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Chapter 25 - El verde no es el nuevo negro

Los dos entraron en la tienda para el hogar y caminaron hasta el área de cortinas. Había de todos los tipos, formas, colores, materiales y algunos hasta con olores.

El hombre miró asombrado y extrañado por la cantidad de modelos que había.

-¿Para qué querría alguien comprar cortinas con olor?

-Supongo que alguien que le guste que su casa huela bien o tal vez para aromaterapia? No sé, las razones puedes ser muchas.

-¿Pero no se cansaría del olor? Después de un rato debe ser muy cansado tener que oler esos olores fuertes durante varios días.

-No creo que el olor en las cortinas dure así de fuerte durante mucho tiempo, y no creo que el olor se vuelva insoportable si está bien ventilada el área donde estén puestas.

-Mmmm, no me convence.

-Pues no las compres. Creía que veníamos a buscar mis cortinas no sabía que tu también estabas buscando cortinas.

-No, no estoy buscando cortinas pero cuando quiera comprar algunas ya estaré convencido de quererlas sin olor. Me estoy ahorrando tiempo de elección en mi próxima compra.

-Interesante manera de describir la razón por la que pierdes tiempo.

-Le estoy dando un buen uso a mi perdida de tiempo.

Alejandra no pudo evitar reír abiertamente al escuchar las tonterías que decía este hombre. No fue hasta que notó que llamaba la atención con su risa que bajó el volumen de sus risas.

-Que tonto estás. Vamos, concéntrate para terminar mi elección más rápido.

Al ver a Alejandra tan feliz, el hombre se puso de buen humor.

-Pues como no me has dicho que clase de cortinas buscas estoy perdido en esta marea de telas.

-No seas dramático. Quiero unas cortinas que no dejen pasar la luz del sol en las mañanas para cuando duermo en mi oficina pero no quiero un color muy obscuro que ensombrezca la vista, y quiero renovar también el color en mi oficina, así que debo pensar en un color que combine. Y el color de mi oficina quiero que sea un color que permita sentirse relajado mientras trabajo y a las personas que entran a pedir mis servicios.

-Entonces, ¿qué piensas de un color como ese verde manzana? ¿O a lo mejor un verde olivo? Dicen que los colores obscuros no dejan pasar la luz, así que a lo mejor un verde caqui.

-¿Cómo es que solo piensas en tonos de verde? No es como que vaya a decorar mi recámara, si no mi oficina, entiéndelo.

-Bueno es verde se un color que se ha puesto de moda últimamente, así que pensé que sería bueno que lo uses.

-Dejemos en claro que no quiero usar verde para la remodelación. Y el verde no es el nuevo negro, no es el color más popular. ¿Lo sabes no?

-Bueno, entonces ¿qué color estás buscando?

-No estoy muy segura pero para las cortinas me gustaría un color claro, no quiero que mi oficina se obscurezca.

-¿No querías evitar que entrara el sol?

-¿Sí sabes que hay cortinas de diferentes colores con materiales para evitar que pase el sol, cierto?

-¿Te refieres como esas cortinas que usan en lugares donde las noches son cortas o en los hoteles?

-Así es, así que ponte a buscar dónde están esas cortinas. Cuando las encontremos podremos elegir el color.

-Me parece que las vi al fondo.

Los dos caminaron por los estrechos pasillos de la tienda hasta el fondo. Ahí estaban las cortinas que Alejandra buscaba en diferentes colores y estampados. Recorrieron los diferentes diseños hasta que hubo una cortina, color gris claro con un diseño floreado en el mismo color, que llamó su atención.

-La encontré, esta es la que voy a comprar.

-No es un color un poco serio.

-Es para mi oficina, claro que quiero que se vea que tomo mi trabajo seriamente. Además me gusta el largo, parece que arrastrará un poco en el suelo pero se ve elegante. Ahora debo aprovechar a comprar pintura para mi oficina y elegir el diseño de donde cuelga la cortina.

Eligió rápidamente un bastón de color aluminio que terminaba en ambas direcciones con un acabado de botón de girasol. Para la pintura eligió dos colores, un azul grisáceo claro y un gris natural. Pagó y salieron de la tienda.

-Si necesitas ayuda en la remodelación para pintar o para mover cosas, puedes contar conmigo.

-Probablemente algo de ayuda me vendría bien. ¿Tienes tiempo para ayudarme en este momento?

-¿Ya? ¿Vas a empezar desde ahorita?

-Hoy es el día que tengo más tiempo libre, ¿por qué no? Mañana ya no podré, tengo mucho trabajo por hacer.

-Está bien, te ayudaré vamos.

-Pero primero pararemos a comprar algunos ingredientes, te cocinaré en agradecimiento por tu ayuda cuando terminemos.

-Que cruel, hasta que terminemos. No sé si es realmente una recompensa por mi trabajo o solo una amenaza de que no tendré comida si no termino.

El hombre hizo una mueca exagerada de desesperación, lo que provocó que Alejandra lo golpeara juguetonamente en el hombro mientras reía.

Llegaron a la oficina, he inmediatamente comenzaron a mover todas las cosas de la sala principal.

-¿No vas a mover las cosas del cuarto de archivos?

-No, solo voy a remodelar el área donde recibo a los clientes. Querer cambiar el área de archivos es una tarea que tomaría años. También cierra la puerta de la cocineta para que no se meta el olor de la pintura fresca, no querrás comer con ese olor.

-Sí, definitivamente el sabor a pintura no es exactamente mi favorito.

-Aquí hay unos plásticos para cubrir el piso y los muebles que movimos al centro. Cada quién que pinte dos paredes.

-¿Cuál color vas a usar primero?

-Empecemos pintando la mitad superior de las paredes con el color azul gris claro, luego ya le daremos a la otra mitad con el segundo color.

-Usted manda jefa.

-Bueno a trabajar si quieres comer.

Los dos se rieron y comenzaron a trabajar en sus respectivas áreas. Terminaron de poner ambos colores después de cuatro horas y ahora esperaban a que secara un poco la segunda capa de la pintura para entrar. El olor era muy fuerte.

-En lo que se seca y baja el olor, puedes esperarme sentado en la puerta mientras empiezo a cocinar. ¿Quieres una cerveza en lo que esperas?

-No gracias. No soy mucho de beber cerveza.

-Y ¿agua? ¿Agua sí quieres?

-Sí, agua sí puedo tomar gracias.

Alejandra puso los ojos en blanco al oír el tono sarcástico del hombre. Entró rápidamente en la cocineta y salió con una botella de agua que le lanzó tomándolo desprevenido.

-Hey, cuidado. Podrías matar a alguien así.

-Jajaja. ¿Qué clase de tonto se moriría por ser golpeado con una botella de agua a esta distancia?

-No subestimes a los tontos. Tenemos el poder de hacer posible no imposible.

-No sé si eso es algo bueno o no, suena como a un cumplido y un insulto para mí.

-Definitivamente es un cumplido para nosotros.

-Está bien, está bien. Ahora espera en lo que preparo la cena.

Alejandra entró en la cocineta y comenzó a calentar el espagueti con sal y unas hojas de laurel. Puso a cocer salmón al vapor y lo condimentó con aceite de oliva, ajo, sal, pimienta y hiervas de la toscana. En otra cazuela puso a calentar crema agria, un poco de queso mascarpone, queso crema, leche evaporada, pimienta, sal, trozos de cebolla, un pedazo de chipotle y hierbas para sazonar, después de estar líquido lo dejó enfriar un poco en lo que se terminaba de cocer el espagueti. Apago el salmón y lo desmenuzó en pequeños pedazos, cuando el espagueti estuvo en su punto, retiró el agua rápidamente y enjuagó rápidamente con agua fría para detener la cocción. Bañó el espagueti con la salsa y lo sirvió en platos. Después colocó el salmón desmenuzado sobre el espagueti servido en los platos y los puso en la pequeña mesita que tenía.

-Ya he terminado la cena, puedes venir a comer ya si gustas.

-¡Por supuesto! Me prometiste comida como pago y ahora me debes pagar. Estoy muriendo de hambre desde antes de pintar.

-Pues apresúrate a venir a comer.

El hombre entró en la cocineta y se sentó. En cuanto probó el primer bocado quedó impresionado.

-¿Eres chef también?

-Me alegra que te guste pero me temo que solo sé cocinar un par de platillos, y los que sé son porque mi hermana me obligó a aprenderlos.

-Así que tu hermana es la chef.

-No es chef, solo le gusta cocinar y como es perfeccionista le gusta hacerlo bien. Así que sabrás que al enseñarme a cocinar también esperaba que salieran perfectos. Por eso lo poco que sé hacer me sale bien.

-Pues deberías agradecerle a tu hermana, esto está delicioso, me dan ganas de llorar.

-No necesitas ser tan dramático, te puedo dar la receta si quieres.

-Na, no serviría de nada. No me gusta mucho cocinar y menos si tarda más de 10 minutos preparándose así que solo como comida lista, o la compro para llevar.

-Pues muy triste por ti. No esperes que te invite a comer nuevamente.

-Tacaña, desvergonzada. Incluso después de ponerme a trabajar así.

-Bueno, si me dices tu nombre finalmente entonces lo pensaré. De momento somos extraños que se llevan bien.

-Si esa es la condición. Mi nombre es Alejandra y ¿el tuyo?

-Me llamo Aarón, es un placer Alejandra. Al fin hacemos un avance.

-¿Avance de qué?

-De nuestra relación, ahora de ser extraños pasamos a conocidos, ¿no?

-Sí, ya podemos considerarnos conocidos.

-¿En qué momento seremos amigos?

-Mmmm, supongo que muy pronto, ya que pasemos de ayudarnos mutuamente a hacernos favores.

-Parece una regla muy sencilla, ¿necesitar algún favor?

-Si tanto deseas que seamos amigos entonces sí, puedes hacerme un favor con mi trabajo.

-Ese era tu plan desde el comienzo, ¿cierto?

-¿Quieres ser mi amigo o no?

-A los amigos no se les condiciona así.

-Sí no quieres ser mi amigo lo entenderé.

-Está bien dime cuál es el favor.

-Necesito que dos hombre que peleaban por una mujer hagan las paces pero no sé como.

-No sé si sea de mucha ayuda, nunca he peleado con otro hombre por una mujer.

-Solo necesito que me ayudes a pensar en ideas.

-Eso lo puedo hacer.

-Entonces mañana ven a mi oficina.

-Con gusto.

Los dos terminaron de comer y Aarón se ofreció a lavar los trastes. Después se despidió de ella y salió de la oficina.