El pelo rubio recogido en lo alto de su cabeza en un moño desordenado y los ojos verdes más brillantes que he visto. La chica que seguía mirándome como si fuera un unicornio, era sin lugar a dudas, una de las mujer más hermosa que he visto en mi vida. Con pecas alrededor de su recta y perfecta nariz. Sus labios carnosos se fruncían en una pequeña mueca de disgusto.
-Estas viva.- ciertamente no esperaba eso. Teniéndome aquí, medio desnuda en mitad de un callejón.
-Dorian va a volverse loco.- Recuerdo ese nombre. Lo he escuchado en alguna parte, solo... mis ojos se abren de par en par.
-¿Te conozco?.- mi voz suena rasposa. Me aclaro la garganta -Me pareces muy familiar y ese nombre, Dorian. Lo he escucho antes.
Me ignora por completo.
Me mira con curiosidad, toma un mechón de mi cabello, lo vuelve a soltar. Toma mis manos, me asusto al principio y retrocedo. Pero su agarre es más fuerte y me es imposible soltarme. Mira la palma de mis manos, la sangre en ella y en mis uñas, que ahora vuelven a ser normales.
-¿Esto es una jodida broma? Es imposible.- dice para si misma. Me está poniendo de los nervios.
Con toda la fuerza que tengo, libero mi mano de su agarre. Esta vez, solo hay sorpresa en sus ojos.
-Escucha, no se quien eres. Y no se de que estás hablando.- Observa cada uno de mis movimientos como si yo fuera una criatura extraña.
-Tienes que venir conmigo. Necesito que Dorian y Drac te miren y me confirmen lo que yo estoy pensando.- me apresura mientas me vuelvo a poner la blusa.
-No iré contigo a ningún lado ¿Quién demonios eres tú?.-
-¿Por qué te quitaste la ropa?.- me responde con otra pregunta.
-Porque tenía mucha calor.- aprieto mis dientes – De nuevo, ¿quién demonios eres?
-Estamos en pleno otoño.- reflexiona y siento que estoy apunto de perder los papeles – Tenemos que irnos.-
-Escúchame, no pienso ir contigo a ningún maldito lugar. No se quien rayos eres y no estas respondiendo ninguna de mis preguntas.- Me levanto. Deja salir un suspiro lento.
-Soy Gala y tu estas mentida en un problema muy grande y yo soy la única que te puede ayudar.-
-Yo soy Noah, gusto en conocerte. Realmente creo que estas equivocada. No estoy metida en un ningún problema y tu no puedes ayudarme. – miento, miento porque reconozco a esta chica. Gala es una de las personas que me ayudo a salir viva del ataque. Miento porque sé algo está pasando conmigo y miento porque sé que clase de monstruo es ella.
Empiezo a caminar fuera del callejón, pero ella ya está delante de mi en un solo pestañeo. El aire se atasca en mis pulmones.
-Vamos a ver Noah, no me estas entendiendo. Se lo que te está pasando. Te he escuchado, te olido y te he sentido. Se que piensas que te estas volviendo loca. Pero la verdad es que es mucho peor que eso.- sus palabras solo hacen que mi corazón se acelere cada vez más.
-Necesitas nuestra ayuda, créeme.- la miro fijamente, y siento que está siendo sincera. Pero no puedo confiar en ella. No se que clase de ayuda es la que quiere brindarme. Talvez solo quiere terminar lo que Caleb empezó.
-Lo siento, me tengo que ir.- camino más deprisa, pero ella vuelve a estar enfrente de mi. Trato de no alucinar con todo esto.
-No fue una pregunta, vienes conmigo.- su tono es duro y amenazante ahora. Toma mi muñeca con fuerza y me obliga a caminar con ella.
Peleo con ella, pero su agarre es fuerte. Empiezo a cabrearme. Tomo su mano y la aparto de mi. Ella se vuelve a mi y me gruñe. Jodidamente me gruñe, como un perro rabioso. Me enseña unos dientes puntiagudos y se que probablemente destrozadores de carne, de vida. Mi valentía se ve brevemente apagada.
-Suéltame.- le gruño de vuelta ¿por qué? No lo se. Apenas podía reconocer mi tono amenazador. Gala debió ver algo en mi expresión porque no hace nada por detenerme esta vez. Camino rápidamente, alejándome de ella y perdiéndola de vista al voltear en la esquina.
>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>
Apenas cierro la puerta de casa y mi madre está sobre mi. Su cara de preocupación extrema me avisa de que probablemente Hunter la llamo. Genial.
-Mamá, estoy bien. Créeme.- le aseguró mientras ella toca mi frente y observa cada espacio de mi rostro.
-Hunter llamó muy preocupado por ti. Me dijo que simplemente huiste de ellos.- maldición.
-Exageré, la comida no me sentó muy bien.- miento y me aparto de ella.
-¿Estas segura? – me pregunta con las manos en las caderas.
-Más que segura. Debería ir a dormir. Te quiero. – subo lo más rápido que puedo, pero aún así no me libro.
-¿Tan temprano? Son apenas las nueve y haz dicho que la comida del restaurante te ha sentado mal. Te preparé una sopa.- mi espalda se tensa con la mención de comida.
-No hace falta mamá. Tomaré una ducha y me iré a dormir. No tengo hambre.- me mira con cara de pocos amigos.
-¿Estas segura?- me vuelve a preguntar.
-Súper.- Le doy una de mis sonrisas encantadoras. Frunce los labios, pero asiente. Gracias a Dios.
Me encierro en mi habitación. Dejo salir un largo suspiro. Me desvisto rápido y me meto a la ducha. El agua caliente se siente como el cielo contra mi ahora fría piel. Mis ojos se empiezan a cerrar solos. Salgo, me cepillo los dientes y me pongo la pijama. Corro de puntillas tratando de tocar lo menos posible el frío suelo y me meto a la cama. Conecto mi móvil al cargador al lado de mi cama y reviso los millones de mensajes de Hunter, Romeo, Sienna y Ruth.
Me siento terrible por dejarlos así. Soy una pésima amiga.
El sueño se esfuma de mi cuando pienso en toda la mierda de hoy.
¿Es esto una película de terror?
¿Desde cuando los monstruos existen? Creí que los únicos monstruos en este mundo eran los humanos.
Humanos como yo... o espero seguir siéndolo.
El calor insoportable y la hambre desesperante han desaparecido, pero sigo sintiéndome extraña.
Pienso en Gala y sus palabras. Se me eriza la piel.
¿Qué habrá querido decir? ¿Estaba mutando?
Un risa histérica se me escapa. Estoy aterrada, lo admito. Gala talvez tiene un poco de razón y si era la única que podría ayudarme. Pero, ¿Cómo podría confiar en ella?
Es decir, me salvo la vida junto a ese tal Dorian. Pero aún así. Me rehusó a pensar que soy como ellos.
Mi mente va a mil. Se detiene cuando llega a la posibilidad de que talvez con la ayuda de Gala podría a volver a ser yo. Y podré comer lo que sea sin que sepa a mierda en mi boca. Más importante aún, ayudarme a dejar de desear tanto matar a alguien para luego devorarlo.
Mi estómago rugue de solo pensarlo y me siento sedienta.
Me obligó a contenerme.
Mis ojos se sienten pesados, se cierran lentamente.
En mis últimos momentos de conciencia lo veo. A él.
Caleb
Justo como lo vi la última vez. Lleno de sangre. Mi sangre.
Lo último que escucho es su ronca y excitada voz decir:
Bienvenida