El desayuno pasó sin novedades. Bueno, a excepción de que Ashley se veía muy bonita a pesar de estar "recién levantada". Ni las actrices de las películas se veían así de presentables. Pero estaba orgullosa de ella, esa apuesta se tenía que ganar hoy mismo si era posible.
- Vayan a alistarse en lo que nosotros nos hacemos cargo de limpiar. - Nos dijo Alex comiendo una galleta.
- ¿El agua de lago esta bien como para nadar? - Pregunté casualmente mientras me levantaba.
- Si, esta realmente perfecta. - Indicó Alex con su mano.
- No vengo preparada para eso. - Isabella se lamentó recargándose en la silla.
- No te preocupes yo traigo trajes de baño. - Ashley tomó su mano.
- Con un short y una blusa esta bien. - Me detuve al recordar cual era mi propósito de este fin de semana.
- ¿Traes "ese rojo"? - Pregunté rezando. Mateo se ahogo con su café y se tuvo que levantar para sacudirse.
- Siempre lo llevo conmigo. - Ashley sonrió haciendo que yo aplaudiera de felicidad.
- Usa ese. - Festejé alejándome de la mesa.
- Eso es trampa. - Me detuvo Mateo señalándome.
- Oh, vamos. Solo es "ese rojo". - Guiñé un ojo y caminé hacia mi habitación.
- Sash, ¿no vas a pedirle uno a Ashley? - Preguntó Isabella.
- No, yo estoy bien así. - Continué con mi camino y entre a la recamara.
Abrí mi maleta y busque la camisa y el short que siempre usaba como bañador. Saqué todo de la maleta pero no estaba. Solo encontré un bikini negro y un Palazzo traslucido negro. Mis manos se detuvieron al recordar que Ashley fue quien cargó mi mochila todo este tiempo.
"Ahora todo tiene sentido. Lo planeo desde el principio". A mi mente llegaron todos los recuerdos de mi amiga de la infancia, quien se encargo de "sugerir" la mayoría de cosas que se iban a hacer. Llegó un mensaje a mi teléfono, caminé hasta la cama y lo abrí.
Ashley: "Tienes que usarlo. Lo preparé especialmente para ti."
Realmente quería meterme al lago. Miré en dirección a la maleta en donde estaba la ropa.
"Veamos que tal esta." "No puede ser tan malo" Esos y más eran mis pensamientos mientras me lo ponía. Caminé hacia el espejo con los ojos cerrados y con algo de miedo los abrí.
"¡Es que tiene buen gusto!" Grité mentalmente al ver que me había gustado el conjunto. Era totalmente mi estilo.
--- TOC TOC ---
- ¿Quien? - Pregunté corriendo a recoger la ropa tirada en el suelo para guardarla como pude en la maleta.
- Soy Tom. Cuando termines, ¿puedes traer mi celular que esta en la cama? -
- Si. Ya voy. - Saqué mi bloqueador y como pude me lo puse en el cuerpo.
Tome mi toalla, los celulares y otras cosas que podría ocupar u los guarde en una mochila pequeña. Salí de la habitación y caminé hasta la entrada en donde me esperaban todos.
- Sabía que te verías espectacular. - Ashley sonrió y sacó su teléfono para sacarme una foto.
- Más tarde me la pagarás.- Le miré de reojo viendo que ella también usaba un Palazzo rosa que cubría su traje de baño.
"El factor sorpresa para después." Asentí orgullosa de mi amiga que estaba jugando a la perfección sus cartas.
- Te ves muy bonita. - Isabella tomó mi mano.
- Tu te ves más bonita. - Le regresé el cumplido al verla usando un vestido corto de playa blanco. Lucía como una princesa.
- Realmente esta usando el rojo. - Mateo se quejó sacando su billetera con tristeza.
- Guárdalo. Aún hay tiempo. - Me burlé de él y él la dejó en la mesa. Lucia derrotado.
- ¡Vámonos! - Nos gritaron Alex y Tom que ya nos esperaban en la entrada del sendero con un par de bolsas.
- Vamos. - Isabella empujo a Mateo y lo arrastró hasta donde ellos estaban.
- Déjame ayudarte. - Le dijo Ash a Joseph. Tomó un lado de la bolsa que él cargaba sin siquiera dejar que contestara.
- Adelántense. Necesito cerrar la cabaña. - Dije al ver a Joseph que nos miraba.
- Esta bien. - Joseph tenía las orejas rojas y estaba algo nervioso. Los dos avanzaron mientras tenían una conversación algo torpe.
- Se ven bien juntos. - Sonreí feliz de ver que iban bien las cosas.
- ¿Louis? - Pregunté al ver que no me veía.
- ¿Estas bien? - Tomé su mano y noté que se había congelado.
- Estoy bien. - Dijo después de un par de minutos, sus orejas también estaban rojas.
"Ambos son iguales porque son hermanos". Mordí mis labios para evitar que mi risa escapara.
- Déjame cerrar la puerta. - Lo saque de la cabaña y una vez que la cerradura estuvo puesta guarde las llaves.
Quería seguir molestándolo pero no quería que nos separáramos del grupo. Tome su mano, entrelacé mis dedos con los suyos y prácticamente lo arrastré por el sendero del bosque.
- ¿Vas a continuar ignorándome? - Hice un puchero e intenté soltar su mano pero él apretó el agarre.
- No te estoy ignorando. - Replicó casi de inmediato.
- Ni siquiera me ves. - Fingí estar molesta.
- No es eso. - Por fin giró su rostro para verme pero casi tropieza por lo que tuve que abrazarlo.
- Ah, me estoy volviendo loco. - Murmuró reincorporándose.
- ¿Debo dejarte aquí y huir hacia ellos? - Me reí señalando a los demás que estaban a uno pocos metros.
- No lo hagas. - Me miró cual niño que le habían quitado su juguete favorito.
- No lo haré. - Abracé su brazo y lo miré con una sonrisa.
- Sigues jugando conmigo. - Se quejó con las mejillas rojas.
- Yo no estoy haciendo nada. -
- Lo estás haciendo. - Pasó su mano libre por su cabello mientras suspiraba.
- Te aprovechas de que te ves muy bonita. No puedo hacer nada si vienes así. -
- Vale, te dejo de molestar. - Me alejé y tomé su mano mientras reía.
- Vayamos de vacaciones cuando termine el proyecto. - Le miré y esta vez su semblante había cambiado.
- Le diré a los demás. - Louis se detuvo en seco y ya no pude aguantar las risas.
- Es broma. Vayamos juntos, solo nosotros dos. - Jale su playera un par de veces y él se agacho.
Besé su mejilla un par de veces y él me rodeo con sus brazos enterrando su rostro en mi cuello. Dejó un rastro de besos húmedos que iba desde mi clavícula hasta el lóbulo de mi oreja.
- Louis. - Susurré colocando mis manos en su cintura.
- Mmm. - Besó mis labios al principio con delicadeza, sin embargo después de un tiempo aquellos besos tiernos se convirtieron en unos más salvajes.
- Vamos. - Jadeo mientras colocaba su frente con los ojos cerrados en mi hombro.
- Si. - Contesté con algo de dificultad tratando de asimilar las miles de sensaciones que me habían invadido.
Volví a tomar mi mano y caminamos en silencio por el sendero hasta llegar con los demás que estaban colocando las cosas al lado del lago.
Los chicos que al principio querían ser los responsables de la cocina terminaron ordenando las mantas porque no sabían como hacer la fogata. Louis me ayudó en la preparación de sándwiches y demás cosas en lo que se cocinaba la carne.
Las chicas se encargaron de las fotografías que servirían como recuerdo. Comimos un poco de todo, y afortunadamente no sobró casi nada de comida.
Estaba dispuesta a descansar cuando Ashley e Isabella me miraron y guiñaron el ojo, lentamente se acercaron a la hielera que contenía las cervezas y las repartieron a los chicos. El plan original había comenzado.