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Chapter 87 - 32: Un testigo

Dejé al oficial con mi padre y la doctora para que se encargaran de llevarlo dentro, y poder irme con Kevin a buscar a los demás.

Kevin se estacionó, no tan distante, de donde le indiqué, y pude darme cuenta que estaba nervioso.

-Es momento de que me demuestres cuán hombre puedes ser, Kevin.

-Me esforzaré.

-Tengo varias indicaciones para ti esta noche, y espero los sigas al pie de la letras.

-Lo haré, Emily. ¿Quién vive en esa casa?

-¿No reconoces ese auto?

Miró al garaje, y apretó el guía.

-Es algún tipo de venganza, ¿Cierto?

-Sí, ya habíamos hablado de esto. Iremos por la cabeza de todas esas personas que te molestaban. Es el momento de hacerles pagar por todo lo que te hicieron. Esto va a demostrarme cuánto me amas, y cuántas ganas tienes de ser un hombre digno para mí. ¿No me digas que ya te estas arrepintiendo?

-Jamás- su respuesta automática me hizo sonreír.

-Bien, entonces nos ayudaremos mutuamente.

-¿Qué tienes en mente?

-Por esta vez iré yo, sería menos sospechoso que verte a ti vestido así. Quédate vigilando la casa de que nadie más venga y, de ser así, deberás actuar, Sr. oficial- sonreí.

-Lo haré.

Escondí el cuchillo en mi pantalón, y me bajé de la patrulla.

Debo hacer todo rápido. Siento que Kevin puede echar todo a perder.

No sé si haya más gente en la casa, así que deberé ir por la puerta principal y tratar de hacer las cosas a la buena.

Toqué la puerta, y tardaron unos segundos en abrirla. Ese idiota se atrevió a abrir la puerta vistiendo solo una toalla; su pelo estaba húmedo y despeinado. El muy descarado tiene un abdomen muy definido y marcado.

-¿Tú? ¿Qué haces aquí? ¿Cómo sabes mi dirección?

-Es una historia muy larga. ¿Acostumbras a abrirle la puerta a cualquiera así? Puedes matar a alguien del corazón con semejante cuerpo.

-¿Puedo saber porque tu cambio tan repentino? Casi no hemos hablado o tenido algún otro acercamiento desde aquel día en la universidad.

-No puedo concentrarme mientras te vea así. ¿No te daría vergüenza de que alguien del vecindario te vea?

Se asomó y miró alrededor.

-Entra- dio la espalda, y aunque podía haber aprovechado esa oportunidad no lo hice.

Sería una necedad hacerlo, ya que aún no sé si haya más gente aquí.

Lo seguí, y me llevó a la sala.

-Iré a vestirme y regreso.

-¿Puedo ver lo que hay debajo de esa toalla?

-¿Decías?- arqueó una ceja, y sonreí.

-¿Realmente quieres que lo repita?- me acerqué lentamente, sin desviar la mirada de él.

-Has cambiado mucho. No pensé que estarías interesada en esto, ya que estabas muy enganchada con el idiota de Kevin.

-¿Quién no podría estar interesada al ver este buen cuerpo que tienes? Se nota que lo mantienes bien- acaricié su torso, y reí -. ¿Me dejarías verte mejor?

-¿Estás tratando de seducirme?

-¿Y si es así qué?

-Para eso deberemos ir a mi habitación- agarró mi mano, y me encaró.

Retrocedí, y pude ver su erección marcada en la toalla. Traté de no fijar mi mirada en ella.

-¿Y por qué no aquí? ¿Acaso alguien nos puede interrumpir?- quería averiguar si realmente estaba solo, o esperaba a alguien.

-Sí, y sería muy desafortunado. Oportunidades como esta no se dan todos los días- sonrío, cuando Kevin le propinó una descarga eléctrica por el costado.

No sé en qué momento llegó, o por dónde entró. Ese hombre siempre llega en los momentos menos oportunos, y nunca puedo notar su presencia. Ni siquiera recuerdo que el oficial haya tenido una pistola eléctrica encima. ¿De dónde más pudo haberla sacado?

El cuerpo de ese idiota estaba temblando en el suelo, y mi reacción fue mirar a Kevin. Se veía furioso y fatigado.

-Por eso querías venir sola, ¿no es asi? -tiró la pistola al suelo, y me agarró por ambos brazos.

-¿A ti qué demonios te sucede?

-No creas que no te vi, emily.

-Que desafortunado.

-Como se nota que no te importo.

-¿Solo por ligar a otro hombre? Los ojos se hicieron para mirar, ¿No lo crees?

-¡Tú tienes prohibido hacerlo!

-Creo que te has tomado el papel de policía muy en serio. Vámonos.

-No he terminado contigo.

-Yo sí. Hay cosas importantes que hacer, como para perder el tiempo en estas idioteces innecesarias. Ayúdame con su cuerpo.

-Esto no se va a quedar así- me soltó, y le dio una patada al cuerpo del idiota-. Quieres que me lo lleve, pues lo haré, pero esto tendrá consecuencias para ti.

Su expresión lucía distinta, algo que llamó mi atención de cierta forma.

-Esa mirada que me estás dando me gusta, es una lastima que solo la hagas cuando te enfadas, mientras tanto, tienes esa apariencia y expresión de niño cobarde -reí, y me miró molesto.

-¿Oneil?- escuché la voz de un niño, y los dos miramos a las escaleras.

Un niño de aproximadamente 10 años estaba caminando hacia nosotros.

-¿Quiénes son ustedes? ¿Qué le pasó a mí hermano?

Llevé mi mano a la espalda para buscar el cuchillo. Será un problema si dejamos testigos.