—¿Me dirás lo que te pasa?
—Solo tuve una reacción a algo, ya se me pasará. Ve a dormir— cerró los ojos para tratar de dormir.
—No has comido nada. ¿Crees que tú débil cuerpo va a durar mucho sin alimentarte?
—Dime la verdad, ¿Por qué finges que te importa? Jamás te he importado lo que pasa conmigo. Me molesta que quieras hacerme creer esa mentira.
—Tienes razón. Muérete— le di la espalda, y cerré los ojos.
Maldito insolente. No debe importarme, pero de alguna manera siento curiosidad. Kevin no era así. ¿Qué demonios le está sucediendo a ese idiota? Sentí su mano alrededor de mi cintura y su beso en mi hombro.
—No me alejes más de ti— murmuró.
Muy pronto se debe acabar esto. No quiero sentirme más confundida por él. Le quité la mano y me acomodé en la almohada. Sentí que se giró al otro lado y me traté de mantener tranquila.
En la tarde nos levantamos, y no me dirigió palabra alguna. Deberé hacer un experimento y descubrir lo que realmente le sucede. Esperé a que se metiera en el baño y llamé a su mamá para invitarla a la cena de esta noche. Me pregunto qué expresión pondría al ver a su mamita. La llamé y quedó en venir, así que borré la llamada para asegurarme de que fuera una sorpresa. Al salir del baño, ni siquiera quiso mirarme, se vistió y salió del cuarto.
Tenía que prepararme para poder ir a cocinar, así que me di prisa. Kevin se mantuvo en la sala y, aún con el televisor encendido, su mirada estaba extraviada. Quise concentrarme en cortar la carne y preparar una deliciosa cena con ella; aún no se había congelado lo suficiente, así que no tuve problemas para prepararla adecuadamente. El olor al destapar la olla era sumamente exquisito. Me deleitaba con la apariencia que estaba teniendo la cena. Hace mucho tiempo no preparaba ese plato especial que me enseñó a preparar mi mamá. Mi papá se pondrá muy feliz al tenerla servida. Solté una risita traviesa en pensar en cómo lo tomará mi papá, y Kevin miró hacia la cocina.
—¿Necesitas ayuda, Emily?
—¿Quieres comer algo?— le mostré un trozo de la carne que aún estaba cruda y sacudió la cabeza—. Tú te lo pierdes.
Hice parte de la carne a la plancha, para acompañar el guisado que a mi papá tanto le encanta. Debía preparar de distintas manera la carne, por lo que me tomó más del tiempo esperado. Mi padre llegó a la casa y fue Kevin quien lo recibió. Al verme en la cocina, sonrió a mi dirección.
—¿Cómo está todo por aquí?— miró a Kevin, y sonreí.
—Todo bien, papá. ¿Quieres un poco? Kevin rechazó este pedazo, así que lo dejé aparte para que pudieras comerlo tu.
Mi padre se acercó y se lo di a probar. Cerró los ojos para masticarla.
—Es deliciosa, mi niña— acarició mi cabeza—. Eres igual a tu madre. Ambas cocinan riquísimo.
Kevin se levantó del sofá y se acercó a la cocina.
—Te ayudaré, Emily.
Mi padre lo miró y sonrió.
—¿Ya tan pronto te has arrepentido? ¿O son los celos lo que te mortifica?— soltó, acompañado de una risita insidiosa.
—Déjalo, papá. Veamos si aprende a hacer algo bien— sonreí—. Espérame en la sala.
Mi papá se fue a sentar en el sofá y me quedé con Kevin en la cocina.
—Ya cortaste parte de la carne ayer, puedes comenzar por cortar está mejor y en trozos más pequeños, para que la cocción sea más fácil y rápida. Esta parte tiende a ser muy dura y difícil de masticar si no se cocina bien. Sé que harás un buen trabajo, cielo— le di un beso en la mejilla, y sus manos estaban temblando.
Hizo todo como le pedí y no dejó de temblar en ningún momento. Ya no quedaba más carne, me aseguré de cocinarla toda. Será un gran banquete para todos. La puerta la tocaron y supuse que debía ser la mamá de Kevin. Mi padre fue a abrir, luego de haber mirado por el agujero de la puerta.
—Buenas— la Sra. Lucía entró, y Kevin palideció.
—¿Mamá?— preguntó nervioso—. ¿De qué se trata todo esto, Emily? — me agarró la mano, y me solté de su agarre.
Caminé a la puerta para darle la bienvenida. Es la primera vez que nos visita.
—Bienvenida, Sra. Lucía, le presento a Caden, un amigo nuestro— sonreí, y miré a mi papá.
Él me miró y, al entender el mensaje, asintió con la cabeza.
—Mucho gusto, Sra. Lucía— le extendió la mano para saludarla, y extrañamente se le quedó viendo.
—El placer es todo mío— Lucía sonrió.
Kevin se acercó y le agarró la mano a su mamá.
—¿Qué haces aquí, mamá?
—¿Qué hago aquí? Tu novia me invitó, cielo. ¿Cómo has estado? Hace varios días no pasabas por la casa. Te ves algo distinto. ¿Te sientes bien?
—Tienes que irte, mamá.
—Adelante. Permíteme ayudarle con las bolsas— le dije, antes de que Kevin pudiera actuar.
Tenía una expresión profunda y me le quedé viendo por unos instantes. Su mamá abrió una de las bolsas y le extendió un jugo de manzana a Kevin.
—Te traje un jugo de manzana, sé que es tu preferido. Mis compañeras te enviaron saludos y un regalo por tu cumpleaños, que es en unos días. Hace mucho no pasas a saludarlas al hospital. Deberías acompañarme otro día.
Mi papá le agarró inesperadamente la muñeca a la Sra. Lucía y todos fijamos la mirada en él. ¿Qué cree que hace?
—¿Noah? — preguntó mi papá.
Todos nos quedamos en el aire con su repentina pregunta. ¿Quién es Noah?