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Chapter 129 - 13

Regreso a la casa, pero Emily no estaba. No puedo comprenderla. Me dice que venga de inmediato a la casa, pero ella no está. Aprovechando el momento, decido darme un baño primero y luego esperarla en la sala a que llegue. Al cabo de varios minutos, ella entra, pero no sola; el maldito de Kevin la acompaña y me levanto del sillón. ¿Por qué está él aquí? ¿Dónde está Lucía?

—¿Qué hace este tipo aquí?

—Tranquilo, papá. Kevin vino a quedarse. De hoy en adelante, comenzaremos a vivir juntos de nuevo.

—¿Qué?

—Hemos decidido arreglar lo nuestro, papá.

—¿Dónde está tu mamá? — pregunto directamente.

—Lejos— responde con este único tono arrogante.

—¿Dónde está? — insisto.

—Está haciendo su vida en un mejor lugar.

—Haz lo que quieras, princesa — subo a la habitación y le doy un golpe a la puerta del armario.

Esta es la última gota que derrama el vaso. No pienso vivir bajo el mismo techo que ese imbécil. Otra vez mi hija vuelve a preferir a ese sinvergüenza antes que a mí. De hoy en adelante, voy a continuar viviendo la vida a mi manera y no voy a permitir que nadie se interponga en la mía. Mi niña se ha vuelto muy egoísta y caprichosa, todo por culpa del recuerdo de Suzy. Pretende que sea infeliz por lo que me queda de vida, mientras ella vive su vida como le plazca. Estoy harto de esta miserable vida que me ha tocado vivir.

Al día siguiente, durante el trabajo en el restaurante, no nos dirigimos palabra alguna. En realidad, estuvo poco tiempo trabajando, ya que ese imbécil vino a buscarla y abandonó todo como si nada. En la noche me encuentro con Masie en la fábrica y, como de costumbre, nos ponemos en marcha con el fuerte trabajo. La situación, desmotivación y frustración, no permite que pueda concentrarme en nada. Estoy cansado de hacer esto todos los días. Mi vida se ha tornado una maldita monotonía.

—¿Te sientes bien, Caden? No has hablado desde que llegamos.

—¿Has pensado en alquilar otra casa? Tienes suficiente para hacerlo, ¿Por qué no lo has hecho?

—Quiero quedarme en la que estoy, pero hacer unos ajustes y cambios.

—¿Puedes acogerme en ella?

—¿Acogerte? Claro que sí. ¿Pasó algo con tu hija?

No creo que esté demás contarle lo que está pasando. Al final, eso podría ayudarme a sentirme un poco más liviano. Dejo de hacer lo que estoy haciendo para sentarme en la silla y contarle.

—Estoy harto de seguir viviendo de esta manera.

—Sin duda alguna, tu hija está siendo muy egoísta y poco comprensiva.

—Si he estado haciendo esto, es más por ella. Sé que no ha superado la muerte de su madre todavía, pero es algo que no se puede cambiar y Emily tiene que aceptarlo.

—En algún momento deberá aceptarlo. Por tu parte, puedes estar tranquilo, porque no estás haciendo nada malo. Buscar tu felicidad y bienestar debe ser lo primordial. Ella ya es feliz y es una adulta, así que debe permitir que tú también lo seas. Si un padre es feliz por ver a su hija bien, una hija debe hacer lo mismo. Mientras tanto, no tienes que preocuparte. Puedes venir a vivir conmigo y así no estarás solo — sonríe.

—No sé si pueda seguir haciendo esto. Es mucho trabajo y estoy agotado— recuesto los codos sobre la mesa—. Entre más tiempo pasa, más aumenta la cantidad de pedidos y es mucho trabajo para nosotros solos.

—Tienes razón — desvía la mirada y hace silencio por unos instantes —. Tengo una idea que nos puede ahorrar un poco el trabajo, aunque no sé si estés de acuerdo.

—¿Qué estás pensando? — interesado en lo que dirá, le presto toda mi atención.

—Hay restaurantes en los que utilizan una trituradora de carne. Son convencionales y muy útiles. Aunque claro, una pequeña no podrá servirnos de mucho, pero podemos encargar una de gran tamaño o incluso puedo hacerle unas mejoras.

—¿A qué te refieres con hacer unas mejoras?

—No tengo el talento o don de cocinar como tú, pero soy muy buena con las manos y todo trabajo técnico. Puedo intentar crear una máquina capaz de ayudarnos a ahorrar tiempo y trabajo. ¿Qué te parece la idea? Y claro, tu hija no tiene que saberlo — hace un guiño y sonríe.

—Me sorprende que tu cerebro haya dado para tanto.

—Algún día voy a callar esa boca que tanto me menosprecia. Me ganaré tu admiración y esperaré a que tu orgullo te permita decir las cosas como son, viejo.

—Me gusta que me callen la boca. Veamos qué puedes hacer, fea.

En el transcurso de varios meses, hubieron muchos cambios y malas noticias. Mi hija está embarazada de ese cretino y ha ido cambiado drásticamente su actitud. Ha perdido todo el respeto hacia mí, que soy su padre. Todo desde que decidí irme a vivir aparte y ocultarle mi ubicación. Nos vemos únicamente en el trabajo, pero muy poco, ya que su embarazo ha sido de alto riesgo y le recomendaron no hacer fuerzas innecesarias. He tenido que encargarme en gran parte del restaurante y de los empleados; a pesar de haber estado ocultándome por tanto tiempo de ellos. No he tenido de otra. Hasta ahora no han habido problemas porque trato de mantenerme lo menos visible posible, ya que Kevin también se aparece de vez en cuando a mandar, como si esto le perteneciera a él. Por otra parte, Masie ha estado muy concentrada y trabajando única y exclusivamente en la máquina. Mientras ella está ocupada, tiendo a encargarme del trabajo fuera también. Han sido meses agotadores y estresantes, pero no puedo negar que de alguna manera, su compañía me ha servido de consuelo. El proceso ha sido largo, pero no puedo negar que esa niña ha sido bastante perseverante, talentosa y dedicada. Tuvimos que utilizar uno de los cuartos, ya que esa maquinaria es muy grande y ocupa mucho espacio. Como Emily no ha podido venir para acá, he podido ocultar a Masie bastante bien.

—No deberías entrar ahí. ¿No tienes miedo de terminar triturada?

—¿Tienes miedo de perderme? — ríe.

—¿Estás de buen humor hoy?

—Sí. ¿Me pasas la llave inglesa que está en el suelo?

—¿Cuánta capacidad tiene eso? — le entrego la llave y se adentra a la máquina—. Se ve bastante espacioso por dentro.

—¿Quieres decir por cuerpo o por partes? — ríe—. Aquí dentro cabemos los dos.

—Por cuerpo — ignoro su segundo comentario y la escucho reír.

—De uno en uno para no forzarla demasiado, pero si es por partes, tendremos que probarla para estar completamente seguros.

—¿Cuánto te falta?

—Ya estoy por terminar. ¿Me traes la prueba?

—Ya regreso — salgo del cuarto y traigo arrastrado el cuerpo del sujeto que traje hoy, es el más accesible que tuve y el único que ya está muerto—. ¿Ahora qué hago?

—Acuéstalo en la correa y deja que el trabajo lo haga la máquina cuando termine aquí.

Al cabo de varios minutos, desde adentro, Masie enciende la máquina. El sonido es muy agudo y constante, me obliga a tapar los oídos de inmediato; se puede oír el crujido de sus huesos. La corras cubren la mitad de su cuerpo, no se puede ver el proceso de trituración desde aquí. Cuando va por un poco más de la mitad del cuerpo, la máquina se detiene y escucho el quejido de Masie.

—¿Estás bien?

—Algo se ha quedado atascado — escucho su voz entrecortada y, de repente, un estallido de la máquina acompaña su quejido.

Preocupado por lo que escucho, me adentro a la máquina y la veo. Parte de su cuerpo está bañado en sangre, desde la blusa que está supuesta a ser un púrpura claro, hasta su rostro y brazos. Viendo la hélice ensangrentada arriba suyo, me arrastro hacia ella para alcanzarla. Suelta la llave sobre el acero inoxidable de la máquina y se tapa el rostro, dejando escapar una escandalosa risa.

—¿Estás bien? — le quito una de las manos del rostro pensando que algo malo le había ocurrido y ella termina por quitar la otra.

No puedo negarlo, el olor me está retorciendo las tripas. Mi ropa también se ha ido manchando de la sangre que está esparcida por todas partes.

—¿Así que te has preocupado por mí y has entrado a ver si estaba bien? — no logro reaccionar, cuando me empuja y se sube inesperadamente sobre mí —. Con esto confirmas que te importa esta niña fea, viejo — su dedo se desliza sobre la sangre que está en su mejilla y termina pintando sus labios con ella.

En este momento no puedo dejar de verla como un apetecible y exquisito dulce, que deseo devorar hasta saciar esta apetencia y ganas que provoca en mí.

—No voy a tolerar ni un segundo más tus insinuaciones— agarro su cuello y la saco de encima de mí, para subirme sobre ella y tener el control absoluto de su cuerpo—. Hace mucho tiempo estás deseando sentir a este viejo, ¿No es así? — acomodo mi cuerpo entre sus piernas, hasta hacerle notar mi erección, frotándola contra su parte baja y ella sonríe divertida.

—Sí. Incluso en este momento estoy muy húmeda por ti, Caden.

Mis manos se vuelven a posar en su cuello y observo con detenimiento esas lágrimas de ese rojo carmesí recorriendo sus mejillas; el mismo que le da un tono especial y de vida a su piel. Sus rojizos y ensangrentados labios entreabiertos, incitándome a fundirme en ellos con la misma pasión e intensidad que me dicta mi cuerpo. El sabor metálico, mezclado con la dulzura de sus deliciosos labios, es embriagante. Siento un ardor y calor por debajo de mi piel, algo que jamás había sentido antes; es como si me quemara. Nuestras lenguas se sincronizan y se enredan, en un caliente y deleitable juego, haciendo que nada alrededor nuestro importe. Deseo adueñarme por completo de ella; explorar y adentrarme a sus más profundos límites, hasta derretirme en su interior y embaucar cada parte de el.