--- Sasha ---
Tom y yo continuamos trabajando con normalidad, era mucho más sencillo el encargarme de la biblioteca con su ayuda, ambos nos sentíamos cómodos y nos volvimos un poco más cercanos.
- ¿No dijo...- Hizo una pausa.- ¿No dijiste que tenías algo que hacer a las cuatro?.- Me preguntó Tom asomándose desde una estantería.
- Si, ¿Porque?.- Pregunté desde el segundo piso.
- Ya han pasado cerca de veinte minutos.- Señaló el reloj que estaba en la pared.
Mis ojos se abrieron con sorpresa, deje lo que estaba haciendo y baje a toda velocidad las escalera para tomar mi bolso.
- Me tengo que ir ya.- Dije caminando con rapidez hacia la puerta. - Te encargo el resto.-
- No te preocupes, diviértete.- Sonrió mientras se despedía de mi con la mano.
Al salir de la calle mire hacia los lados pero no veía el auto de Louis.
- Señorita, por aquí por favor.- Dijo un hombre vestido con traje saliendo de un auto blanco.-
- Hola, ¿usted es John, verdad?.- Pregunté acercándome con timidez.
- Es un placer conocerle señorita Sasha, lamento no haberme presentado antes.- Sonrió haciendo una leve reverencia.
- No se preocupe, fue descortés de mi parte no haber saludado primero.- Dije devolviéndole la reverencia.
- ¿Nos vamos señorita?.- Preguntó haciendo un ademán hacia el auto para que subiera.
- Si.- Respondí casi inmediatamente, él me abrió la puerta trasera, aborde el auto y en cuanto se subió nos marchamos.
- ¿Hace mucho tiempo que trabaja con Louis? Ya sabe, es que no le había visto antes, él siempre manejaba su auto.- Dije intentando romper el silencio.
- Le conozco desde que era niño, anteriormente le servía a su hermana mayor pero deje de trabajar para su familia por ciertas circunstancias... Hasta que el joven me contactó hace unos meses, y fue cuando hace una semana decidí volver a trabajar para él.- Respondió cortésmente mirando con atención la carretera.
- Ya veo, él debe estimarle mucho.- Sonreí y él hizo lo mismo.
- Es un buen joven, aunque parece algo reservado suele querer bastante a las personas que son cercanas a él.-
-Si, es bastante amable en el fondo.- Concordé con él.
-Por favor cuide del joven Louis.-
- Claro que lo haré. Por favor también cuide de él.- El señor John asintió con una sonrisa y continuamos con el viaje intercambiando algunas palabras acerca de la ciudad y del clima que parecía estar un poco loco.
- Espere a qué le abra, necesito ver qué no haya reporteros alrededor.- Dijo inmediatamente en cuanto estacionó el auto.
Esperé un par de minutos y no tardó mucho en regresar a abrir la puerta, le agradecí y caminamos hasta que llegue a un ascensor, subí en el después de despedirme del señor John y de que me dijera el código para usarlo.
Esperé con paciencia mientras veía mi reflejo en el elevador, mi nariz estaba un poco roja por el frío, a pesar de que en la mañana se encontraba soleado las nubes habían arribado hace un par de horas haciendo que el cielo se volviera gris.
- Llegaste.- Dijo Louis esperando fuera del elevador con una sonrisa.
- Hola.- Sonreí inmediatamente acercándome a él quien no tardó mucho en abrazarme. - Llegue un poco tarde porque el tiempo paso volando.- Dije levantando mi rostro para verle.
- Lo sé, me pasó lo mismo.- Quitó una mano de mi cintura y la colocó en mi rostro. - Estás helada.-
- No mucho.- Respondí quitándole importancia.
- Déjame traerte algo para que entres en calor.- Tomó mi mano y me llevó hasta un sillón en donde me sentó, poco después regresó de una pequeña habitación con una manta en las manos.
- ¿Recuerdas el día en que nos vimos por primera vez en la junta?.- Pregunté viendo que me colocaba la manta con cuidado.
- Por supuesto, ¿Cómo podría olvidar el día en el que por fin volví a verte después de lo de la biblioteca?.- Sonrió dándome un beso en la mano.
- ¿Siempre eres tan atento con sus invitados?.- Dije al ver qué estaba cuidándome mucho.
- Solo contigo.- Besó mi mejilla y caminando hacia la puerta en cuanto escuchó que tocaban.
- Señor le traigo el té que pidió.-
- Gracias Stephanie.- Respondió Louis cerrando la puerta y regresando a donde estaba. - Bebe esto, te hará entrar en calor.- Acepté la taza y hasta que me lo terminé el dejó que la pusiera en la mesa.
- ¿Comiste algo?.- Me preguntó acariciando mi cabello, negué con la cabeza. - Que bueno porque ordené algo de comida para los dos.- Se levantó y fue hasta el extremo de su oficina de dónde sacó un par de bolsas con comida. - Espero que te guste.- Dijo abriéndolas y dejando escapar el delicioso olor de la comida.
- Pensaste en todo.- Dije hipnotizada por la comida. - Pero si sigues así me harás ser una mujer consentida.- Hice un puchero aceptando el pequeño trozo de carne que me estaba ofreciendo.
- ¿Por qué no serlo?.- Tomó un bocado de la comida y así fue como dejamos de hablar para concentrarnos en llenar nuestro estómago.