--- SASHA ---
Me preocupaba el que mi madre se sintiera abrumada por la información tan abrupta que había recibido, pero afortunadamente ella lo asimiló y se lo tomó de buena manera. Louis se veía feliz y cómodo al convivir con mi mamá, era extraño el que todos actuáramos con normalidad.
- Creo que es hora de que nos vayamos. - Interrumpió Snake desde la puerta.
- Anochecerá en unas horas y será difícil el regresar por donde venimos. - Miré por la ventana y era cierto, casi eran las cinco de la tarde, a más tardar las siete ya empezaría a oscurecer.
- Esta bien. - Dijo Louis y Snake volvió a cerrar la puerta.
- Tenemos que irnos. - Me puse de pie, era hora de despedirme de ella.
- ¿Por qué no se quedan? - Dijo mi madre parándose a mi lado.
- Creo que aún no han comido, puedo hacerles algo para cenar. - Insistió sujetando nuestras manos.
- Si no es mucha molestia, creo que esta bien. - Louis contestó de inmediato por ambos mientras me decía con la mirada que podía pasar más tiempo con ella.
- Iré a avisarles a los chicos. - Louis pasó detrás de mi, dejándome a solas con ella.
- ¿Estás segura que no te molestamos? - Mi madre negó inmediatamente sujetando mi rostro con sus manos.
- Estoy feliz de pasar tiempo con ustedes. - Besó mi mejilla un par de veces.
- Vamos, deben estar esperando. - Caminamos por el pasillo de la escuela que daba al patio frontal, pero encontramos a una mujer mayor que sonrió al vernos.
- Directora Susy. - Mi madre saludó felizmente a aquella mujer que se regocijó por la manera en que la había dicho hola.
- Mía, tu hija es idéntica a ti. - Sonrió ampliamente mientras nos miraba alternadamente.
- Se llama Sasha. - Respondió mi madre pavoneándose por su comentario.
- Me alegra que al fin vengas por Mía, ya es hora de que regreses. - Mi madre y yo nos quedamos completamente en silencio, estáticas.
La directora había sacado el tema que ninguna de las dos habíamos planteado por miedo a hacer sentir incomoda a la otra.
- No me malentiendan, pero siempre lucías apagada y triste. Eres una excelente maestra pero ahora puedo verte feliz. Siempre serás bienvenida aquí, regresa cuando gustes. Ahora vive y haz lo que desees, aprovecha esta oportunidad. - Dijo mientras palmeaba su hombro ligeramente.
- Pero, yo -
- Anda, llévate a tu madre a casa. No quiero verla por aquí a menos de que sea por que nos viene a visitar. - La directora me dijo con una sonrisa enorme.
- ¿Puedo? - Pregunté a aquella amable mujer de pelo cano.
- Por supuesto. Ya hemos preparado sus cosas. - Señaló hacia afuera en donde los chicos nos esperaban con varias maletas en sus manos.
- Pero - Mi madre seguía sin comprender lo que pasaba.
- Tienes una oportunidad de volver a ser feliz, esta vez no huyas. Aprovecha a cada momento la felicidad que regreso a ti. - La directora le dio unos empujoncitos hasta que salió de la escuela.
- ¡ADIÓS MAESTRA! - Gritaron muchas vocecillas provenientes de las ventanas de las aulas.
Al salir hasta donde estaba mi madre pude ver a muchos niños que se despedían de mi madre con una gran sonrisa. A sus lados estaban otras maestras que también decían adiós con su mano mientras derramaban algunas lágrimas de felicidad.
- Ven a vernos cuando quieras, te dejaré ganar cuando juguemos cartas. - Sonrió la directora con algunas lagrimas en sus ojos.
- Sasha, cuida bien de tu madre, y por favor esta vez no dejes que se vaya. -
- Lo haré. - Tomé la mano de mi madre que miraba atónita lo que estaba pasando.
- Vamos a casa. - Sonreí y la llevé arrastrando hasta donde los demás nos esperaban.
Caminamos deprisa hacia los autos, los chicos subieron las maletas en el maletero de los autos, y abordaron los carros para comenzar la vuelta a la ciudad.
- Suban las dos atrás. - Louis nos abrió la puerta trasera de su auto y subimos rápidamente.
- No puedo creer que voy a regresar. - Mi madre susurró aún en shock por lo que pasaba. Yo también estaba algo sorprendida, no estaba en los planes el hacer que regresara de inmediato pero no podía perder esta oportunidad.
- No te preocupes mamá, todo saldrá bien. - Dije tomando su mano mientras miraba a Louis quien asentía de acuerdo conmigo.
Quizás era porque ya conocía el camino de regreso la razón por la que el recorrido se me hacía más corto, sin embargo al llegar a la zona de barrancos con curvas cerradas me sentí algo nerviosa. La mano de mi madre se aferró con fuerza a la mía, la miré y estaba pálida, ella también había sido afectada por el accidente de hace unos años.
- Pasaremos pronto. - La atraje hacia mí y la abracé con fuerza para calmarla.
- Ten. - Louis me pasó su teléfono con unos auriculares.
- Tengo música que puede servir. -
- Gracias.- Los tomé y rápidamente desbloqué el teléfono, puse música tranquila y le coloqué los audífonos a mi madre.
Acaricié su cabello y me mecí ligeramente, ella siempre lo hacía cuando era niña y tenia miedo. Esta vez era mi oportunidad para cuidar de mi madre. Sentí que aflojaba su agarré de mi mano y que su respiración se ralentizaba. La miré de reojo y comprobé que ella se había quedado dormida en mi pecho, sonreí feliz de verla tranquila.
- Puedes descansar un poco cariño. Yo me encargo de llegar a casa. - Murmuró en voz baja Louis con un gesto de felicidad al verme con mi madre en brazos.
- Pero. - Respondí pero mi madre se movió un poco inquieta.
- Tampoco dormiste mucho, aprovecha para recargar algo de energía. Cuando lleguemos a casa tendremos que hacer muchas cosas para darles la noticia a los demás y para hacerle la bienvenida a tu madre. - Murmuró sin dejar de ver el camino.
- Tienes razón. Pero solo dormiré una ligera siesta. - Comenté un poco cansada por el día tan ajetreado que había tenido. Pronto mis ojos se cerraron y me sumí en un sueño profundo, esta vez no tuve pesadillas, ni creo que las tendré en un futuro.