Chapter 18 - Capítulo 18: Emergencia

Casi seis horas después llegaron de vuelta a la ciudad, los dos estaban en la entrada de la mansión.

Sun Hee desanimada abrió la puerta, fácilmente se podía notar que su ánimo no había mejorado.

Mientras tanto, su esposo había salido corriendo sin despedirse, de nuevo había dejado a Sun Hee sola.

Afortunadamente, Min Ho estaba ahí y la recibió con una enorme sonrisa.

—Oh, señorita, pensé que estaría fuera una semana. El joven amo no me avisó que llegarían tan pronto.

Min Ho parecía bastante sorprendido, recordó qué Seong-Jin le dijo qué estarían fuera una semana y rara vez cambiaba de opinión.

Por el rostro de Sun Hee pudo percatarse de que algo había ocurrido, para no empeorar la situación decidió que sería mejor no seguir preguntando.

—Avisare a las mucamas para qué prepararen su dormitorio.

—Esta bien.

Sin nada más que decir, Sun Hee siguió a Min Ho mientras arrastraba los pies.

***

Seong-Jin llegó a la entrada del hospital que el doctor le había indicado por teléfono.

Sin dudarlo entró y se encaminó a la recepción, apoyo con fuerza sus dos manos sobre la mesa haciendo qué la recepcionista diera un pequeño saltó.

—¡Dónde esta la paciente Kim Hyun!—exclamó Seong-Jin esperando una respuesta rápida.

La recepcionista busco en el ordenador lo más rápido posible ya que el aura de Seong-Jin le provocaban escalofríos.

—H-habitación 320.

Seong-Jin fue hasta el ascensor lo más rápido qué pudo, cuando llegó subió y apretó fuertemente el botón de la planta tres.

Una vez arriba buscó la habitación 320 ansioso, al encontrarla abrió la puerta asustado y entró.

Una bella mujer de cabello rubio teñido y ojos café estaba tumbada en una camilla.

Seong-Jin se acercó a ella preocupado y puso una de sus manos sobre su pequeño hombro.

—kim Hyun, ¿qué es lo que hiciste?

La mujer que estaba tumbada hizo una mueca de dolor y le miró con una mirada inocente.

—Yo... un auto chocó contra mi y casi muero— Dijo sollozando mientras intentaba agarrar la mano de Seong-Jin.

Él claramente estaba sorprendido por lo que acababa de escuchar, desaparecía unos días y algo como eso tenía que ocurrir.

Un doctor entró en la habitación al enterarse de que finalmente había llegado un visitante.

—¿Señor Seong-Jin?

—Doctor, ¿cómo se encuentra ella?

—Bueno verá... en realidad la señorita no ha tenido ningún fuerte golpe, solamente fue un roze, no hay ni siquiera una marca.

La cara de Seong-Jin se oscureció en el instante que escuchó aquello, velozmente volvió a girarse y miro a la mujer qué acababa de montar un drama.

Seong-Jin decidió no armar ningún escándalo, él sabía perfectamente que esa mujer era una persona necia, codiciosa e insoportable, pero no pudo perdonarle qué lo hiciera regresar de su viaje.

Ellos tuvieron una larga relación años atrás, por cuestiones de negocios tuvieron que dejar atrás su relación. Seong-Jin ahora le tenía afectó pero ahora solo la quería como si fuera parte de su familia.

Kim Hyun desde el momento que terminaron su relación lo siguió por siempre.

Seong-Jin le miró decepcionado una última vez, sin decir nada se giró y salió de la habitación.

—¡Seong-Jin no te vayas por favor... me duele mucho!

Ni siquiera se molesto en escucharla, si él hubiera seguido en esa habitación habría explotado.

Alguien se aferró a su espalda con fuerza, al girarse vio a Kim Hyun de pie, la mujer que hace solo un minuto estaba gritando desesperadamente qué iba a morir, ahora intentaba evitar dejar ir a Seong-Jin.

Él agarró sus muñecas y la apartó de él.

—Seong-Jin porfavor no te vayas, quédate conmigo...

Con enojo levantó su mano y le mostró un anillo.

—Kim Hyun entiende, lo nuestro termino hace tres años, ahora estoy casado.

La cara de Kim Hyun se puso roja por el enojo, realmente no podía creer lo que estaba escuchando pero desgraciadamente ella sabía perfectamente que el nunca bromeaba.

Seong-Jin aprovecho que ella estaba paralizada por la notia y se fue.

Fuera del hospital se quitó aquel anillo y se deshizo de el anillo. Antes, él lo había comprado en una pequeña tienda antes de entrar por si una situación así ocurría.

Con una pequeña sonrisa pícara y las manos en los bolsillos comenzó a caminar hacía el auto.

Mientras tanto, Sun Hee estaba hablando con Hye por teléfono.

—¿Qué es eso tan importante?—preguntó Sun Hee curiosa.

—Realmente te tengo una propuesta interesante.