- Tom dijo que nos quería acompañar. Creo que está por llegar. - Dije mientras me ataba los tenis.
- Esta bien, ¿segura que no quieres llevarte nada? - Preguntó asomándose por el marco de la puerta.
- Creo que sería bueno si dejo algo de ropa aquí para cuando regresemos. - Comenté casualmente mientras me ponía de pie, Louis sonrió abiertamente mirándome coquetamente.
- Louis. - Comencé a retroceder y rodeé la cama, alejándome de él, que se acercaba sigilosamente a mí.
El timbre sonó y Louis se detuvo mirando hacia afuera del cuarto, aproveche que estaba distraído y corrí sobre la cama, logrando salir exitosamente de la recamara.
- ¡Tramposa! - Gritó divertido siguiéndome apresurado.
- ¡Espera! - Tomé la perilla de la puerta, arreglé mi cabello y la abrí.
- Hola. - Tom me saludó inmediatamente con unas sonrisa y yo únicamente pude mover mi mano indicándole que pasara, cerré la puerta y trate de controlar mi respiración agitada.
- Te salvaste. - Murmuró Louis cuando pasé a su lado, me burlé de él y saque lengua celebrando mi victoria.
- ¿Estas lista para regresar a tu casa? - Tom me miró mientras nos sentábamos en los sofás.
- Si, extraño mi casa. Pero creo que pase mucho tiempo fuera de ella que me acostumbre a vivir en otros lugares. - Respondí acomodando mi cabello detrás de mi hombro.
- Yo extraño mucho cuando me cocinabas y preparabas mi lunch para la escuela. - Sonrió tímidamente y yo lo abracé al notar lo adorable que resultaba.
- ¿Lo hacía todos los días? - Louis nos miró con una sonrisa algo forzada.
- Si, ella se despertaba y me daba los buenos días, después desayunábamos juntos y me despedía en la puerta. - El rostro de mi novio se congelo y pude imaginar que estaba sintiéndose un poco celoso, por lo que no pude evitar reír.
- Que bien. - Se levantó después de mirarme de reojo.
- Vámonos. Los chicos nos esperan y me regañarán si llegamos tarde. - Ignoré lo que fuese que significaba esa mirada y me concentré en ver a mis amigos y familia después de meses sin poder abrazarlos.
- Tienes razón, especialmente Ashley e Isabella. - Tomé la mano de Tommy y asentí estando totalmente de acuerdo.
- Vamos. - Apresuré a Louis que caminaba hacia nosotros algo malhumorado con las llaves del auto en su mano.
Mi corazón latía emocionado al ver que ya casi llegábamos, una gran sonrisa estaba plasmada en mi rostro.
- ¿Tan feliz estas de regresar a tu casa? - Louis me miró frunciendo el ceño, yo asentí sin darme cuenta de la razón por la que él se rehusaba a regresar de sus vacaciones.
- Mira. - Tommy señaló emocionado el patio frontal de mi casa que estaba adornado con un cartel que decía "BIENVENIDA A CASA SASH".
Al estacionar el auto bajé sintiendo un nudo en la garganta y un cosquilleo en mi interior. Pude ver a través de la ventana que el interior también estaba decorado con globos.
- Mi niña. - Dijo con gran sorpresa la señora Lilly que sostenía un moño rojo.
- Hola. - Mi voz se quebró, caminé deprisa hacia ella y la abracé con fuerza.
- Mi niña regresó. - Sollozó mientras palmeaba mi espalda delicadamente.
- ¿Por que no vienes mamá? - El tío Robert se detuvo en seco al verme.
- ¡Ya llegó Sasha! - Gritó para después avanzar hasta donde estaba y rodearme con sus brazos.
- Bienvenida hija. - Acarició mi cabello en repetidas ocasiones.
- ¡SASHA! - Gritaron mis amigos al verme, tan pronto el padre de Alex me soltó los cinco se abalanzaron hacia mi regalándome un gran abrazo grupal.
- Mi bebé, me alegro de que estés bien. - La tía Alice avanzó hacia mi con los brazos abiertos y las lagrimas derramándose por sus mejillas.
- Te extrañamos mucho. - La tía Sophie me besó la mejilla, limpiándose las lagrimas con un pañuelo que le había quitado a su esposo.
- Buen trabajo mi niña. - El señor Peter me abrazó en repetidas ocasiones como si no lo pudiera creer.
- Los extrañe mucho. - Lloré mientras intentaba limpiar mis lágrimas con la manga de mi blusa.
- Ven aquí. - Louis se aproximó y comenzó a secar mis lágrimas con los pañuelos desechables que sacó de su pantalón.
- Mira nada más, tus ojitos están rojos al igual que tu nariz. - Se burló sin dejar de limpiar mi cara. Cuando terminó me abrazó y comenzó a consolar pacientemente.
- Hola hijo. - Saludaron mis tías emocionadas que dejaron de llorar en cuanto lo vieron.
- Es un gusto volver a verlas. - Louis respondió sin siquiera soltarme.
- La comida está lista, ¿por que no comemos mientras platicamos? - Sugirió la señora Lilly tratando de apaciguar el llanto de todos.
- Vamos. - Louis secó con sus pulgares mis lagrimas y me sujetó por la cintura con su brazo mientras avanzábamos por el pasillo para llegar al patio trasero.
- Queríamos darte una sorpresa, pero los sorprendidos fuimos nosotros. - Bromeó Joseph que era consolado por Ashley.
- Primero deja de llorar si vas a reír. - Alex lo molestó pero él lucía mil veces más desconsolado.
- Mírate en un espejo. - Mateo le dio unas palmaditas en el hombro a Alex para después dirigirse a la mesa en donde los mayores ya estaban sentándose.
- Vamos a celebrar que nuestra bebé regresó a casa sana y salva. - La señora Alice hizo una pausa para evitar volver a llorar.
- Bienvenida a casa Sasha. - Sonrió y los demás comenzaron a aplaudir con grandes sonrisas.
La comida estuvo bastante animada, todos me hicieron favor de ponerme al corriente con los hechos que habían pasado en mi ausencia. Por mi parte, les conté lo que pasó durante el tiempo en que estuvimos lejos, incluyendo lo bien que me habían cuidado Snake y los chicos.
El regresar a donde pertenecía me hacía sentir plena y sumamente feliz, en verdad los había extrañado mucho, me sentí afligida cuando me contaron la manera en la que ellos vivieron todo el proceso y en repetidas ocasiones le agradecieron a Louis el que los haya mantenido al tanto de todo lo que pasaba.
Pude ver a mis seres queridos reír y bromear entre ellos, ahora no había nadie que les pudiera hacer daño, me di cuenta de lo afortunada y bendecida que era por tenerlos a mi lado, aun después de todo lo que había pasado.