Caden
—Te traje un jugo de manzana, no sé si te guste, pero puedo ir a cambiarlo si quieres, Caden.
Ese día ella tenía la sonrisa más deslumbrante que haya visto alguna vez.
—¿No te da asco tocarme, Noah?
—No, cuando crezca quiero ser enfermera.
Curó mis heridas y me mostró esa parte tan dulce y servicial de ella. Esa faceta que me mostró, aunque al final haya sido mentira, fue lo más que amaba de Noah. ¿Por qué todo tuvo que terminar tan mal? ¿Por qué tengo que reencontrarme con ella ahora? Quería tener una mejor vida y escapar de su recuerdo y otra vez vuelve a aparecer para desorganizar todo. Creí que la había olvidado, pero me equivoqué. Todo lo que siento por ella sigue intacto. Me miró con esa misma expresión confusa, y bajé la mirada. Olvidaba que siempre que aparece, ella no me recuerda. Quizá haya alguna forma de arreglar lo nuestro de una manera más civilizada. No hay forma de que la deje escapar esta vez. Debo guardar la calma, no quiero terminar igual. Además de que mi hija no sabe quién es ella.
Emily
Le quité la mano a mi padre de su muñeca y sonreí.
—No le haga caso, creo que la confundió. Puede tomar asiento donde mejor guste.
—Gracias, linda— sonrió, y Kevin se la llevó a la sala.
—¿Qué ha sido eso, papá? ¿Quién es Noah?
—Una amiga de tu mamá, cielo. Se parece mucho a ella— sonrió, y acarició mi cabeza.
No le creí una sola palabra, ya que siempre sonríe y acaricia mi cabeza de esa misma manera cuando miente; aún así fingí creerle.
Me acerqué al sofá y me mantuve detrás de Kevin.
—No puedes estar aquí, mamá.
—¿Qué es lo que tienes, mi amor? ¿Qué te pasó en los brazos?
—Eso mismo quiero saber yo, pero no me responde— masajeaba sus hombros, y lo sentía muy tenso—. Relájate, mi amor. Ya pronto estará la cena.
—No, Emily— se levantó del sofá, y le agarró la mano a su mamá—. Me quedaré contigo hoy, mamá. ¿No te molesta?
—No, mi amor.
—Vámonos a la casa, mamá.
Maldigo su insolencia.
—¿Vas a despreciar mi comida, Kevin? Yo la invité. Creo que está en ella decidir si desea quedarse o no, ¿Cierto, Sra. Lucía?
—Tienes razón, linda. No sé lo que te ocurre, hijo, pero cenemos en familia hoy. Solo nos tenemos a nosotros y ella es tu novia, la diferencia que tengan, si se trata de eso, pueden arreglarla luego.
—Estoy de acuerdo, Sra. Lucía. Ven, Kevin.
Kevin rechinó los dientes y sonreí. Se ha vuelto muy entretenido el poder molestarlo.
—Esta bien, mamá. Voy a preparar algo adecuado para ti. Quiero que pruebes mi comida— caminó a la cocina, y reí.
¿Así que se trata de eso? Ya quiero ver lo que hará. Me quedé vigilando todo lo que hacía y vi lo frustrado que se veía. Casi todos los ingredientes los usé, así que no creo que pueda hacer algo con lo que hay, aparte de que él no sabe cocinar.
—Ayudaré a su hijo, vengo enseguida.
Entré a la cocina con Kevin, y me acorraló frente a la nevera.
—Eres una descarada, Emily. Estás disfrutando de esto, ¿No es así?
—Sí, más de lo que pueda describirlo.
—Esto te va a salir muy caro, te lo juro.
—No puedo esperar, cielo— acaricié su mejilla, y apretó fuertemente su pantalón.
Salió de la cocina a toda prisa y subió las escaleras. Que hombre tan dramático.
Seguí en la cocina para ir sirviendo, y miré hacia la Sra. Lucía quien estaba examinando la casa. Su expresión lucía extraña. Mi papá estaba sentado en el sofá que estaba al frente de ella y no dejaba de mirarla; era inquietante ver esa mirada tan fija, como si tuviera algún tipo de interés. Debo averiguar que me está ocultando.
Preparé la mesa y Kevin bajó para ayudarme; su antebrazo se veía mucho más rojo que antes. Si esto sigue así, se le van a quedar cicatrices en el. Es inquietante su actitud. Pusimos los platos en la mesa y todos se unieron. Me senté justo al lado de Kevin, y mi papá al lado de la Sra. Lucía.
Mi papá comenzó a comer y la Sra. Lucía estaba cortando de su carne, así que miré la reacción de Kevin y no dejaba de mirar a su mamá. Estaba cortando un pedazo de mi carne, cuando la Sra. Lucía habló:
—He estado haciéndome está pregunta desde que llegué, pero no sabía en qué momento hacerla. Sé que esta casa es de ustedes, y si la escogieron fue porque lo hablaron entre los dos, pero la ubicación de esta casa me parece muy familiar. ¿No fue en este vecindario que ocurrió una masacre hace mucho tiempo? Cuando llegué no vi vecinos y las casas se ven desalojadas. ¿Recuerdas esa noticia de la que hablamos, hijo?
Kevin palideció, y reí.
—Escuché algo parecido y me pareció muy interesante todo lo que dicen de este vecindario, Sra. Lucía. ¿Qué piensas sobre eso, mi amor?— Kevin me miró de reojo y llevé el cuchillo a mi boca para lamerlo—. ¿Debería contarle a tu mamá?
Kevin se levantó abruptamente de la mesa y, desde su lugar, tiró el plato de su mamá al suelo.
—¡No lo soporto! — gritó, y me miró furioso—. Tú y yo vamos a arreglar esto ahora— de nuevo me dedicó esa mirada profunda y oscura; esa misma que hace cada parte de mi alborotarse.