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Chapter 47 - Capítulo 47: Te quiero (parte 2)

Marc tomó la mano de Vanessa y ambos corrieron a través del bosque, luego de estar a cierta distancia de la casa bajaron el ritmo y caminaron tomados de la mano, sus expresiones de felicidad conmovería a cualquiera que viera a la pareja.

- ¿Marc?

- ¿Mmm?

- ¿Alguna vez... pensaste que estarías así? - Vanessa desvió discretamente su mirada hacia las manos entrelazadas.

- ¿Así como? ¿Perdido en los hermosos ojos de una sirena? - los ojos de Marc brillaron con una ternura infinita cuando paró de caminar para mirar directamente en los ojos azules brillantes de Vanessa.

Vanessa enrojeció un poco pero no desvió su mirada.

- ¿Por qué yo? - Vanessa preguntó con su voz delicada.

Marc la observó fijamente, con su mano libre le quitó el alfiler mágico del cabello antes de sonreírle ampliamente.

- No lo sé. Pero hay mucho tiempo para averiguarlo - le miró tranquilamente mientras la cara de la niña se volvía demasiado hermosa para ser humana.

Vanessa no pudo evitar sonreír mientras sus claros ojos azules se llenaban de cariño infinito por el hombre frente a ella.

- Te quiero ... - la voz de Vanessa era baja y casi inaudible, pero Marc alcanzó a escucharla, sin embargo se hizo el inocente y preguntó:

- ¿Qué dijiste?

Vanessa enrojeció hasta la punta de las orejas y no se sintió capaz de volver a repetir su frase, sus ojos titilaron un par de veces antes de volver a aclararse la garganta para decir suavemente:

- ... T-te quiero ...

Marc acarició su mejilla suavemente mientras sonreía, se acercó un poco para decirle suavemente:

- También te quiero, Vania.

Vanessa abrazó su cintura con sus delicados brazos, enterró su cabeza en su pecho mientras él la envolvía con sus brazos y la apretaba suavemente.

- Sin importar lo que pase, te protegeré - Marc le hablo mientras acariciaba su espalda.

- No necesito que me protejas, solo necesito que estés siempre conmigo - Vanessa levantó su hermoso rostro para mirarlo con ternura infinita en sus ojos transparentes.

Marc inclinó su cabeza hacia adelante, la besó suavemente con una dulzura que no se veía normalmente en él, era amable con todo el mundo pero con ella era diferente, su mirada brillaba con amor y necesidad de protegerla y esto era únicamente por ella. Desconocía cuando se había enamorado de esta mujercita, su primer encuentro pasó por su mente, en ese momento lo único que pensó de ella era que tenía carácter, pero después de conocerla se dio cuenta de que una fuerza invisible lo empujaba hacia ella, ya no podía ignorarla, quizá no la enamoró conscientemente pero no se arrepentiría de haberlo hecho jamás en su vida.

***

Jessica estaba feliz de ver a sus padres, aunque un poco molesta por lo que sucedió con Adelaida. Su mirada se ponía sería de vez en cuando aunque respirando profundamente podía calmar sus emociones.

Sus padres hablaban con Zemira con expresiones alegres.

- ¿Entonces llegaron solas? - Milo frunció el ceño mientras miraba a Jessica con preocupación.

- Si. No parecían heridas y llevaban consigo una gargantilla protectora - Zemira tomó un sorbo de su té con su habitual elegancia.

Unos pasos firmes que venían de las escaleras hicieron que los duques desviaron la mirada. Al encontrarse con la fría mirada del Lord, Samantha palideció y Milo se levantó abruptamente de su silla.

- Lord Storm - dijo tensamente Milo mientras trataba de calmarse del escalofrío que recorría por su espalda.

- Imagino que la historia es interesante, ¿quiere contarmela, Duque Milo? - Edward observó al hombre con su mirada tan helada como el hielo eterno.

Milo dió un paso atrás inconscientemente con un leve terror en sus ojos rojo oscuro.

- ¿No? Esta bien, yo le contaré la historia - Edward dio un paso hacia adelante mientras sonreía cínicamente - Le advertí que no se atravesara en mi camino, ¿qué hizo usted?... Todo lo contrario, la envío al otro lado del imperio y dijo que la habían secuestrado, la abandonó en un lugar extraño para ella y ¡ni siquiera fue capaz de visitarla! ... ¿es usted un hombre o no? Se enteró de que era una bruja y la abandonó casi al instante por cobardía a no poder criarla... ¿o me equivoco?... Me mintió en la cara, pero lo más importante es que le mintió a ella sobre la verdadera razón de traerla aquí... ¿Alejarla de las garras del lobo? ¡Jajaja! No puedes proteger a un lobo de su propia especie, es como alejar a un vampiro de su propia familia, no tiene caso...

La mirada de Edward era cada vez más despiadada, no se movió pero la presión que su mirada ejercía preocupó hasta a Zemira quien apretó la taza de porcelana con un rostro pálido.

- Edward. No sigas - la clara voz de Alexandra resonó desde el marco de la puerta, la chica estaba parada con los brazos cruzados sobre su pecho.

- ... Alex.... digo Adelaida - él intentó protestar pero la firme mirada dorada de la mujer lo obligó a callar y dar tres pasos en su dirección con la cabeza baja.

- Sé que quieres arreglar cuentas... pero, cariño, lo que pasó ya pasó, no puedes mover el tiempo a tu antojo - Alexandra lo miró sonriendo y le habló cariñosamente mientras se acercaba a él para tomar su mano suavemente.

Edward la miró atentamente antes de suspirar fuertemente y decir con resignación:

- Está bien, no diré más si así lo quieres. Pero no significa que les perdone...

- Jamás dije que debías perdonar, sólo te pido que controles tu temperamento - Alexandra le miró cálidamente con sus singulares ojos dorados titilando suavemente.