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Chapter 32 - Quinta parte 05 - LOS PRÍNCIPES COMERCIANTES (08)

La fundición era grande, y despedía un olor a decadencia que ninguna clase de reparaciones superficiales podía borrar completamente. Estaba vacía y en un estado de quietud muy poco natural, como debía ocurrir cuando acudían el comodoro y su corte.

Mallow había colocado el lingote de acero entre dos soportes con afectada indiferencia. Había tomado el instrumento que Twer le alargó y asía el

mango de piel.

El instrumento dijo es peligroso, pero también lo es una sierra circular. Lo único que hay que hacer es no acercar los dedos.

Y, mientras hablaba, dirigió la boca del aparato contra el lingote y la deslizó a lo largo de éste con suavidad. El lingote cayó al suelo cortado en dos.

Hubo un salto unánime, y Mallow se echó a reír. Recogió una de las mitades y la sujetó contra la rodilla.

Puede ajustarse la longitud del corte exactamente hasta una centésima de milímetro, y una plancha de cincuenta milímetros se podría cortar por la mitad con la misma facilidad. Si ha

comprobado la profundidad deseada, puede poner el lingote de acero sobre una mesa de madera y cortar el metal sin rayar la mesa.

Y a cada frase, la sierra atómica se movía, y una viruta de acero caía al suelo.

Esto dijo es aserrar el acero. Echó la sierra hacia atrás.

También puede emplearse como cepillo. ¿Quiere disminuir la anchura de un lingote, borrar una irregularidad, separar una parte corroída? ¡Mire!

Una delgada y transparente hoja de metal salió de la otra mitad del lingote original, primero de quince centímetros de anchura, después de veinte, y después

de treinta.

¿O como taladradora? Todo se basa en el mismo principio.

La gente se agolpaba a su alrededor. Podía parecer la exhibición de un prestidigitador, un mago, o una función de variedades realizada ante navegantes ansiosos. El comodoro Asper manoseaba virutas de acero. Altos funcionarios del gobierno se ponían de puntillas para mirar por encima del hombro de su vecino, y susurraban, mientras Mallow practicaba limpiamente agujeros a través de veinticinco milímetros de duro acero a cada toque de su taladradora atómica.

Sólo una demostración más. Que alguien traiga dos trozos pequeños de

tubo.

Un honorable chambelán de una cosa u otra se apresuró a obedecer en medio de la agitación general, y se ensució las manos como cualquier obrero.

Mallow las mantuvo en posición vertical y cortó los extremos con un solo golpe de la sierra, y después unió los tubos, por los extremos recién cortados.

¡Y fue un solo tubo! Los nuevos extremos, carentes incluso de irregularidades atómicas, formaban una pieza después de la juntura, que se realizó con un solo toque.

Entonces Mallow miró a sus espectadores, pronunció una palabra y se interrumpió. Sintió una profunda

opresión en el pecho, y el estómago se le puso rígido y frío.

Los propios guardaespaldas del comodoro, en la confusión, habían logrado situarse en primera línea, y Mallow, por primera vez, pudo ver las extrañas armas portátiles con todo detalle.

¡Eran atómicas! No había equivocación posible; un arma no atómica con un cañón así era imposible. Pero eso no era lo más importante. No lo era en absoluto.

Las culatas de esas armas tenían, profundamente grabadas en oro viejo, ¡la nave espacial y el Sol!

La misma nave espacial y el Sol que

había en todos los grandes volúmenes de la Enciclopedia original que la Fundación había empezado y aún no había terminado. La misma nave espacial y el mismo Sol que habían decorado las banderas del imperio galáctico durante milenios.

Mallow habló sin dejar de pensar:

¡Comprueben el estado de este tubo! Es de una sola pieza. No es perfecto, naturalmente, pues la juntura se ha hecho a mano.

No había necesidad de más números de prestidigitación. Todo había terminado. Mallow se daba por satisfecho. No pensaba más que en una sola cosa. El globo de oro con sus rayos

convencionales, y la figura oblicua en forma de cigarro que era una nave espacial.

¡La nave espacial y el Sol del

Imperio!

¡El Imperio! ¡Las palabras se repetían una y otra vez! Había pasado un siglo y medio, pero todavía existía el Imperio, en algún lugar olvidado de la Galaxia. Y estaba emergiendo de nuevo hacia la Periferia.

¡Mallow sonrió!