--- SASHA ---
El camino a casa de Louis fue tranquilo, mis mejillas seguían un poco ruborizadas después de dejar el estacionamiento del centro comercial.
- Llegamos cariño.- Dijo Louis con una sonrisa mientras avanzaba lentamente pasando la entrada principal.
- Estaba bien hasta hace unos momentos, pero ahora me siento mucho más nerviosa que cuando me gradué.- Limpie el sudor de mis manos en el pantalón mientras que él se estacionaba frente a la entrada de la casa.
- Tranquila... yo estoy aquí, no dejaré sola a mi esposa.- Acarició mi mejilla suavemente mientras que acortaba la distancia entre los dos.
- ¡Ya llegaron!.- Gritó Isabella causando que ambos nos alejáramos por instinto, al bajar del auto me recibió su hermana con un abrazo y un beso en la mejilla.
- Hola cuñada.- Joseph salió sosteniendo una rosa roja que después me obsequió.
-Gracias.- Dije aceptándola mientras me reía al ver como Louis me abrazaba de manera protectora.
- ¿Ya llegaron? ¡Les dije que me avisaran!.- Dijo una voz extremadamente dulce pero autoritaria a la vez. - ¡Oh! ¡Harold ya llegaron!.- Escuché unos pasos que se aproximaban con rapidez.
- Abuela ella es...- Joseph fue completamente ignorado por sus dos abuelos.
- ¡Hola mi niña! ¡Bienvenida a la familia!.- Dijo su abuela tomando mi mano con fervor.
- ¡Me han contado mucho de ti hija!.- Continuó sus abuelo sosteniendo mi otra mano.
- ¡Louis realmente es afortunado! ¡Mira nada más que bonita es Harold!.- Su abuela acarició mi mejilla.
- ¡Tuviste suerte de encontrarla!.- El abuelo miró de reojo a su nieto con una gran sonrisa.
- ¡Abuela la vas a asustar!.- Dijo Joseph intentando calmarles.
- Lo siento mi niña, es que realmente estoy feliz de conocerte.- Dijo sonriendo un poco avergonzada.
- No se preocupe, me alegra mucho el conocerles.- Sonreí acercándome un poco más a ellos. -Mi nombre es Sasha Aráoz.- Dije recordando que no me había presentado adecuadamente.
- Yo soy Juliette pero puedes decirme Juli... o abuela.-
- Abuela...- Volvió a decir Joseph algo cansado.
- Yo soy Harold.- Sonrió mostrando algunas arrugas alrededor de sus comisuras mientras observaba a su alrededor y se acercaba a mi.- Dime abuelo.- Susurró haciendo una seña para que no dijera nada.
- Es un placer conocerles, gracias por invitarme.-
- Sash les trajo un obsequio a los dos.- Dijo entregándoles la bolsita. - Ábranlos.- Dijo al recibir algunas miradas curiosas.
- Gracias, no era necesario....- Dijo la abuela abriendo la bolsita y sacando un par de pendientes. - ¡Son hermosos! ¡Jamás me los voy a quitar!.- Dijo poniéndoselos inmediatamente.
- Juli, dame mi regalo.- Dijo el abuelo al ver con celos a su esposa, sus tres nietos estaban soportando las ganas de reírse al ver como peleaban. -Me los pondré a diario.... ¡Y olvídense que se los deje como herencia!.- Dijo su abuelo señalándoles mientras se esforzaba para ponérselos en su camisa.
- Deje que le ayude.- Dije tomando su manga para colocarlos, una vez que estuvieron listos levanto sus muñecas admirándolas mientras asentía lleno de satisfacción.
- ¡La comida!.- Dijo su abuela de pronto haciendo que todos brincáramos.
-Debes tener hambre, ven.- Los abuelos entraron a la casa junto con los hermanos de Louis.
- Lo siento si te sientes incomoda.-
- Estoy bien, tenía miedo de que no les agradara pero ahora estoy tranquila, ambos son muy lindos.- Sonreí mientras caminaba tomada de su mano hacia el jardín de la parte trasera en donde los abuelos servían la comida y mandaban a los pequeños Truswell a ordenar las cosas.
Me ofrecí varias veces a ayudar pero ellos se negaron rotundamente, insistían en que yo era la invitada especial y que su deber era atenderme. Comimos mientras charlábamos, ellos me contaban sobre lo lindos que eran sus nietos cuando eran pequeños y de las travesuras que hacían. El día era hermoso, estaba soleado y fresco, los tres hermanos y el abuelo se encargaron de recoger la mesa, mientras que la abuela y yo caminábamos hacia una pequeña palapa para cubrirnos un poco del sol.
- Eres una niña muy dulce, tu madre crio a una buena hija.- Dijo la abuela sonriéndome.
- Mi madre era maravillosa.- Sonreí al recibir el cumplido.
- Los niños me contaron lo que pasó con ella, fuiste muy valiente al salir adelante.- Tomó mi mano mientras me daba una mirada llena de ternura.
- Lo fue, pero fui afortunada al tener a los amigos de mi madre a mi lado.-
- Creo que Louis y tu tienen bastante en común, ambos perdieron a personas amadas pero fueron valientes.- Dijo con algo de tristeza mientras veía una vieja casa de árbol.
- Louis me conto sobre su hermana...- Dije mirando como las nubes cubrían al sol.
- No pude cuidar bien de Lucy, fue difícil para mi niño... él ya había perdido a su madre unos años antes.- Su ceño se frunció reflejando el dolor que le provocaba.
- Pero tengo entendido que su padre esta casado.- Dije confundida.
- Si Anne es su actual esposa, ella es la madre de los dos pequeños... Cindy es la madre de Louis y Lucy... Debí haber cuidado mejor de ellas.- Sonrió débilmente.
- Hay cosas que no podemos prever ni cambiar, solo nos queda avanzar.- Le di un leve apretón a su mano que aún me sostenía con firmeza.
- Me alegro que ambos se encontraran, pueden comprenderse y desde mi punto de vista ambos se complementan.-
- Yo creo lo mismo, sé que puedo decirle cualquier cosa a Louis y él a mi.-
- ¿Por qué me abandonan?.- Dijo el abuelo acercándose con una sonrisa, sentándose a mi lado.
- Te tocaba ayudarles.- Dijo la abuela defendiéndose. - Hija, tengo curiosidad sobre como era tu madre, es raro ver a personas con las mismas características que tienes tú, en mi vida solo he conocido a un par de jovencitas con cabello rojo rizado.
- Es cierto.- Dije riendo. - Tengo una foto con mi madre, su nombre es Mía.- Dije buscando una foto en mi celular, una vez que la encontré se la mostré, ellos se quedaron en silencio mirando fijamente la pantalla.
- ¡SASH! ¡VEN! ¡NECESITO QUE ME AYUDES!.- Gritó Isa desde el balcón del segundo piso.
- Necesito ir con Isa.- Dije poniéndome de pie mientras miraba a los abuelos que me sonreían y asentían, así que me fui de prisa.
- Cariño.- Dijo la voz de una anciana intentando no llorar.
- Si Juli, ellas son esas jovencitas de hace 20 años.-
-Es Lilyan.- La abuela no pudo retener al par de lagrimas que corrían de sus ojos.
- Quien diría que después de 20 años los hijos de ellas se reencontrarían así.- El abuelo sostenía la mano de su esposa con una sonrisa.
- Ellos están destinados a estar juntos y a ser felices en vez de sus madres.- La abuela sonrió al ver a aquella pelirroja tomar la mano de su nieto, ambos se sonrieron y entraron a la casa.
- Ellos lo serán Juli.- Ambos se quedaron mirando aquella casa que hace unos años había presenciado dos desgracias de la familia Truswell, y ahora mismo al parecer estaban siendo testigo de como la felicidad regresaba a ella.