. Veamos lo bien que te las arreglas durante ese período, de hecho.
_Subaru: Sólo finge que te estás relajando en un barco robusto y seguro. Por lo menos eso es lo que yo estoy haciendo.
_Beatrice: Veremos quién remará, supongo.
Beatrice empujó lejos el pecho de Subaru.
Ella respiró, cerró los ojos y comenzó a concentrarse en intensificar su magia.
Al ver esto, Subaru se preparó psicológicamente y empezó a correr sobre la nieve.
Los colmillos de la mabestia chasqueaban y chirriaban mientras perseguían a Subaru, quien corría con todas sus fuerzas. Las siluetas se abalanzan sobre sus piernas. Pero eran demasiado lentas. Después de estos dos días de carnicerías, el Gran Conejo parecía débil.
_Subaru: ¡Fuera del camino! ¡Largo de aquí! ¡No tengo tiempo para tratar con ustedes ahora mismo!
Subaru esquivaba los colmillos, y pateaba a los conejos.
Lanzaba hechizos, usando estacas de cristal para forzar la apertura de un sendero mientras atravesaba el claro con Beatrice acunada en sus brazos, corriendo de vuelta a la Tumba.
_Emilia: ¿Eh? ¿Qu? ¿¡Subaru!?
Emilia parecía sorprendida al presenciar el regreso de Subaru.
Subaru derrapó hasta detenerse a su lado antes de poner a Beatrice, con los ojos cerrados, en el suelo nevado a su lado y acariciar su cabeza.
_Subaru: ¡Lo siento, Emilia-tan! ¡Estamos teniendo problemas para lograrlo por nuestra cuenta!
_Emilia: Bu-Bueno, está bien… pero ¿qué hacemos ahora? Como pensé, tendré que...
_Subaru: No, tenemos una idea de cómo vencerlo. No tienes que usar tus movimientos de muerte absoluta como una terrorista suicida. Simplemente no los uses. Hará que todos nuestros esfuerzos hasta ahora fueran en vano.
Emilia contuvo el aliento y miró fijamente el rostro de Subaru.
¿En serio ella pensó que no me daría cuenta? Lo pensó de verdad, ¿no?
Por supuesto que Emilia, si realmente se acorralara en una situación como ésta, se haría daño a sí misma para dar el golpe decisivo. Qué chica tan imposible.
"¿Está bien lastimarme si eso salva a todos?" Dame un respiro.
_Subaru: Es mejor que todos estén a salvo y que todos se salven, eh.
_Emilia: ...Subaru.
_Subaru: Así que, Emilia-tan, tengo una petición un poco loca. Si no parece factible entonces pensaré más, pero si parece factible, entonces quiero ver lo mejor de ti — Ganemos todos juntos.
_Emilia: …
Emilia se puso la mano sobre el pecho, pareciendo sentir algo en la declaración de Subaru, parpadeando varias veces.
Subaru conjuró estacas de cristal y las disparó a la horda de mabestias para mantenerlas bajo control, ganando tiempo para que Emilia tomara su decisión. Eso no tardó mucho.
_Emilia: Está bien. Hagámoslo, Subaru. Estoy lista para cualquier cosa.
Dijo Emilia, firme en su determinación, con la mirada decidida.
Subaru cerró sus puños mientras miraba hacia atrás para verla.
_Subaru: Ese es el espíritu. ¡Allá vamos!