Subaru sintió increíbles oleadas de magia, que venían de ambos lados.
Emilia estaba a su izquierda y Beatrice a su derecha.
Cada uno de ellas sostenía una de las manos de Subaru, uniendo a los tres.
No había ningún significado real para que ellos hicieran esto. Era sólo para motivar a Subaru.
En el contexto de la batalla, podría llamarse "motivación" o "moral". Y la moral alta es esencial para dictar la marea de la batalla.
_Subaru: ¡Visualizar, visualizar, visualizar!
Subaru imaginó el peligroso, poderoso y mágico asalto.
Creó lanzas puntiagudas amatista, y bombardeó con ellas la extensión de los conejos que se acercaban. Él luchaba con todas sus fuerzas, repitiendo ráfaga tras ráfaga para evitar que los conejos los alcanzaran a ellos mismos o llegaran a la Tumba.
Subaru no estaba usando su propio maná para lanzar esta magia. Así que él estaba lanzando hechizos sin ningún esfuerzo — Pero suponer eso sería un completo malentendido.
Él estaba obteniendo de Beatrice el maná que necesitaba para lanzar los encantamientos, pero Subaru era quien regulaba la magia.
Visualizaba la fuerza de las estacas, su puntería, su cantidad, las materializaba y las disparaba, y luego se concentraba instantáneamente en el siguiente ataque.
Sufriría aún más fatiga corporal si fuera un verdadero mago. No podía siquiera imaginar la inmensa carga y la cantidad de trabajo necesaria. Podía estar de acuerdo con las afirmaciones de su falta de talento para eso.
Las estacas golpeaban contra el suelo, ondas de choque y detonaciones hacían que los conejos salieran despedidos por todo el lugar mientras chillaban en protesta. Sus colmillos chasqueaban y chirriaban, chasqueaban y chirriaban, y con la ventisca aullante como acompañamiento, sonaban como los engranajes del infierno, o algo por el estilo.
Los engranajes de la sombría cinta transportadora que venía para enviar al equipo de Subaru a la guillotina sonaban cada vez más cerca.
_Subaru: ¡Miinya! ¡Miinya! ¡Ah, mierda! ¡Me voy a morder la lengua conjurando esta magia!
Mientras se quejaba por el conjuro impronunciable, Subaru apuntó hacia el Gran Conejo, que estaba atacando.
Él disparo los cristales conjurados, y la cabeza del conejo más cercano — se mantuvo intacta cuando la estaca golpeó el suelo ante él, y la onda expansiva lo empujo de vuelta a la muchedumbre.
El plan estaba en la primera fase.
Subaru controlaba la horda con sus estacas conjuradas, pero no los estaba matando. Querían evitar una alteración del número límite, y que los conejos se multiplicaran en algún momento indefinido.
Él preservaba al Gran Conejo en su número máximo mientras lo mantenía a raya. Aunque,
_Subaru: Si los atrae el olor del maná, entonces es imposible que aparten su atención de nosotros.
Después de todo, allí había dos personas que estaban reuniendo magnitudes de maná rarísimamente presenciadas. Y las dos eran chicas hermosas. Subaru, en ese momento, tenía flores en ambas manos. Cualquiera lo envidiaría.
_Subaru: ¡Visualiza, visualiza, visualiza...! ¡Vamos, tienes que estar celoso! ¡Ven más cerca!
Murmuró Subaru, sin descuidar burlarse del animal.
Parte de ello era para provocar al enemigo, pero sobre todo para que Subaru se animara a sí mismo. Si fingía que una situación extraordinaria era una situación ordinaria, podía arreglárselas para seguir adelante.
Si no lo hiciera, no podría asegurar que pudiera sostenerse sobre sus propios pies. Sintió calor en sus dos manos. Con este toque en las palmas de las manos, no podía mostrar su lado patético.
_Subaru: ¡Visualiza, visualiza, visualiza...!
Murmuró Subaru una y otra vez mientras tensaba los ojos.
La horda de conejos había avanzado; había un límite a qué tan lejos de ellos Subaru podía contenerlos. Sin embargo, aún no estaban listos los preparativos.
Ni de Emilia, ni de Beatrice, ni de Subaru.
_Emilia: ...Subaru.
Él sintió que alguien le apretó la mano, y encontró a Emilia mirándole, con los ojos ligeramente abiertos.
¿Entonces sus preparativos estaban listos? Ella estaba sonriendo, esperando la señal de Subaru.
_Subaru: ——hk.
Empujado hacia delante por la mirada de Emilia, Subaru tensó aún más sus ojos inyectados de sangre.
La cortina de la ventisca era gruesa, escondiendo y revelando constantemente los lugares que él estaba tratando de ver. Pero la visión de sus retorcidas formas blancas le decía a Subaru de la ligera diferencia entre la mabestia y los bancos de nieve.
— ¡Un poco más, un poco más, justo ahí, ahí, ahí, ahí, ahí!
Subaru rechinaba los dientes. Esperando por el momento.
Confirmando que el frente, los lados, todo, absolutamente todo estaba correcto, los ojos de Subaru se abrieron de par en par.
_Subaru: ¡Ahora, Emilia! ¡¡Sigue las líneas!!
Gritando, Subaru apretó la mano de Emilia.
La mirada amatista de Emilia se centró firmemente en el frente mientras veía las líneas que dibujó Subaru.
Mientras mantenía al Gran Conejo bajo control con estacas conjuradas, Subaru había estado trazando simultáneamente líneas a través de la tierra con maná. El uso de maná sin forma para excavar en la tierra había sido la mayor dificultad.
Pero Subaru, tan desprovisto de talento como la gente lo llamaba, superó esa prueba mediante una combinación de concentración mental y pretensiones que superaban con creces las de una persona común. No podía verse mal ante los demás, con esas pretensiones.
Él dibujó cuatro líneas en total.
Cuatro largas líneas, que formaban una caja alrededor de la masa de conejos.
Líneas que le dirían a Emilia adónde apuntar.
_Emilia: ¡Excelente, Subaru! ¡Lo has hecho muuuy de maravilla!
Ella lo felicitó por su hermoso montaje, diciendo cosas que normalmente nunca diría.
Emilia levantó su mano derecha, aún sosteniendo la mano de Subaru, y colocó su mano izquierda medio congelada encima de ella. Y, pronunció su canto.
_Emilia: ¡¡—Al Huma!!
La multitud de magia surgía a medida que el mundo se transformaba según el canto de Emilia.
El maná se precipitó a las manos unidas de Emilia y Subaru antes de dispararse hacia la atmósfera, luego atravesando la tierra y convergiendo con las líneas de maná de Subaru.
— La tierra bramó y algo increíble ocurrió.
_Subaru: Increíble...
Dijo Subaru, asombrado, mientras observaba lo que sucedía.
Cualquiera que presenciara esto reaccionaría de la misma manera.
La magia de Emilia se movió sobre las líneas que Subaru dibujó — y toda la nieve dentro del cuadrado comenzó a levitar.
Todos los conejos dentro del cuadrado permanecían encima de la plataforma de nieve, pero no habían notado que esos temblores ocurrieron porque el suelo debajo de ellas estaba flotando.
Aunque era un espacio limitado, la plataforma flotante era de unos veinte por veinte metros.
Esta vista, de tantos conejos amontonados y temblorosos sobre esta plataforma, demostraba maravillosamente la naturaleza sobrenatural de la "magia".
_Subaru: ¡Emilia!
_Emilia: ¡Lo tengo! ¡No dejaré que se escapen!
Pero si ellos se detenían en este momento, entonces los conejos saltarían fuera de la plataforma.
Había una cosa más que tenían que hacer para evitar su escape.
Emilia levantó sus manos enlazadas hacia arriba — y las movió hacia abajo.
El campo de nieve flotante retumbó. Seguramente, los conejos nunca imaginaron lo que pasaría a continuación.
Un rugido, y cruzó una ráfaga helada de viento punzante.
Pasó sobre Subaru y los demás mientras mantenían sus ojos fijos en la plataforma, para ver los resultados.
— Cuando el viento se detuvo, el campo de nieve ya estaba cerrado verticalmente.
Los extremos izquierdo y derecho de la plataforma flotante de Emilia se habían plegado para encontrarse en el centro.
El suelo había sido cerrado de la misma manera que un libro, sellando al Gran Conejo dentro de la nieve, sin ningún medio de escape.
Subaru miró apresuradamente a los alrededores de la plataforma cerrada. Se les escapó—ninguno. Movimiento—en ninguna parte.
Todos los conejos estaban en un mismo lugar, atrapados en un área extraordinariamente pequeña. Hecho esto,
_Subaru: ¡El gran final es todo tuyo, Beatrice!
Subaru llamó a Beatrice, diciéndole que el segundo preparativo se había completado. Al escucharlo, y habiendo pronunciado en silencio el canto todo ese tiempo, los ojos de Beatrice se abrieron.
Al ver el espectáculo ante ella, Beatrice se rio en voz baja.
No era una sorpresa ni nada de eso. Una sonrisa llena de confianza apareció en su rostro.
_Beatrice: Aquí está el pináculo del yin. —Al Shamak.
En el instante en que ella murmuró el canto, una sombra ahogó al mundo.
※ ※ ※ ※ ※
— Por un momento, la criatura fue manipulada por algo como el vértigo.
Pero eso realmente sólo duró un momento.
El vértigo se detuvo y un choque impactó sus pies. Entonces la restricción que presionaba su cuerpo desapareció. Empezó sacudiéndose con fuerza para quitarse la nieve de su pelaje.
Olfateó el aire, miró a su alrededor.
Sus ojos, su nariz, sus orejas, todos sacaban lo mejor de ella ya que priorizan la caza de presas. Sus ojos rojos miraron a su alrededor en busca de una presa de olor dulce.
Nada. Había habido presas tan deliciosas que le hizo doler el estómago justo enfrente hacía tan sólo un segundo. Con carne tierna y sangre dulce, la presa que podría saciar esta hambruna, incluso temporalmente, definitivamente había estado justo allí.
Su nariz no olía nada. Sus ojos no veían nada. Sus oídos no oían nada.
La presa se había ido. Miró a su alrededor. Nada a la vista.
El hambre sobrescribió instantáneamente su decepción. Para distraerse de su hambre y necesidad de masticar, decidió morder la masa blanca a su lado.
Lo mordisqueó, desmenuzó su carne, sorbió su sangre mientras desgarraba sus entrañas. Masticó todo lo que le apeteció, se lo tragó, y luego se dio cuenta de que lo mismo sucedía a su alrededor.
Ahora había menos presas.
No se sintió en peligro, pero de acuerdo con sus instintos de supervivencia, mordió la cabeza de otra masa blanca que consumía frenéticamente a su alrededor. Lo mordió y se lo tragó.
Y esto se repitió. Y se repitió. Estimulado por el hambre sin fin, se dirigió a la presa vecina, y a la presa vecina, y a la presa vecina, y a la presa vecina, y a la presa vecina, y a la presa vecina—.
Eventualmente, después de devorar todo a su alrededor, ella era la única que quedaba.
Lamió la sangre que empapaba el suelo, sin dejar ni un solo trozo de sangre o hierba empapada de sangre. Una vez que limpió ordenadamente los restos de la comida, realmente estaba sola.
Pero incluso con carne en el estómago, el hambre que excedía con creces su masa corporal lo atacó.
La criatura gritó, con los dientes castañeteando, cerca de la locura. Hambre sin fin, hambre insaciable. La enloquecedora falta de liberación, sin importar cuánto comiera.
— Mamá también debió haber sentido esto.
Por un instante, un pensamiento misterioso pasó por una mente dominada por el hambre.
La cosa borrosa había sido un simple destello de emoción, nada tan cultivado como para alcanzar el lenguaje.
Y eso, también se desvaneció eternamente ante el hambre enloquecedora.
La criatura tembló, tembló violentamente. Gritó cuando sintió que sus entrañas se agitaron, e inconscientemente creó otra entidad.
Esta nueva y repentina masa blanca primero cayó de espalda al suelo, como si se le hubiera olvidado cómo caminar.
Cada uno de sus órganos registró a esta cosa como presa, y la mordió sin dudarlo.
Se lo tragó sin permitirle ni siquiera chillar. Después de comer, el hambre todavía la atormentaba. Y después de toda esa lucha agonizante, otra criatura aparte de ella nació en el mundo.
Y se repitió, y se repitió, lo mismo siguió y siguió y siguió y siguió.
Ahora estaba sola. No existía nada más en este mundo. Había edificios, bosques, tierra, aire y viento, pero no presas. Estaba sola.
Y procedió a comer.
Eventualmente, incluso esa criatura fue devorada por otro estómago, y desapareció.
La nueva solitaria criatura repitió y repitió todo hasta que ya no lo fue. El mundo giró.
— El hambre insaciable nunca se saciará.
※ ※ ※ ※ ※
La presencia momentánea de la increíble sombra hizo que Subaru contuviera el aliento.
_Subaru: …
El orbe negro que creó el canto de Beatrice se tragó la plataforma de nieve, atrapando al Gran Conejo que Emilia selló, y luego procedió a encogerse cada vez más, volviéndose cada vez más pequeño, antes de finalmente encogerse a un tamaño menor que una canica y desapareció silenciosamente.
Incluso Subaru, que no conocía la teoría detrás de esta hazaña, entendió lo que esto significaba.
Al Shamak, el mayor de los hechizos Shamak, es la magia que afecta al espacio.
La magia se tragó al Gran Conejo junto con la plataforma de nieve, y luego los arrojó a todos a otra dimensión.
Ni la regeneración ni la multiplicación significaban nada.
Porque literalmente era un problema de otro mundo.
_Subaru: Sé que te... pedí que los enviaras a un espacio aislado como la Biblioteca Prohibida, pero...
_Beatrice: ¿Acaso oigo descontento, supongo?
La voz de Subaru temblaba ante la increíble hazaña, mientras Beatrice hacía pucheros a su lado.
Ella puso sus manos sobre sus caderas, bastante disgustada con la actitud de Subaru.
_Emilia: Impresionante, de verdad...
Todo eso hizo que los ojos de Emilia también se abrieran de par en par.
Emilia sabía mucho más de magia que Subaru, así que su sorpresa estaba ocurriendo a otro nivel. Sus poderes probablemente se habían asentado un poco después de haberse congelado a medias y haber usado una magia tan inmensa. Una vez que descubriera cómo controlarlo, probablemente estaría bien.
Subaru miró a su alrededor, confirmando que no había nada donde solía estar el Gran Conejo.
Luego miró hacia atrás, y confirmó que la Tumba también estaba segura. El grupo de Lewes miraba sin expresión desde la Tumba. Parecía que las dobles de Lewes también habían conseguido ponerse a salvo.
Roswaal estaba apoyado contra la pared al lado de la entrada de la Tumba, con Ram en sus brazos.
La mano de Ram estaba tocando la mejilla de Roswaal, y Subaru pudo ver que Roswaal estaba llorando.
_Subaru: …
Al presenciar eso, Subaru sintió que el peso de su pecho desaparecía.
Todavía tenían que hablar de muchas cosas. Otto, Garfiel y los demás aún estaban en la mansión. Él creía que estaban a salvo, pero necesitaban reunirse y hablar. Y también aquí. Él tenía muchas cosas que preguntarle a Emilia.
Pero de alguna manera, parecía que todo estaba bien.
Había muchas cosas que aún no había verificado. Pero, al ver a Roswaal llorando y a Ram sonriendo suavemente mientras lo miraba, hizo que Subaru sintiera: Oye, todo está bien.
_Emilia: ¡Subaru, vamos!
Subaru se tomó un respiro, hasta que Emilia de repente pinchó su mejilla.
Emilia le sonrió a Subaru cuando él la miró, y luego le hizo un gesto señalando la zona que había detrás de él. Allí estaba Beatrice de pie con los brazos cruzados, todavía enfurruñada.
_Beatrice: Creo que este as merece unas palabras, de hecho.
Beatrice hacía pucheros. Subaru respondió asintiendo.
Y,
_Beatrice: ¡Ah, kya!
Subaru deslizó sus manos bajo los brazos de ella y la levantó.
Él ignoró su adorable grito, abrazándola mientras daban vueltas vertiginosamente,
Subaru: ¡Lo lograste! ¡¡Sabía que podías, te amo, Beako!!
_Beatrice: ¿Qu—? ¡Espe—! ¡No—suélt—Suétame ya, parece! Betty no es… hk.
_Subaru: ¡Sí, sí, sí! ¡Eres adorable! ¡Beako es maravillosa! ¡Beako es suprema! ¡Salve, Beako!
Mostrándola en alabanza, Subaru dio vueltas y vueltas con Beatrice en sus brazos.
La cara de Beatrice se tornó de color rojo tomate mientras Emilia los observaba juguetear, con una mirada tremendamente gentil.
El espíritu y el contratista, girando y girando en una expresión energética de alegría —
_Ambos: ¡Ah!
— perdieron el equilibrio en el último momento, y felizmente se zambulleron juntos de espalda sobre la nieve.