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Chapter 19 - Culpa a medias

Alejandra estuvo una media hora sentada en ese lugar cuando vio a Amanda salir del pasillo, despedirse de los hombres y caminar en dirección a la puerta. Con un rápido movimiento sacó la cámara, la metió rápidamente en la maleta junto con la tablet y corrió rápidamente a esconderse detrás del auto cuando la puerta se abrió.

-Gracias Susana, me ahorraste muchos problemas con los chicos.

-¿Cuál es el problema con los hombres? ¿Les es tan difícil controlarse?

-Bueno ya sabes, no podemos resistirnos a los placeres y más cuando se nos prohíbe hacerlo.

-Mejor que vayas cambiando esa forma de pensar porque la próxima vez no vendré a ayudarte y tendrás toda la responsabilidad de lo que suceda con la mercancía. Al jefe no le gustará si se daña sin razón aparente y no creo que tus tontas excusas te salven.

-De acuerdo, hablaré con los chicos. Necesitamos que estén en las mejores condiciones posibles antes de transportarlos, después de todo como mercancía internacional valen más. Los cruzaremos a las fronteras del Norte, lo clientes de aquel lado pagan más y están más deseosos de servicios.

El hombre se rió fuertemente, lo que hizo que Amanda le dirigiera una mirada de asco y que a Alejandra se le revolviera el estómago.

-Mientras mantengas a esos animales a raya será tú única preocupación. Después de todos en cuanto a los problemas legales, todo está resuelto. En ese país el gobierno hace ojo de hormiga a los problemas de las personas mientras no involucre a sus ciudadanos y eso solo para no causar indignación en su población.

-Te aseguro que eso solo se aplica a las personas con familias, los huérfanos y vagabundos pueden ser buena mercancía, la gente no nota su ausencia en ocasiones y en otras los olvidan fácilmente. Y al gobierno no le importa aunque sean sus ciudadanos mientras les deje algo de dinero, que siempre es así.

-Es por eso que no puedo permitirme fallar en mi misión y terminarla lo más pronto posible. Como deseo dejar este trabajo pronto.

-¿Estás segura? No se si podrás encontrar trabajo tan fácilmente sin experiencia alguna y dudo que la experiencia en este tipo de trabajo te de buena imagen a dónde vayas, eso sin mencionar que la paga es buena en este trabajo.

-No es como que a mi me paguen demasiado por lo que hago. ¿A caso ya olvidaste de dónde vengo y mi razón de trabajar en el grupo? Es obvio que me quiero ir. Y tengo mis métodos para conseguir otro tipo de empleo, no es como que pierda algo después de tanto tiempo.

-Si estas segura de ello, está bien, yo te apoyo. Sólo espero que no te sea tan dura tu nueva vida y logres entrar a ese mundo de luz sin problemas.

-Me voy, no tengo tiempo que perder. Con fortuna esta será la última vez que nos veamos.

-Que te vaya bien. Cuídate.

Amanda se dio la vuelta y caminó en dirección de Alejandra para entrar a su auto. Alejandra giró rápidamente sin llamar la atención y se escondió en el costado del carro de a lado.

Amanda encendió su carro y manejó lejos de la casa sin notar a Alejandra por el retrovisor que se había levantado y corrido en dirección a su moto. Alejandra la siguió cruzando toda la ciudad hasta la Zona Providencia donde entró a un estacionamiento subterráneo, exclusivo para lo habitantes de la torre de departamentos de lujo.

Alejandra buscó donde estacionarse al rededor del enorme parque y corrió hasta las torres. Entró a la recepción dónde una mujer estaba sentada en la entrada.

-¿Le puedo ayudar en algo señorita?

-Sí, estoy buscando el departamento de la señorita Amanda pero no recuerdo el número, ¿me podría ayudar a buscarlo?

-¿Es usted una amiga o familiar?

-No, soy una socia de negocios.

-Lamentablemente por cuestiones de seguridad se nos prohíbe dar los números de los departamentos pero si me proporciona el apellido de la señorita Amanda podré buscarla en mi base de datos. Y si me proporciona su nombre con apellido podré comunicarme con la señorita Amanda y hacerle saber que está aquí para que venga a recogerla personalmente.

-Está bien, su nombre es Amanda Rodríguez y mi nombre es Angélica Martínez.

-Muy bien, si gusta tomar asiento en la sala en lo que la busco y me comunico con ella. ¿Le puedo ofrecer algo de beber para hacer más agradable su espera?

-No, así está bien. Muchas gracias.

Alejandra se sentó en un sillón bastante cómodo. Se había arriesgado al ser anunciada pero era la única manera de saber dónde estaba. Esperaba que su nombre falso no la delatara y que Amanda no conociera a todas las personas con las que hacía trato, así por lo menos le generaría alguna duda y aceptaría bajar a verla.

Mientras Alejandra pensaba que historia podría contarle a Amanda para hacerle creer que era del bajo mundo, la señorita de la mesa se acercó rápidamente a ella.

-Señorita Angélica, me temo que nuestra base de datos no tiene registrada a ninguna persona con el nombre que me proporcionó. ¿Está segura que vive aquí?

-¿Hay alguna otra torre de departamentos lujosos por aquí?

-Me temo que sí, hay otros dos. Probablemente se confundió, le recomiendo que se ponga en contacto con la persona para confirmar bien el lugar. Si no necesita más de mi regresaré a mi trabajo.

-Sí, muchas gracias, le agradezco mucho su atención.

Alejandra se levantó y salió del edificio. Caminó unos pasos y se detuvo. 'Bien, ahora hay dos posibilidades, o entró para ver a alguien o está registrada con otro nombre falso, dudo mucho que utilice el mismo que usa para su trabajo. Debo averiguar cual de las dos posibilidades es.?

Miró a su alrededor y encontró un frondoso árbol al cruzar la calle, si pusiera una cámara en dirección al edificio podría saber si había ido de visita o vivía ahí. Así que dejó una pequeña cámara en una de las ramas y la protegió con una pequeña jaula de metal para evitar a los animales. Ahora solo quedaba esperar para ver cuantas veces entraba y salía del lugar en los próximos 5 días.

Alejandra montó su moto y regresó a su oficina con mucha hambre, la tarde se le había ido tan rápido y aún no terminaba el trabajo pero decidió darse un descanso para comer y bañarse.

Tenía ganas de una lasaña de vegetales, así que se la preparó y en lo que se horneaba se dio un baño. Ya más fresca y descansada se sintió en la gloria al probar su deliciosa lasaña.

Recuperar fuerzas para continuar con el trabajo era muy importante y aunque tenía algo de sueño decidió centrarse un poco más en la información que había obtenido. Sacó su tablet para revisar las cámaras de la residencia de Alejandro y para revisar la que había dejado en el parque. Después ya revisaría los videos que había obtenido en aquella casa.