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Chapter 13 - Alquilar una casa por una cita a ciegas

-Señor Lee ya tengo la información que solicito. - su secretario era muy eficaz.- la señorita Anna Shin, es hija del matrimonio Shin, dueño de una fabrica de telas, tiene una posición económica acomodada, pero en los últimos años han tenido problemas y se ha llegado a plantear vender la empresa, nosotros estamos esperando, puesto que puede ser una opción buena para uno de los proyectos de la empresa.

-No te entretengas y cuéntame de ella, sus padres realmente no me interesan. - la impaciencia se notaba en su voz y eso lo sorprendió, el poderoso Ryo Lee no se alteraba por nada, manejaba negocio de millones como si fuera un paseo.

- La señorita Shin estudio aquí, en el mismo colegio que usted y en el mismo instituto, siempre tuvo buenas clasificaciones y eso le dio la oportunidad de ir a una universidad francesa donde estudio diseño de moda, también abrió allí una boutique y un taller, aunque tiene talento para poder modelar en París, Milán o Nueva York, decidió dedicarse a algo más pequeño.

Quizás ahí podría haber una oportunidad para acercarse a ella y descubrir que persona era Anna Shin, y porque había decidido ir a el esa noche.

- En cuanto a la vida sentimental, esta soltera, y se le atribuyen varias relaciones de corta duración durante el tiempo en el extranjero, anterior a eso únicamente se relacionaba con Lu Yao, aunque no hay constancia de que tuvieran nada, solo una amistad.

- Gracias, se puede retirar. - y quedo envuelto en sus pensamiento.

Entre más pensaba en las parejas de Anna más se molestaba, desde luego esta mujer tenia algo que lo estaba volviendo loco.

La llamada más inesperada llego en ese momento.

-Señor le paso una llamada de la señora Mao.- Que habría pasado para que su abuela lo llamara.

-Hola abuela, ¿que ocurre? ¿ te sientes mal?.

-Hola mi niño, estoy bien, no te preocupes.- aquella respuesta tranquilizo a Ryo.- te llamaba porque aunque sé que no te va a gustar he conocido a una chica que creo que es perfecta para ti, y quiero que la conozcas.

Aquellas palabras fueron como un jarrón de agua fría sobre él, no podía ser que también ella quisiera casarlo.

-Pero abuela, no empieces tu también, Mama me tiene la cabeza loca, cada vez que hablo con ella solo me habla de eso. - cualquiera que lo oyera hablar con su abuela pensaría que mas que un importante hombre de negocios se había convertido de nuevo en un niño.

- Bueno cariño, yo no te daré tanto problema, solo quiero que conozcas a esta señorita, ella esta de acuerdo en tres citas y si no te gusta, yo no te recomendaré ninguna chica más. - el tono pacificador se su abuela consiguió calmarlo.

- Abuela te aprovechas de que te quiero, y me pones en un compromiso. A ver y como has conocido a esa maravilla y supongo que al decirle que era yo estaba mas que dispuesta a tener tres citas conmigo- el tono irónico se notaba a kilómetros de distancia.

- No seas tonto, por supuesto que no le dije quien eras, estas demasiado rodeado de chicas caprichosas y trepadoras. Ella no sabe quien eres, será una cita a ciegas para ambos. Ella va alquilar una de mis casa de la ciudad, y le he puesto como condición que iría a tres citas con mi nieto, esta claro que de primeras no le gusto la idea, pero le encanta la casa y esta interesaba alquilarla.

Aquella historia si que lo sorprendió, quien sería capaz de aceptar ir a citas a ciegas por alquilar una casa, había demasiadas propiedades y de una variedad de precios, para aceptar ir obligado a una cita a ciegas por una de ellas.

-Pero abuela seguro que ella sabe quien soy, nadie accede a ir a una cita a ciegas por alquilar una casa.

- Esta bien, si en la primera cita no te gusta, le alquilaré la casa igualmente y no hará falta que vayas a las otras dos- su abuela aun sabía como negociar cuando algo le interesaba.

-Esta bien, iré a tu cita a ciegas por alquilar una casa, pero después de eso, nada de meterse con quien salgo o me caso.

- Esta bien niño terco. - y con esto su abuela se despidió de él.

Cuando colgó el teléfono ya tenía otro compromiso más en su agenda y otro problema en mente, no podía despachar a la mujer ni ofenderla sin que la imagen de su abuela saliera perjudicada, por lo menos así ya se había quitado a una casamentera de su familia, su madre ya era harina de otro costal, más difícil de contentar.