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Chapter 30 - Capítulo 30: Camisetas de pareja

Una llamada en su teléfono interrumpió sus pensamientos. Cogió el teléfono sin ganas, luego casi lo soltó al ver en la pantalla el nombre de Jin Eun.

"¿Porqué me llamara su madre?"

Contesto la llamada con una pequeña sonrisa en la cara.

—¿Señora Jin Eun?, cuánto tiempo.

—Cierto querida, te preguntaras porque te llamó, es muy simple quiero qué mi hijo y tú vengáis a cenar. Lleva demasiado tiempo sin venir a casa y no creó qué acepte mi petición.

—Si no acepta su petición no creó qué acepte la mía...—comento un poco decepcionada.

—Solo inténtalo—Jin Eun colgó el teléfono impidiendo qué Sun hee volviera a dudar.

Sun hee apoyo su delgado cuerpo en la pared, cruzó levemente sus piernas y comenzó a jugar con sus manos. Sentía cómo si le hubieran dado la misión más difícil del mundo, para ella era cómo intentar levantar a un elefante y llevarlo hasta la otra punta del mundo. Agachó la cabeza y comenzó a pensar en una estrategia.

Poco después recordó el viaje qué hicieron, no pudo evitar pensar en el favor qué le debía Seong-Jin.

Se agachó rápidamente y sacó una pequeña bolsa de debajo de la cama, luego fue corriendo hasta su dormitorio y abrió la puerta con fuerza.

Seong-Jin estaba hablando por teléfono, parecía importante pero nada más ver a su esposa colgó el teléfono para poder darle la atención qué se merecía.

Sun hee pensó en lo enojado qué debería estar aquella persona qué fue colgada.

Respiró profundamente y empezó a hablar:

—Seong-Jin, tu madre quiere qué vayamos a cenar con ella.

—No—cruzo los brazos y la miro serio.

—Llevas demasiado tiempo sin ir a casa de tus padres ¿cierto?

—Sí. Puedes decirle qué no voy a ir.

—Yo creó qué si vas a ir.

Seong-Jin arqueó una ceja y la miro esperando una explicación.

—Me debes un favor por aquél viajé qué dejaste a la mitad, tú mismo lo dijiste. Así qué mi petición es qué tú y yo vayamos a la casa de tus padres, ¿vale?

—De acuerdo...—no se esperaba qué su esposa se acordará de aquello. Le pareció extraña su petición, pensaba qué le pediría algo lujoso y no qué fuera a ver a su madre.

Cuándo el se estaba girando para poder irse la voz de su esposa le interrumpió.

—Espera... te molestaría ponerte ésto, si no quieres no tienes qué hacerlo—saco dos camisetas de una bolsa.

Él observaba lo qué su esposa agarraba con suavidad. Sus ojos se abrieron al ver el diseño de las camisetas.

Sun hee pensó qué aquélla reacción era de desagradó.

—Tienes razón, sería raro para ti ponerte esto. Las compré cuando estábamos en la ciudad M, me parecieron bonitas—dijo mientras guardaba otra vez las camisetas.

—No las guardes, me la pondré—agarro la muñeca de su esposa para evitar qué las guardara. Cogió la qué era de su talla y la dejo sobre la cama.

Sun hee elevo levemente las comisuras de sus labios, observó la camiseta de su esposo sobre la cama matrimonial y suspiró.

Miró a Seong-Jin por última vez, levantó su mano para despedirse de él.

Salió de su dormitorio y volvió al de ella.

Una vez dentro sacó su teléfono para llamar a Eun-Jin mientras se sentaba en una cómoda silla del balcón.

—Si recibo esta llamada es porque lo has convencido—dijo Jin Eun con un tono de voz feliz.

—Sí.

—La verdad es qué no me sorprende.

—¿Qué?

—Nada... os esperó esta noche a las nueve.

Sin nada más qué decir Sun hee colgó el teléfono y se levantó para poder ir a ayudar a las mucamas.

Hoy parecía qué tenían bastante trabajo.

"Yo también vivo aquí así qué debería ayudarlas"

Bajó las escaleras agarrándose a la barandilla y busco a algunas mucamas.

No aceptaron la petición de ella. El joven amo podría cabrearse, solían dejarla algunas veces cuando él no estaba o también cuando estaba ocupado trabajando en su despacho.

Pero hoy se paseaba mucho por la mansión, no tuvieron otra opción.

Los ánimos de Sun hee estaban por los suelos, volvió a girarse y subió otra vez a su dormitorio.