--- LOUIS ---
Me quité las gafas y las dejé sobre el escritorio, mientras me recargaba en el respaldo de mi silla y frotaba con las yemas de mis dedos mis ojos, tratando de aliviar el cansancio derivado de estar trabajando sin parar estos días.
Los meses pasados estuve un tanto ajetreado con la presentación de el nuevo edificio dedicado a la difusión de la cultura. Mateo termino presentando el libro que Sasha había escrito. Ashley, su amiga y ahora mi cuñada mostro sus obras de arte y Alex fue reconocido por crear en tan poco tiempo un el edificio en tiempo récord. Todo salió bien, pero sentía un vacío en el pecho al estar todos reunidos sin Sasha.
Aunque insistí varias veces en que por lo menos me dejaran verla un momento y así poder abrazarla, me lo impidieron de manera rotunda. Entendía la situación y cual era el riesgo que representaba, pero en verdad necesitaba confirmar con mis ojos que estuviera bien. Por las noches no podía dormir, en mi pecho sentía un sentimiento extraño, me hacia sentir inquieto, y aunque todos los días hablara con ella esa sensación merodeaba a cada segundo.
Aún así no había nada que pudiese hacer, todo estaba fuera del alcance de mis manos, con lo único en lo que ayudaba era contratando investigadores y detectives privados que me ayudaran a arreglar esta situación de manera urgente.
Me puse de pie y caminé hasta la gran ventana de la oficina, observé el caos de la ciudad proveniente por la hora pico. Recargué mi frente en el frío vidrio y cerré los ojos, intentando, por lo menos, de calmar la intranquilidad que se intensificaba.
TOC - TOC
- La señorita Min está aquí en representación de su padre. - Cinthia me miró con algo de disgusto en su rostro.
- Ah. - Suspiré cansado de que aún no se rindiera con esto. En estos meses ella continuo viniendo a mi oficina o yendo a lugares a los que yo frecuentaba.
- Dile que pasé. - Me reincorpore en mi asiento, era hora de regresar al trabajo. Mi secretaria asintió un poco reacia.
- Adelante. - Cinthia le dio acceso a mi oficina y se retiro con mala cara al tratar con Leticia, y no la culpo, sino por el contrario la entiendo a la perfección, ella era una mujer un tanto difícil de lidiar.
- Hola Louis. - Se adentró a mi oficina con una sonrisa mientras sostenía unos documentos.
- Buenas tardes señorita Min, toma asiento. - Le indiqué sin levantar la vista de mi computador.
- No necesitas ser tan formal, solo dime Letty, como cuando éramos pequeños. - Sonrió y coloco su cabello tras la oreja.
- No cero que sea posible, no somos tan cercanos como para llamarnos de manera tan familiar. - Estiré la mano pidiendo que me entregara los documentos.
- Louis. - Frunció el ceño molesta, me entregó la carpeta sin quitarme la mirada de encima.
- Te digo que no es necesario que vengas, puedes mandar el archivo a mi correo o con tu asistente. - Comenté por milésima vez, pero parecía no comprender.
- Pero solo así puedo verte. - Se recargó sobre el escritorio.
Suspiré algo disgustado, y me apresuré a leer los términos del trato y a firmarlos para que se retirara cuanto antes.
- Puedes leer con detenimiento esto. - Cuando me di cuenta, ella ya estaba a mi lado colocando su mano en mi hombro y hablándome con cercanía.
- Se que es lo que debo hacer. Por favor regresa a tu asiento. - Dije de manera indiferente colocando el bolígrafo sobre el papel.
- Oh vamos Louis. - Comenzó a masajear mis hombros.
- Seamos sinceros, no tiene nada de bueno esa mujer. - Apreté con fuerza los dientes, intentando ocultar mi enojo.
- No tienes permiso para hablar de mi mujer. - Quité una de sus manos de mi hombro.
- Pero si ya ni siquiera salen juntos. - Fruncí el ceño y la miré tratando de descifrar como sabía que ya no nos veíamos.
- Eso no significa que mi relación con Sasha haya terminado. - Traté de levantarme pero ella me lo impidió aferrándose a mi cuello.
- Louis, por favor. Sabes que ella no puede darte lo que yo sí podría. - Murmuró cerca de mi oído generando que una sensación de fastidio y disgusto invadiera mi estomago.
- Puedes detenerte. - Quite con brusquedad sus manos de mí y me aleje de ella.
- No es necesario que vengas más, desde hoy tienes prohibido entrar en las instalaciones de mi empresa. - Caminé hasta la puerta de la oficina y la abrí indicándole que saliera.
- Louis. - Leticia mordió su labio tratando de contener su ira. Después de pisotear un par de veces, tomó de mala gana los documentos y los guardó en la carpeta, caminó con grandes zancadas hasta la salida.
Le hice una seña a mis secretarias para que no fueran a despedirla a los ascensores, sería malo si se desquitara con ellas.
- Desde este momento no se le dará acceso a la señorita Min. - Sentencié y las secretarias inmediatamente pasaron la notificación a el personal de seguridad.
- Señor, su camiseta esta manchada de labial. - Murmuró Cinthia siguiéndome dentro de la oficina.
- Además los guardias encontraron a un par de periodistas ocultos en el estacionamiento y a las afueras de la empresa, se hacían pasar por transeúntes. -
- Necesito quitarme esto. - El disgusto no se podía ocultar de mi rostro, avancé hasta la habitación que estaba en la oficina y me duché, procurando eliminar el olor de su perfume que se había impregnado a mi ropa.
Salí con una toalla amarrada en la cintura y saqué del estante otra muda de ropa. Me vestí y arregle tan rápido como pude, mientras acomodaba la corbata salí y encontré a los investigadores que había contratado. En cuanto me vieron se pusieron de pie y se miraron alternadamente con nerviosismo.
- ¿Qué les trae aquí? - Avancé hacía mi escritorio pero antes de sentarme los miré para que hablaran de una vez, no podían estar perdiendo el tiempo, deberían estar trabajando.
- Señor, discúlpenos. - Los nos se inclinaron bajando la cabeza.
- ¿Porque? ¿Por qué se disculpan? - Sujete con fuerza el reposabrazos, aquel sentimiento que me perseguía se intensifico.
- Perdimos de vista a "Te Rose", ellos se movilizaron y por lo que nos han informado se dirigen hacia la señorita. -
Golpe el escritorio con fuerza, causando que ellos se sobresaltaran.
- ¡¿Y que diablos hacen aquí? ! ¡Deberían estar tratando de detenerlos! - Grité como nunca antes lo había hecho, sentía la garganta seca y un vacío en el estomago.
- ¿Dónde está ella? ¡¿Donde diablos esta mi mujer?! - Los miré furioso, ambos titubearon pero al final decidieron hablar.
- Esta en la costa oeste, del estado A que da con la frontera hacia el país Z. - Tomé mis llaves del auto junto con mi cartera, presioné el botón del intercomunicador para que Cinthia viniera.
- Señor, es peligroso. No puede ir. - Trataron de cortarme el paso los dos investigadores.
- ¿No piensan regresar a su trabajo? Si es así por favor pasen a hablar con Sebastián, el es el encargado de designar que pasara con ustedes por incumplimiento de contrato. - Esperé a que el ascensor de la oficina llegara.
- Señor, no es así. Nosotros regresaremos a trabajar. - Se apresuraron a hablar los investigadores y en cuanto apareció mi secretaria se marcharon con el rostro pálido.
- ¿Me mando a llamar? - Cinthia los vio con rostro confundido.
- La empresa queda a cargo de mis hermanos y Sebastián. Diles que las cosas se complicaron. Voy por ella. - Cinthia asintió de inmediato y salió corriendo para avisarles. Entre al elevador, tenia que llegar a tiempo.