Terminando el trabajo, nos encaminamos a su casa. Aunque le había asegurado que vendría a cocinar para ella, hubieron días en que no pude, ya que Emily me espera todas las noches despierta.
—¿Puedo ayudarte? — cuestiona, acercándose a la cocina.
—Haz lo que quieras.
—¿Emily es tu esposa? Has dicho su nombre varias veces, pero nunca me has comentado sobre quién es.
—Es mi hija.
—Ah, ¿Ella también maneja el restaurante?
—Sí. De hecho, la mente maestra de todo lo que hacemos es ella. Mi princesa cocina delicioso.
—¿Y por qué no me la presentas?
—No es conveniente.
—¿Será porque estás casado o tienes temor de que tu esposa se entere de que te pasas con una mujer durante la noche?
—Mi exmujer está muerta y nunca me he casado. ¿Eso responde tu curiosidad? — la miro de reojo y traga saliva.
—Lo siento, te juro que no sabía.
—Despreocúpate, no es como que sea la gran cosa— sigo cortando la carne y ella se acerca, hasta rozar hombro con hombro.
—Lo haces sonar como si no te importara.
—Hay cosas que no se pueden cambiar, así que ¿Para qué seguir perdiendo el tiempo pensando en ellas? Lo mejor es vivir el presente; disfrutar lo que se tiene o luchar por lo que se quiere. Lo que pasó, ya pasó.
—Supongo que tienes razón. ¿Planeas casarte algún día? — esta mujer hace extrañas preguntas.
—Estoy muy viejo para eso. Tú misma lo dijiste.
—No hay una edad establecida para casarse. ¿Cuántos años tienes?
—41.
—No te creo.
—¿Vas a decir que parezco de más?
—No, todo lo contrario. Al menos te cuidas. Lo que no entiendo es el por qué dices que puedo ser tu hija, si solo nos llevamos diecisiete años.
—Casi nada. Tienes más o menos la edad de mi hija, así que puedo ser tu padre.
—No me molestaría tener un papá como tú. Aunque, un verdadero papá no enseña cosas malas— sonríe.
—¿Y en qué momento te he enseñado algo malo? — dejo de cortar para mirarla y ella guarda silencio, mientras sonríe —. Una hija debe aprender a diferenciar entre lo que está bien y lo que está mal. Si su padre comete un error, una hija debe evitar cometerlo.
—¿Y qué pasaría si esa hija quiere cometerlos para pasar por lo mismo que su padre? Nadie aprende por cabeza ajena. Además de que dicen que de los errores se aprende, ¿No?
—Una hija desobediente, debe ser reprendida a tiempo, antes de que se escape de las manos de su padre.
—Entonces ¿Qué tipo de reprensión merece una hija desobediente? Digo, para estar preparada.
Entierro el cuchillo sobre el picador de un golpe, antes de acercarme a ella y colocar mi mano alrededor de su cuello.
—Prepararte no sería divertido — el timbre de mi teléfono suena y automáticamente lo busco en mi bolsillo; viendo que era Emily, cubro su boca con una mano —. No te atrevas a hacer ningún ruido — le advierto y asiente con la cabeza—. Dime, pequeña. ¿Qué sucede?
—¿Podrías decirme dónde te metiste? Tengo que hablar contigo, papá.
—Estoy dando una vuelta — siento la suavidad de sus labios en mi mano y me mantengo mirándola fijamente mientras hablo con mi hija.
—Necesito que vengas de inmediato. Tenemos algo que contarte.
—¿Tenemos?
—Regresa a la casa— cuelga la llamada sin decir más. ¿De quién más está hablando?
Remuevo la mano de su boca y ella sonríe.
—¿Por qué me miras así? ¿Te han dicho que tienes una mirada muy seductora y profunda, Caden? Tal vez por eso todas las chicas a las que traes, siempre caen en ella — observo con detenimiento sus labios, la forma en que se mueven mientras habla y en que los humedece con su lengua.
—Voy a terminar de cocinar para que comas algo, luego me tengo que ir — me alejo para seguir en lo que estaba y la escucho reír.
—¿Qué planeabas hacer hace un momento? Dijiste que puedo ser tu hija, pero parece que por unos instantes planeabas besarme.
—Te equivocas. Planeaba remover un poco el medio kilo de maquillaje que llevas puesto, fea.
—Eres un idiota, viejo — frunce el entrecejo y rio.