Cuando todos estuvieron sentados nos dispusimos a comer. Era muy reconfortante estar reunidos en una mesa con la chimenea encendida. Estornudé cuando el viento entro por la ventana, realmente la temperatura estaba bajando.
- Usa esto. - Louis se quitó su suéter, me lo puso y se levantó a cerrar las ventanas.
- ¡Dios recuerda que yo también existo! ¡Ya no quiero ser una espectadora más! - Ashley dijo recargándose en la silla mientras mordía un pedazo de pan lloriqueando. Isabella asentía mientras bebía algo de café.
- Pero si no pones atención a tu alrededor. Dios ya te mando a alguien. - Comenté mirando discretamente a un lado de mi amiga. Joseph casi se atraganta.
- ¿En serio? Dame una pista. - Ashley se incorporó en su asiento y reclino su cuerpo hacia la mesa.
- Eso te corresponde a ti. No es divertido si te lo decimos. - Dijo Tom sonriendo mientras veía a mi amiga. - Pero incluso se podría decir que esta a tu lado. - Joseph esta vez tosió un par de veces.
- ¿Estas bien? - Ashley le dio un par de palmaditas en la espalda.
- Estoy bien, gracias. - El rostro de Joseph era completamente carmesí.
- Bebe agua de mi vaso. - Mi amiga llevó su vaso a los labios de él haciendo que sus orejas enrojecieran. El pequeño Truswell bebió el liquido pero no podía hacer contacto visual con ella.
- ¡Tsk! - Isabella miraba con desaprobación a la "timidez" e "inocencia" de su hermano.
- Creo que necesitas usar lentes Ashley. - Alex sonrió mientras disfrutaba la escena.
- Tú también. - Mateo refutó mientras bebía café con una sonrisa burlona.
- ¿Yo? - Alex se ofendió con el comentario. Se quedó pensando un rato y sonrió con malicia. - Es mejor tener que usar lentes que tener que quitártelos para no ver. - La taza de Mateo se tambaleó un poco y su sonrisa se esfumó.
- ¿Qué? ¿Ya no usas lentes Matt? - Pregunté confundida por el giro de la conversación.
- No los escuches. - Louis colocó mi cabeza en su pecho abrazándome. - Tu ya no necesitas ponerte ni quitarte esos lentes. - Me dio un par de palmaditas en la espalda y besó mi cabeza.
- ¿Es esto un viaje de recién casados? - Ashley se quejó mientras se cruzaba de brazos.
- Originalmente era - Sujete discretamente el muslo de Louis por debajo de la mesa para que no dijera nada. Sentí que el cuerpo de él se había tensado, pero suponía que fue por la sorpresa. Ya no podía darle una tercera victoria a Ashley en tan solo un día, ya tenía suficiente material para burlarse de mi.
- ¿Qué? - Ash dio un bocado a su comida mientras lo veía con atención.
- Ah, sí. Originalmente la mayoría de los recién casados de la ciudad asistían a lagos con cabaña. - Louis tragó saliva mientras sonreía.
- Cierto. Nuestros padres hicieron eso. - Alex miró a Ash quien asintió emocionada al recordar las historias de sus familias. El nuevo tema de conversación desvió la atención de nosotros. Estábamos a salvo.
- Cariño, por favor suelta mi pierna. - Susurró suplicando Louis quien se había acercado sigilosamente a mi.
- Oh. Sí. - Quité mi mano de inmediato y de pronto el frío que tenía fue remplazado por algo de calor.
- Gracias. - Louis respondió aliviado mientras su postura se relajaba.
Continué comiendo como si nada hubiese pasado. Escuché una suave risa a mi lado. Levanté la mirada y vi a Isabella cubriéndose la boca. Cuando se percato de que la observaba ella hizo la seña de que no diría nada. Volví a agachar la mirada avergonzada, definitivamente este no había sido mi día.
- ¿Qué deberíamos hacer mañana? - Preguntó Tom con una gran sonrisa en su rostro.
- ¡Hagamos un asado en el lago! - Ashley nos miró a Isabella y a mí. No hizo falta más para saber que quería lograr.
- Si, es una buena idea. Creo que incluso tenemos cosas para hacer una fogata. - Alex asintió de acuerdo.
- Me parece que esta bien, solamente debemos aclarar que no debemos andar solos. Para llegar al lago debemos cruzar un sendero que ya está cubierto por la maleza y es un poco confuso, como la mayoría de ustedes nos conoce el camino por lo menos deberán ir en parejas con Alex, Ashley o conmigo. - Expliqué recordando que ya no se le había dado mantenimiento porque casi nadie venia al bosque.
- Estoy de acuerdo, además es probable que se encuentren con algún animal. No representan un peligro pero podrían sorprenderse si se encuentran una serpiente o zorro. - Dijo Alex mientras miraba como la cara de los demás se tornaba seria.
- Procuremos estar en grupos, con eso bastará. - Ashley recalcó quitándole importancia a lo que acababa de decir Alex.
- ¿Es seguro? - Preguntó Isabella mirándome.
- Si, lo es. No tienes de que preocuparte. - Le calme al recordar lo que había sucedido cuando ella vino conmigo.
- Mañana por la mañana iré con Alex y Joseph a despejar un poco el camino y a colocar listones para que les sea más sencillo andar. -
- Bien. Solamente recuerden despertarme. - Respondió Joseph sonriendo.
- Bueno, el plan ya esta listo. Vayamos a dormir que estoy cansado. - Alex se levantó mientras cubría su rostro con sus manos.
- ¿Cómo dormiremos? - Tom preguntó. Aunque ya habíamos colocado las maletas en la segunda planta no habíamos tenido tiempo para organizarnos.
- Hay cuatro habitaciones en la cabaña. La primera es la principal que tiene solo una cama que pueden usar Ashley e Isabella. La segunda tiene dos camas individuales, Alex y Mateo ya han compartido habitación por lo que les será más cómodo. La tercera tiene una cama en donde pueden dormir dos personas, esta la puede usar Joseph y Louis. La ultima habitación es la de esta planta, tiene dos camas individuales por lo que puedo compartir habitación con Tommy. - Repartí sin problemas las habitaciones tomando en cuenta la comodidad de cada uno.
- Buenas noches. - Dijeron a coro Joseph y Alex que caminaron hacia las escaleras.
- También puedes dormir con nosotras. - Ashley miró a Louis y a Tom.
- No creo que sea cómodo para las tres, pueden ir a dormir las dos. - Louis respondió ayudándome a recoger los platos.
- Entonces voy a bajar nuestro equipaje. - Asentí y Tom corrió inmediatamente por el.
- Te ayudo a lavar. - Se ofreció Mateo pero podía ver que estaba cansado.
- Mejor ve a dormir. Mañana tendrás que hacer más cosas. - Dijo Isabella empujándolo hacia las escaleras.
- Si, vámonos. ¡Les dejamos los platos! - Gritó Ashley tomando del brazo a mi amigo que fue arrastrado a su habitación por dos mujeres.
- ¿Te ayudo? - Tom tenia las maletas en ambas manos pero no quería ponerlo a trabajar de más, había tenido un tiempo difícil y quería que se distrajera.
- No Tommy, puedes ir a la cama. Solamente espérame un poco para aplicar más ungüento. - Hablé en voz baja y el asintió como niño pequeño.
- Buenas noches Louis. - Tom se alejo y poco tiempo después cerró la puerta.
Louis me ayudo a limpiar la mesa y a secar los platos mientras yo los lavaba. Era bueno con las tareas del hogar y era divertido estar en silencio mientras de fondo se escuchaba a los grillos.
- ¿Quieres que te ayude con Tom? - Preguntó secándose las manos. Negué con la cabeza mientras cerraba el grifo.
- Bueno. Si necesitas algo me dices. - Se acercó y secó mis manos con cuidado.
- Vamos a dormir. - Le abracé y él no tardó mucho en envolverme en sus brazos.
- Sin buscar manchas en la espalda de Tom. - Bromeó y yo le di un golpe en el pecho. Louis fingió que le dolía pero comenzó a reír poco después.
- Bonita. - Murmure con una sonrisa viéndolo.
- ¿Quien? - Dejó de reír y se recargó en la barra de la cocina.
- Tu risa, es muy bonita. - Contesté saliendo de la cocina.
- Tu eres más bonita. - Me abrazó por la espalda y beso mi mejilla.
- ¡Por dios, solo vine por un vaso de agua! - Joseph se cubrió los ojos mientras nos rodeaba.
- Apaga las luces cuando subas. - Respondió Louis, quien besó mi mejilla nuevamente.
- Buenas noches, bonita. - Me soltó y beso para indicarme que me fuera a mi habitación.
- ¡Espérame Louis! - Escuché que Joseph gritó saliendo de la cocina deprisa.
- ¿Esperaste mucho? - Pregunte cerrando la puerta tras de mí.
- No, estaba haciendo unos pendientes de la escuela. - Tommy me mostró una libreta que cerró y guardó en su mochila.
- Vamos a curarte para dormir. - Dije sacando el botiquín de mi maleta.
Tom se quito la camisa y comencé a curarle nuevamente, no se quejó ni nada pero en su rostro tenía un puchero que indicaba su dolor.
- Ya está. Ponte de nuevo la camisa. - Sali de la habitación con mi pijama en brazos. Me cambie en el baño y cuando regrese lo encontré cobijado en su cama.
- Buenas noches. - Le dije apagando las luces y cobijándome.
- Buenas noches Sasha, y gracias. - Tom susurró removiéndose en su cama.