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Chapter 248 - Día 3: Resaca

- Gané. - Dije festejando mi victoria aprovechando que ya no había intrusos.

- Louis, vamos a entrar. - Moví su brazo pero él siguió sin hacer ni decir nada.

- ¿Sigues enojado? - Apreté con fuerza mis labios para no reírme.

Me levanté y comencé a recoger las cosas. Las puse en la entrada y apague la fogata.

- Vámonos. - Besé su mejilla, tomé su mano y lo obligue a pararse. Fue ahí en donde vi una bolsa llena de latas de cerveza.

- Cariño, ¿bebiste todo eso? - Miré su rostro y estaba algo rojo.

- ¿Estas bien? - Sonreí al ver que sus labios se fruncían. No sería fácil hacer que olvidara su enojo.

- No vas a hablarme. - Lo abracé e intenté apaciguarlo dándole palmaditas en su espalda pero no funcionó. Fue hasta que estornudé que pareció reaccionar.

- Vamos. - Al escuchar su voz, me alejé de él e intenté dar unos pasos pero él me abrazó por la espalda.

- Es difícil si caminamos así. - Esperé a que hablará pero solo se aferró más a mi.

- Bebí mucho. - Murmuró en mi cuello haciendo que me estremeciera.

- Te llevaré a tu habitación. - Intenté sonar lo más tranquila posible.

Los dos caminamos con algo de dificultad, pero al subir las escaleras sentí que había agotado casi toda mi energía.

- Ya casi llegamos. - Dije con dificultad, por su parte, Louis besó mi cuello.

"Tengo que llevarlo a que se duerma." Mi corazón latía como loco.

Al entrar su habitación que se iluminaba con la luz de la luna pude ver que estaba vacía. Entramos lentamente y él cerró la puerta.

"Solo voy a arroparlo y me voy." Me repetía una y otra vez.

- Sasha. - Su voz sonaba un poco profunda y una mano se deslizó lentamente hasta sujetar mi cadera.

-Cariño, vamos a que duermas. - Dije con nerviosismo mientras avanzábamos hacia la cama.

Louis besó mi cuello y subió hasta mi oreja en donde mordió suavemente mi lóbulo.

- Louis. - Susurré tratando de mantener mi mente despejada.

- ¿Si? - Murmuró repartiendo besos húmedos en mi piel.

- Vamos a dormirte. - Me liberé de sus manos y giré para verlo.

- ¿Si? - Sonrió mientras me miraba y se acercaba peligrosamente.

- Ya es tarde. Tom debe estar esperándome. - Louis frunció el ceño y volvió a sujetarme de la cadera.

- No vayas. -

- Pero esa es mi habitación para dormir. - Reí nerviosamente colocando mis manos en su pecho para mantenernos un poco separados.

- Quédate conmigo. - Su voz fue dominante y con un poco más de fuerza me acercó más a él.

- Pero tu hermano. - Louis se molestó al escuchar que hablaba sobre Joseph.

- Deja de hablar de otros hombres. - Sentenció y me besó de manera feroz.

Mi mente que desde un principio intento mantenerse fuerte terminó por nublarse. Deslicé mis manos hasta sujetarme de su cuello. Dimos un par de pasos hasta que choque con la cama. Louis me cargó sin dificultad, se inclinó y poco después me recostó con cuidado sobre la cama.

Mi corazón latía a mil, y sentía algo de calor. Sentí que el colchón se hundía y pronto el cuerpo de Louis me aprisionó. Sonrió con algo de malicia, besó mi mejilla, se recostó a mi lado nos arropó y me abrazó para después acurrucarse.

-¿Qué haces? - Pregunté algo molesta.

- Dormir. - Contestó con algo de pereza.

- Pero - Mordí mi labio frustrada.

- Es tarde. - Su respuesta solo hizo que me enojara. Le di la espalda y él dejó de abrazarme. Me senté en la cama y lo miré molesta.

- Abrázame. - Me recosté nuevamente y coloqué mi cabeza en su pecho.

- Bien. - Rio y me envolvió en sus brazos.

Guardé silencio mientras escuchaba que seguía riendo y al parecer no tenía intenciones de dejar de burlarse de mí. Sonreí con malicia y abracé su pierna con las mías.

- Basta. - Sujetó una de mis piernas.

- Tu comenzaste. - Respondí victoriosa y él solo suspiró.

El estar jugando todo el día me hizo dormirme casi de inmediato, sumándole el hecho de que el estar con él me hacia sentir segura.

- Tengo calor. - Murmuré moviéndome en la cama tratando de quitarme las cobijas pero era imposible.

- ¡Ah! - Me quejé y me senté. Abrí poco a poco los ojos y aunque al principio me costo trabajo adaptarme a la luz pude ver que a mi lado yacía Louis que se aferraba a mi cintura.

Traté de quitar su mano porque sentía la garganta seca, quería baja a beber algo de agua, pero cada vez que levantaba su mano él me abrazaba con más fuerza.

- Cariño. - Lo moví un poco para que despertara.

- Mph. - Que quejó mientras escondía su cara en mi pierna.

- Louis. - Insistí y logré que abriera los ojos momentáneamente.

- Tengo sed. -

- Voy. - Su voz sonaba algo ronca pero encantadora. Me soltó y se sentó lentamente en la cama mientras arreglaba su cabello hacia atrás.

- No, yo voy. Tu sigue durmiendo. - Lo recosté y besé su mejilla.

Una vez que cerré las cortinas para que la luz no lo molestara y siguiera durmiendo cómodamente, salí de la habitación. La cabaña estaba e completo silencio pero todas las puertas estaban abiertas de para en par.

En la habitación en donde se supone que era de las chicas se encontraban cuatro personas acostadas de manera horizontal en la cama. Supuse que al final Joseph y Mateo no pudieron huir de mis amigas.

En las otras habitaciones no había nadie pero podía ver que en una alguien había pasado la noche.

- Buenos días. - Alex sonrió al salir de la ducha. Solo estaba usando un pantalón dejando al descubierto su torso que se humedecía con las gotas que descendían de su cabello.

- Buenos días. - Sonreí mientras continuaba con mi camino.

- Ayer intenté llevármelos a sus habitaciones pero era imposible moverlos. - Secó su cabello mientras caminaba tras de mí.

- ¿Tom esta durmiendo? - Pregunté caminando directamente hacia la jarra de agua.

- Si, ayer lo dejé en su habitación y subí a ver a los demás pero ya estaban así. - Alex imitó a Ashley porque era la que tenía pésimos hábitos para dormir.

- No creo que se levanten pronto. - Sorbí el agua de mi vaso y me sentí mejor cuando mi garganta se humedeció.

- ¿Louis como esta? - Alex sonrió mientras levantaba sus cejas

- No. - Lo detuve antes de que divagara como lo hacia Ashley.

- Sigue dormido, pero creo que bebió mucho. Por lo regular es fácil despertarlo. -

- ¿Es así? - Alex se rio al ver que yo me había echado de cabeza.

- No es lo que piensas. - Intente excusarme mientras sentía como me ruborizaba.

- Yo no he dicho nada. - Se burló de mí.

- Louis se aferra a ti mientras duerme. Es la primera vez que veo a alguien abrazar su pareja con tanta firmeza. -

- ¿Cómo sabes? - Me congelé y lo miré.

- Ayer no te encontraba en la habitación de Tom así que te busque y los encontré dormidos. Son adorables. - Alex acarició mi cabello mientras caminaba hacia la cocina para preparar el almuerzo.

- ¿No te duele la cabeza? Ayer bebiste mucho. - Dije mientras le ayudaba a preparar la comida.

- Tengo buena resistencia. Por lo que veo tu te mareas fácilmente pero no te da tan mal la resaca como aquellos. - Asentí de acuerdo con él.

Creo que debo sacar un poco de pastillas para el dolor de cabeza que les dará.

- ¿Los despierto? - Pregunté al terminar de colocar los platos.

- Yo me encargo de los cuatro de arriba. - Sonrió mientras comía una uva y saludaba a Louis que caminaba hacia nosotros.

- Buenas. - Alex sonrió y se marchó.

- Pensé que solo vendrías por agua. - Se quejó besando mi mejilla.

- Originalmente sí, pero termine cocinando con Alex. - Le di una taza con café e hice que se sentara.

- Voy por Tommy. Espera en lo que bajan los demás.

Avancé hasta la recamara en donde estaba el miembro más pequeño de el grupo.

- Tom. - Toqué la puerta pero no hubo respuesta.

Abrí la puerta y lo encontré dormido boca arriba con las manos a un costado de su cabeza. "¿Que no esta era una pose de bebés recién nacidos?" Sonreí y me acerqué. No fue muy difícil despertarlo. Cuando se puso unas sandalias me siguió hasta el comedor en donde ya nos esperaban los demás. Cuatro de ellos tenían cara de estar sufriendo enormemente por la resaca.