--- Louis ---
Los días sin verla eran cada vez más y más largos, sabía que ella volvería pronto, quería volver a ver su hermosa sonrisa, sus ojos verdes y cabello rojo. No sabía con exactitud que me pasaba, a veces me distraía y su rostro aparecía en mi mente, afortunadamente era bueno haciendo dos cosas a la vez, en las juntas podía oír lo que decían y también me perdía en mi mundo. Cuando me dijo su amiga que ella estaba en el doctor y que le estaban haciendo unos estudios sentí que mi frustración crecía porque yo no estaba allí para cuidarle.
Afortunadamente la cita que habíamos planeado aún seguía en pie, hoy al fin iba a poder verle. Por la mañana atendí un par de llamadas con alguno socios del extranjero, cuando llegue a la empresa me encerré en ella para poder terminar de revisar algunos contratos y proyectos que necesitaban mi aprobación.
- ¿Señor?.- Dijo mi secretaria entrando a la oficina.
- Dime.- Me quité los lentes que tenía puestos y me recosté en mi silla.
- La junta con la editorial y de Ramé comenzará en unos minutos.-
- Esta bien, bajaré en unos minutos para recibirlos.-
- Con permiso.- Dijo mi secretaria y salió.
Terminé de leer el documento que tenía en mis manos, lo firmé, mis ojos se sentían algo cansados así que decidí dejarme los lentes por si tenía que leer algo más adelante. Me levanté de mi asiento, arregle mi corbata y mi traje, tomé mi teléfono y una agenda.
- ¡Louis! .- Dijo Sebastián abriendo las puertas de mi oficina con la voz agitada.
- ¿Qué pasa?.- Caminé hacia la puerta sin darle importancia a su rostro pálido porque siempre exageraba las cosas.
- Tu padre se está reuniendo con el presidente de el Conglomerado MIN para acordar un matrimonio arreglado.- Me detuve en seco molesto al oír que mi padre seguía haciendo lo que quería.
- ¿Otra vez intenta casar a Isabella?.- La molestia se reflejó en mi voz y rostro.
- No, esta vez intenta casarte a ti.-
- ¿Qué?.-
- Quiere casarte porque piensa que necesitas una influencia femenina que le ayude a controlarte.- Sebastián sonaba molesto y cansado.
- ¿Dónde esta?.-
- En el edificio D de la sede central del Conglomerado MIN.-
- Vamos.- Dije saliendo de la oficina mientras marcaba el numero de mi hermano.- Joseph, necesito que te encargues de la junta con Sasha, tengo que ir a arreglar un asunto con nuestro padre.-
- Parece que también acabas de enterarte, ¡Haz lo que tengas que hacer, yo me encargo de todo!.- Por lo visto no era el único que estaba harto de esta situación.
- Gracias.- Colgué la llamada, le di los documentos a una secretaria para que se los llevara a mi hermano y me marché con Sebastián a buscar a mi padre.
Durante el camino nadie hablo, el ambiente era demasiado tenso y mi molestia crecía más conforme avanzábamos.
- ¿Sabes que no puedes ser demasiado duro con tu padre, no?.- Sebastián entro al estacionamiento del restaurante y aparcó.
- Deje de considerarle como mi padre desde hace años.- Salí del auto y cerré la puerta.
- Aún así intenta calmarte.- Insistió Sebastián quien caminaba a mi lado apresurando el paso para llegar antes que yo.
Subimos a un ascensor y marcamos el piso de la sala privada del señor Min, en cuanto la puerta se abrió salieron algunas personas a recibirnos.
- Señor Truswell, es un placer tenerle aquí. Siéntase libre de ordenar lo que pida.-
- ¿Dónde esta el señor Min?.- Dije con indiferencia.
- Esta en una reunión con su padre, seguramente se sentirán felices de verle. Sígame por favor.- Parecía ser que aquel hombre era el gerente del restaurante así que lo seguimos sin dudarlo.
- Están en esta sala, adelante.- Hizo una leve reverencia, pasé de largo de su falsa amabilidad y entré si tocar la puerta.
- ¿Pero que es esto?.- Dijo mi padre con molestia hasta que giró y me vio de pie tras él.
- ¡Pero si es Louis! ¡Siéntate muchacho, estábamos hablando de ti!.- El señor Min se levantó y me señalo una silla en donde me senté sin responderle.
- Sé respetuoso con tu futuro suegro.- Miré con desdén a mi padre, gire mi rostro para ver al señor Min que me servía algo de vino.
- Gracias Tío, pero creo que aquel arreglo que esta haciendo con mi padre no se podrá llevar acabo.
- ¡Louis! .- Gritó mi padre furioso pero le ignoré.
-Le agradezco que siempre me haya tratado con amabilidad, y no quiero ser grosero con usted, pero la persona con la que me casaré la elegiré yo.-
- Sabía que no estarías de acuerdo fácilmente, sería grandioso tener a un buen hombre como tú como yerno... Pero entiendo bien tu postura y la respeto.- Colocó su mano en mi hombro y yo asentí como agradecimiento.
- Lamento llegar tarde.- Dijo la voz de una mujer que me sonaba conocida.
- Hija, ven a saludar.- La sonrisa del señor Min se hizo grande y un brillo especial aparecio en su mirada.
- Buenos días tío Vicent.- Hizo una pausa y escuché como se acercaban sus pasos. - Me alegra verte de nuevo Louis.- Sentí que su mano se posaba en mi hombro.
- Mmm.- Dije sin siquiera levantar la vista, la mandíbula de mi padre se tenso y algunas venas aparecieron en su frente, pero sabía que no podía hacer ninguno de sus desplantes frente a ellos.
- Sigues siendo el mismo de siempre.- Volvió a decir ella.
- Mmm.- Fue mi única respuesta.
- Parece que él estuvo en desacuerdo, y esta molesto.- Dijo por fin alejándose y sentándose frente a mi.
- Así es. Tenía la esperanza de que aceptará pero parece que no es mi día de suerte.- El señor Min le sirvió algo de beber a su hija, quien dio un pequeño trago.
- Bien. Ya que me acabas de rechazar, ¿puedo saber al menos la razón?.- Sostuvo la copa en su mano mientras la movía.
- Yo decido con quien casarme.- Dije tomando algo de vino.
- Si tu respuesta es tan vaga entonces no puedo rendirme fácilmente.- Una sonrisa apareció en su rostro.
- Estoy viendo a alguien y es a ella a la única que considero mi futura y única esposa.- Dejé la copa en la mesa y le vi fijamente. - Espero que mi respuesta satisfaga tu curiosidad.
- Estas mintiendo...- Su sonrisa casi se borraba pero luchaba por mantenerla.
- Sebastián.- Dije y mi amigo se acercó. - Tu eres mi mejor amigo, sabes todo sobre mi y no me dejarás mentir. ¿Es cierto lo que dije?.-
- Buenos días.- Dijo Sebastián arreglando su corbata. - Lo que dice Louis es verdad.- La sonrisa de ella se borró.
- ¿Cómo es que pasó? Pensé que aunque me fuera por algunos años yo tendría una oportunidad cuando volviera.- Sus ojos se volvieron algo acuosos cosa que me hizo perder el interés en seguir en la sala así que me levante.
- Leticia, siempre te he visto como una amiga de la familia, más de una vez te deje en claro que no habría algo entre nosotros. Espero que encuentres a alguien que pueda darte lo que yo no puedo.- Sacudí mi saco e hice una leve reverencia hacia el señor Min.
- Espero que sigamos en contacto hijo.-
- Por supuesto tío, con permiso.- Salí de la sala sin decir más y caminé hacia el elevador con Sebastián a mi lado.