Subí al ascensor con mi hermano asegurándome de que no regresara a alimentar a los tiburones.
- Mi cuñada es maravillosa.- Dijo sonriendo dándome unas palmaditas en el hombro. - Te ha convertido en un mejor hombre, si te hubieran dicho eso hace un año seguramente estarían en la calle viviendo.- Le di una mirada algo ofendida ¿Acaso soy un monstruo ante sus ojos?.
- Sabes que te estoy escuchando ¿no?.-
- Claro que lo sé.- Se divirtió y su sonrisa se hizo más grande. - Por cierto, ¿Qué es eso de tu mujer?.- Me codeo regocijándose de felicidad.
- Es lo que dije.- Miré hacia el frente y salí del elevador rumbo a mi oficina en cuanto se abrieron las puertas.
- ¿Entonces al fin confesaste tu amor?.- Corrió pegándose a mi viéndome con atención, rodé los ojos y el me dio unos golpes en el brazo. - ¡Sabía que ayer iba a ser tu noche!. - Dijo haciendo algunos movimientos raros de ¿box?.
-¿Que tal? ¿Cómo te fue galán?.- Dijo una voz conocida en cuanto entre a mi oficina.
- ¿Acaso no tienes trabajo por hacer?.- Camine hasta mi escritorio para poner mi maletín y ver a Sebastián sentado en el sillón.
- Claro que tengo trabajo, pero ¿Cómo se supone que debo dejar a mi amigo solo después de una cita? - Negue con la cabeza y me senté mientras encendía el computador.
- No pasó nada así que no empiecen con sus cosas.- Hojee algunos archivos que estaban en mi escritorio para ponerme al tanto con ellos.
- ¡¿Qué?!.- Gritó Isabella entrando por sorpresa a la oficina. - ¡¿Como que te pudiste resistir a la belleza inigualable de Sasha?!.- Caminó hacia mi arrojando su bolso a la cara de Sebastián.
- ¡Oye!.- Mi amigo se sobó la cara pero me miró en cuanto se recupero del golpe.
- ¿Acaso ninguno de los tres piensa en trabajar?.- Pregunté al ver que no tenían la intención de irse.
- ¡Hermano hasta yo se acerca de esas cosas de la vida! ¡Era la oportunidad perfecta de darme un sobrino!.- Dijo Isabella indignada mirándome a los ojos.
- ¡¿Qué tu sabes qué de la vida?!.- Joseph se levantó y se acerco a ella sorprendido y dolido.
- Shhh...- Ella le empujo y le ignoró, mi hermano que estaba en shock cayó al piso mientras su alma abandonaba su cuerpo. - Acaso... tu... tu no puedes.- Se llevó las manos a el rostro mientras sus ojos se llenaban de lagrimas.
- ¡Imposible! Él debería ser capaz de hacer eso, su condición física es excelente al igual que su rendimiento físico.- Se levanto Sebastián apresuradamente caminando hasta nosotros.
- Pero... ya van varias noches que se quedan juntos... para ser exactos tres y al parecer el no...- Isabella siguió con sus cosas.
- Louis... Dime que no es cierto... Yo quiero verte con una familia, hasta había decidido adelantarme y darte un sobrino al cual casaría con tu hija.- "¿Qué? ¿Por qué mi hija tendría que sufrir y casarse con el mocoso de Sebastián?" Pensé algo molestó, mi cabeza comenzaba a doler al ver el teatro que habían montado.
- No es que no pueda, solo que decidí no hacer nada por ahora.- Dije con la esperanza de que se marcharan de una vez.
- Sabes que a tu edad ya no estas en condiciones de darte el lujo de esperar.- Soltó Sebastián atacando primero.
- Seamos honestos, tú no estas en posición de decirme eso, ¿Acaso no este año cumples 30? y ... ¿No llevas ya cuatro años de casado?.- Ataque sin piedad haciendo que la atención de Isabella se centrara en el y le viera asombrada.
- Sebas... No te preocupes conozco a un médico que logró curar a alguien y pudo tener hijos. Aun hay esperanza.- Ella le compadeció mientras que mi amigo se sentía dolido.
- ¡No es eso! ¡Nosotros solo estamos planeando las cosas! ¡En serio que no es eso!.- Dijo viéndonos con confianza.
- No le diremos nada a nadie.- Dije fingiendo darle ánimos.
- ¡En serio no es eso!... ¡Les demostrare que no es eso! - Dijo caminando hacia la puerta.
- ¡Tienes trabajo que hacer! ¡Si quieres irte temprano a casa termina tus deberes!.- Grité antes de que se marchara, "Uno menos" pensé aliviado.
- Hermano, si quieres...-
- No es necesario estoy bien.- Le interrumpí antes de que continuara con sus consejos médicos. - Necesito que te encargues de el proyecto de tu área.-
- Oh, cierto. Te mandare en un momento los archivos.- Se dio la media vuelta para retirarse.
- Por favor llévate antes el saco humano que dejaste en el suelo.- Señale a Joseph que seguía en el suelo derrumbado.
- Esta bien.- Se quejó, fue al sillón por su bolso y después regresó hasta donde estaba mi hermano para tomar su mano. - Vámonos Joss.- Tiró de su mano.
- Isabella... mi hermanita...- Dijo aún entre sollozos.
- Vamos esas cosas te la enseñan en la escuela.- Ella le arrastro un poco por el suelo.
- ¿En la escuela?.- Preguntó haciendo que Isabella asintiera con una sonrisa. -Cierto, aún eres un bebé.- Él se levantó, se veía mejor.
- Te daré un pastelillo que compré esta mañana.- Se lo llevó como pudo y al fin estuve solo.
- Bien , es hora de trabajar.- Mire el reloj una ultima vez, si quería estar libre después de las cuatro tenía que apresurarme.