- No creo que esto vaya a funcionar. - Isabella tosió un poco mientras sujetaba el cabello de Matt con fuerza.
- Ah, no te agarres así. - Se quejó Mateo dándole unas palmaditas en la pierna a la joven que seguía batallando para mantener el equilibrio.
- No te muevas. - Isabella termino por aferrarse a la cabeza de mi amigo quien no podía ver nada.
- ¡Quítenme a esta mujer! ¡Suéltame! - Mi amigo terminó por sujetarse de el librero para no tropezar.
- ¿Cuánto tiempo van a seguir jugando? - Ashley les miraba divertida desde la cama mientras comía palomitas.
- ¡No estamos jugando! - Gritaron ambos molestos para después seguir peleando entre ellos.
- Te ayudo a bajar. - Se ofreció Tom pero en cuanto intento bajar a Isabella de los hombros ella se aferro a su cabeza.
- ¡Alex ayúdalo! - Dije girando a ver a mi amigo que reía a mi lado. En cuanto vio que no estaba jugando él suspiro resignado y sin ningún problema tomo a Isabella de la cintura y la bajo.
- Gracias. Pensé que moriría. - Isabella se dejo caer en un sillón como si fuese a desmallarse.
- Los que iban a morir éramos Tom y yo. - Mateo la miró frustrado y cansado, su cabello estaba hecho un desastre.
- Oh, vamos. - Isa le resto importancia con la mano y se abalanzo a la cama con Ashley que reía como loca. - Mis hermanos ni siquiera vinieron a ver si estaba bien.
- Claro que vinieron, pero en cuanto vieron como tenías a Mateo se fueron sin hacer ruido. - Contestó Alex abriendo la ventana para que la habitación se ventilara un poco.
- Esos dos me la pagaran más tarde. - Murmuró Mateo tratando de peinar su cabello. - Pero primero bajemos ese libro de ahí arriba. - Todos miramos hasta la parte superior del librero de donde sobresalía un libro que se encontraba casi por el techo.
- Yo no volveré a subir. -
- No te lo estoy diciendo a ti. - Mateo respondió un poco rencoroso mientras sujetaba su cabello.
- Vamos, yo lo intentaré esta vez. - Dije acercándome a él, quien de inmediato se puso de cuclillas para que me subiera a sus hombros.
- Puedes sujetarte de mi cabeza, pero no como Isabella. - Rogó Mateo mientras me levantaba y acercaba a el librero.
- Estoy bien, no te preocupes. - Estiré los brazos y me sujete del estante. - Ve un poco a la izquierda. - Le di instrucciones a Mateo para que me acercara lo más posible a el libro.
- Solo un poco más, Sash. - Dijo Alex desde atrás motivándome a que continuara estirándome para tomarlo.
- ¡Encontramos un libro! - Era Joseph que corría con un libro desde el pasillo.
- ¡No corras! - Gritó desde atrás Louis intentando controlar a su hermano.
- ¿Qué hacen? - Joseph se detuvo y miró con atención como Mateo y yo sufríamos.
- Ya casi. - Murmuré sacando la lengua como si eso me ayudará a estirarme. - Un poco más Matty. - Estiré todo lo que pude la mano hasta que mis manos rozaron la pasta del libro.
- ¡Otro poco más Sasha! - Dijeron a coro Isabella y Ashley que estaban paradas en la cama tomadas de la mano.
- Creo que - Coloqué mi mano en la cabeza de mi amigo y me impulsé en esta para sujetar el libro. - ¡Lo tengo! - Festejé sosteniendo el libro en mis manos pero a los segundos comencé a toser por el polvo que había desprendido el libro.
- Dámelo. - Tom corrió hacia mi para agarrar el libro y sacudirlo por la ventana.
- Déjame bajarte. - Louis caminó hasta donde estaba y estiró sus brazos para atraparme. Envolví mis brazos en su cuello y por fin toque el suelo.
- Perdón por apoyarme en tu cabeza Matt. - Solté a Louis y avancé hacia mi amigo quien nuevamente estaba despeinado.
- Eso fue mejor a que te aferraras a mi cuero cabelludo como Isabella. - Rio Mateo restándole importancia.
- No fue mi intención. - Protestó Isabella dejándose caer sobre el colchón.
- Estas hecho un desastre. - Sacudí con cuidado la cabeza de Mateo que tenía polvo en el cabello. - Déjame arreglar tu cabello. - Me sentí culpable al ver un nido de pájaros en vez de cabello.
- Esta bien, de igual manera me iré a bañar. Lo bueno es que encontramos los libros después de revisar toda la cabaña. - Palmeo mi cabeza y fue directamente hacia Tom y Joseph que sostenían los libros ya limpios. - ¿Dónde estaban? -
- Louis lo encontró en la habitación del fondo. - Señalo Joseph las escaleras.
- ¿En la habitación de mi madre? - Dije algo extrañada porque justamente cuando murió mi madre yo vacié la habitación y llevé todo a el sótano.
- Si es la habitación en la que se van a quedar ustedes sí. - Respondió Joseph.
- Creo que son los únicos que están aquí. Ya revisamos toda la casa. - Ash se estiró mientras bostezaba. - Bueno, vamos a comer. -
- Primero deja que nos demos un baño. - Alex señalo a los chicos que estaban llenos de polvo porque nos ayudaron a limpiar. - Ustedes ya se bañaron, pueden ir haciendo algo de comer. Por favor. -
- Esta bien. - Ashley me miró. - Yo pongo la mesa. Isabella hace el postre y Sasha cocina. - Sonrió y salió corriendo de la sala.
- Yo estoy de acuerdo, a Isabella casi no cocina. - Joseph salió de la habitación siendo perseguido por su hermana quien le juraba que ya no cocinaría para él.
- Pedimos los baños de arriba. - Dijo Mateo subiendo las escaleras con los chicos.
- Puedes usar el baño de abajo en lo que cocino. - Miré a Louis que asintió. Él avanzó unos pasos pero se detuvo y regresó a darme un abrazo.
- Te pondré más comida en tu plato. Abrígate bien cuando termines de bañarte, hace frio. - Le di palmaditas en su espalda.
- Voy a bañarme rápido para ayudarte. - Besó mi frente y sonrió.
- ¡Dios mío, consíganse un cuarto! - Joseph intentaba cubrirse el rostro con las manos y actuar tímido.
- Ve a bañarte. - Louis le dio una mirada corta y subió las escaleras.
- Cuñada, mi hermano me trata mal. - Fingió estar dolido y corrió hacia mi para que lo consolara.
- Vamos. - Louis regreso y lo tomó del cuello de la camisa para llevárselo consigo.
Ashley se rio desde el comedor mientras que Isabella solo negaba con la cabeza. Levanté los hombros y me dirigí a la cocina en donde comencé a preparar la comida, miré por la ventana y pude ver que ya era bastante tarde porque el cielo ya se estaba oscureciendo.
El estofado de carne ya estaba casi hecho y el resto de las cosas ya estaban en la mesa. Los chicos aún no bajaban y yo podía ver en la mesa a dos pobres mujeres sentadas en la mesa afilando el cuchillo para poder comer.
- ¿Te ayudo en algo? - Preguntó Louis secándose el cabello húmedo con una toalla pequeña. El verlo usar ropa deportiva era mi nueva cosa favorita. Le quedaba espectacular cualquier cosa que se pusiera.
- Solo falta esto. Pruébalo y dime que tal esta. - Tomé un poco de caldo del estofado con una cuchara, soplé un par de veces para que no se quemara y se lo di a probar.
- ¿Qué tal está? - Lo mire con atención esperando que tuviera buen sabor.
- Muy rico. - Sonrió y me dio un pequeño beso en los labios.
- Tu cabello sigue mojado. Déjame ayudarte. - Tomé la toalla y comencé a secar con cuidado su cabello para evitar que se resfriara.
Sentí un par de miradas y volteé a ver la mesa del comedor en donde me veían las chicas que sostenían su barbilla con su mano y sonreían.
Mis mejillas se tornaron rojas y desvié la mirada hasta que seque por completo el cabello de Louis que incluso se había agachado un poco para que no estuviera de puntitas. Escuché pasos y voces provenientes de las escaleras y le pedí de favor a Louis que me ayudara a servir el estofado.