Pasó media hora desde qué Sun Hee se sentó en la bañera, tenía las piernas cruzadas y su cabeza apoyada sobre sus manos.
Ahora qué lo pensaba mejor se estaba arrepintiendo de haberse colado en el avión de su esposo.
El viaje en avión no era muy largo, solo faltaba dos horas más, pero el modo espía de Sun Hee ya había vuelto a activarse, poco a poco se levantó de la bañera y se dirigió hacia la puerta. Cuando fue a abrir la puerta, el avión se inclinó un poco haciendo qué ella perdiera el equilibrio por completó y cayese en la bañera provocando un fuerte ruido.
Desgraciadamente, se escuchó en todo el avión.
Seong-Jin miraba fijamente la puerta del baño, con grandes pasos se acercó hacia donde provenía el ruido.
Cuando vio a su esposa tirada en la bañera con las cortinas rotas encima no pudo evitar ponerse furioso.
Cogió su brazo con fuerza y la sacó de allí, enseguida la llevo al sofá.
—¿Qué haces aquí?—Facilmente se podía notar lo furioso que estaba.
—Yo solamente quería... Tener un viaje contigo, no te conozco y tampoco he sido capaz de hablar contigo, si tengo que estar casada contigo al menos quiero conocerte mejor.
Seong-Jin al escuchar las palabras de su esposa se relajó un poco.
El no dijo nada, solamente asintió y se sentó en el sillón que había al lado.
Durante todo el vuelo estuvieron en silencio, ninguno se atrevió a romper ese incómodo silencio.
Cuando finalmente el avión aterrizó, Sun Hee decidió buscar su equipaje, pero enseguida se dio cuenta de que no trajo nada.
Antes de que ella pudiera bajar del avión desanimada, su esposo se lo impidió.
—Toma, ponte esto, seguramente hayan periodistas fuera—dijo mientras le daba su gorra y gafas de sol.
Ella se sorprendió, pero sin pensarlo dos veces aceptó ponerse eso.
Sun Hee bajo justo detrás de su esposo, un montón de guardaespaldas estaban intentando retener a los periodistas.
¿Cómo se habían enterado todos esos periodistas de que Seong-Jin estaba allí?
Un Lykan Hypersport estaba justo en la entrada del aeropuerto.
El auto, solamente tenía dos plazas, ella no pensaba que Seong-Jin supiera conducir, se lo imaginaba sentado detrás de un lujoso auto mientras conducían por él.
—Te quedarás en una casa mientras yo no esté.
Ella no pudo quejarse, asintió desanimada, en verdad no debería de haber seguido a su esposo.
En el trayecto hasta la casa, también hubo silencio, pero afortunadamente llegaron rápido.
Sun Hee bajo del auto y observo como su esposo se marchaba.
Lo único que la alegró en todo el día, fue la agradable bienvenida de las mucamas.
Para agradecerles decidió ayudarlas con la limpieza.
Paso casi toda la tarde limpiando.
—Señorita Sun hee agradecemos su ayuda, pero porfavor descanse.
—Esta bien...
Le dolía todo el cuerpo, estaba agotada y su esposo tampoco había llegado a la mansión.
Lo único que podía hacer ella ahora era dormir.
***
A la mañana siguiente Sun he fue al comedor para poder desayunar, ahí estaba su esposo, tomándose un café con la mirada fija en su esposa, ella estaba estirando todo su cuerpo mientras rascaba sus ojos.
Enseguida la voz de su esposo la interrumpió.
—¿Quieres café?—dijo mientras estiraba su brazo para ofrecerle el suyo.
Sun hee ignoro por completo a su esposo y comenzó a comerse su delicioso desayuno.
Todavía seguía un poco molesta ya que pasó toda la tarde sola, ella lo único que quería era conocerle para poder acostumbrase a su nueva vida.
Seong-Jin le habló a su esposa cuando se percató de que ella lo estaba ignorando.
—¿Nos vamos?—preguntó mientras se levantaba.
Sun Hee arqueó una ceja.
—¿A dónde?
—Tú dijiste que querias que los dos tuviéramos un viaje.