Me levanté del suelo y miré a mi papá.
—En este lugar no puedo comer adecuadamente. Llevemos todo a la casa, papá. Está por amanecer, y no quiero que tengamos problemas. Ya que tenemos un espectador, debe también ayudar. ¿Cierto, mi amor?— miré a Kevin, y sonreí.
—Claro, linda— sonrió, y se acercó—. ¿Qué tipo de novio sería si no ayudo a mi novia? — llevó su dedo a mis labios, y me limpió—. Así te ves mejor.
—Tenemos que buscar las bolsas negras que trajiste, papá. Ahí podemos guardar la comida que nos llevaremos y, así de paso, limpiamos la escena. Date prisa y ve cortando todo de una manera en que se pueda guardar en la bolsa, ¿Comprendes el mensaje, mi amor? — acaricié su mejilla, y se mantuvo serio.
—Lo que digas— salió con destino a buscar las bolsas, y miré a mi papá.
—Él lo hará, no te ensucies más las manos.
—No me agrada la actitud de ese muchacho.
—Kevin es así, lo irás conociendo poco a poco, papá.
Mi padre y yo nos mantuvimos mirando los alrededores del edificio, mientras Kevin hacía todo el trabajo. Ese es el castigo por su desobediencia.
Ya había amanecido cuando Kevin terminó. Estaba muriendo de hambre y sueño, quería darme un buen baño y descansar. Miré el lugar donde estaban los cuerpos, y ya no quedaba nada. Cualquiera diría que no ha ocurrido nada aquí. Al menos limpiando está volviéndose un experto.
—¿Ya guardaste las bolsas en el auto de la doctora? — le pregunté a Kevin.
—Sí, aún me falta encargarme de la patrulla. ¿Por qué no te adelantas y te vas a la casa? Te ves muy cansada y tienes unas bolsas debajo de los ojos, que te hacen ver como un panda. Yo me encargo del resto, Emily.
—No, voy a vigilarte, no sé con qué sorpresa me salgas.
—¿No será que quieres estar cerca de tu mascota porque me extrañas y estás usando eso como excusa?
—A veces me sorprende tu inteligencia.
—Y a mi tu sarcasmo, quizá por eso seamos tal para cual—no permitió que le responda, cuando se subió a la patrulla.
Mi padre y yo nos subimos al auto para irnos detrás de él. Estuve pendiente de que hiciera las cosas bien y quemara el vehículo oficial lejos de aquél lugar. Era la mejor manera de eliminar evidencia y, de paso, deshacernos de la ropa del oficial también.
Al subirse al auto, me quedé observando el cuerpo semidesnudo de Kevin. Ambos antebrazos estaban rojos y se veían bastante raspados y ensangrentados.
—¿Con qué fue eso?
—Creo que como siempre, deberías preocuparte más por el resultado, no por esto— se quedó mirando por la ventana, y no dejé de mirarlo.
Si no abriera la boca para decir tantas necedades, quizá no me sentiría tan irritada en este momento.
Mi padre nos trajo a nuestra casa y planeaba bajarme, cuando habló:
—Por hoy me quedaré en la casa donde me estaba quedando con la doctora. Es un lugar donde estaré seguro y, así puedo ir a recoger varias cosas que se me quedaron allá; además de que me tengo que llevar su auto.
—Quiero que esta noche vengas a la casa, papá. Voy a preparar una deliciosa cena.
—Está bien, mi princesa— acarició mi cabeza, y miró a Kevin—. Ten mucho cuidado, muchacho.
Kevin no dijo una sola palabra, y mi padre sonrió.
—Cuídate, mi reina— me dio un beso en la frente, y me bajé.
Kevin buscó las bolsas y las sacó del baúl del auto para llevarlas dentro. Luego mi padre se fue. Al entrar a la casa, Kevin estaba parado en medio de la sala.
—Llévalas al refrigerador, no quiero que vaya a dañarse. Al fin tendremos buena comida en casa— sonriendo subí a la habitación.
Me fui a bañar y Kevin se metió justo después de mi. Al ver la cama, me tiré en ella y me estiré. Pude escuchar un sonido extraño que provenía del baño. Me estuvo muy raro, así que abrí la puerta despacio y miré discretamente por la entrepuerta. Alcancé a verlo por el reflejo del espejo y estaba con los ojos cerrados, rascando con desespero su antebrazo. Enterraba tan fuerte las uñas en su piel, que rechinaba los dientes. Su comportamiento a sido muy raro últimamente y esto comprueba que algo más está sucediendo con él. Se miró en el espejo y, lo más extraño no fue eso, fue que a pesar de lo que estaba sucediendo hace unos instantes, en el reflejo del espejo sus labios ensancharon una sonrisa, lo que me hizo dar cuenta que lo más probable se había dado cuenta de que estaba ahí.
Dejé la puerta como estaba y caminé ligeramente a la cama para acostarme en ella. No pude conciliar el sueño, luego de eso que vi. Estuve esperando hasta que salió. Entró a la cama en bóxer y se giró hacia mí.
—Buenas noches, Emily— cerró los ojos, y se veía normal.
Miré su antebrazo y se veía mucho peor que antes. Significa entonces que no fue mi imaginación y, sí se estaba agrediendo el mismo. ¿Qué lo está haciendo actuar así?
—¿Por qué tardaste tanto en el baño? — pregunté directamente, alcanzando la sábana que estaba en la parte inferior de la cama; y al dejarme caer en la almohada, su rostro quedó cara a cara a mi.
—Pensé que mi hermosa mujer sabía la respuesta a esa pregunta— sonrió.