Cargo a la niña y la entró en la casa, no se dio cuenta de que en la oscuridad había unos ojos color ámbar que lo miraban y cuando se cerró la puerta una ráfaga de aire se levantó cuando cierta persona reanudó su carrera a través de las calles iluminadas por las farolas.
Miguel sentó a la niña en la mesa, tomó un pañuelo blanco de seda y limpio con cuidado las lágrimas del redondo y tierno rostro de la niña, la pequeña gimoteaba con los ojos enrojecidos por el llanto desconsolado. Con algo de tiempo se calmó y finalmente miró a Miguel que parecía perdido en sus pensamientos, su infantil mirada lo analizo de arriba a abajo con curiosidad por saber qué tipo de persona era, no parecía querer hacerle daño a pesar de que lo primero que se le vino a la mente al verlo era que era una persona muy poco emotiva... parecida a su madre adoptiva... inmediatamente borro estos pensamientos de su cabecita al sentir que su estómago rugía con hambre.
- Tengo hambre...
Miguel salió de sus pensamientos y miró a la pequeña, una sensación cálida se expandió por su corazón, se sentía extrañamente conmovido por la dulzura de la pequeña, hasta el punto de que una sonrisa se dibujó en su encantador rostro.
- Te buscaré algo que comer. ¿Te gustaría algo en especial? - preguntó Miguel mientras intentaba ocultar sus emociones de nuevo.
- Está bien, no quiero nada en especial... - respondió la niña mientras balanceaba sus piernas al borde del sofá.
- De acuerdo.
Miguel se levantó y camino hacia la cocina, unos minutos después regresó con un tazón de sopa y un vaso de leche tibia, se acercó a la niña y se puso en las manos, la niña parecía algo débil por lo que Miguel decidió ayudarla, le acercó la cuchara medio llena a la boca, la niña comió mientras sus ojos volvían a tener brillo infantil y feliz en sus ojos. La pequeña comió un tazón y medio de sopa y bebió felizmente el vaso de leche, de repente olvidó su estado triste y empezó a explorar el gran apartamento mientras tarareaba. Miguel siguió a la niña con la mirada mientras lavaba los platos, su estado de ánimo se notaba tranquilo y una sonrisa casi imperceptible estaba dibujada en su rostro. Su teléfono empezó a sonar con una llamada entrante, tomó el teléfono y contesto la llamada:
- ¿Hola?
- Soy Marta, ¿estas ocupado?
- ¿En este momento... ?
- Si, en este momento.
Miguel miró inconscientemente a la niña que en este momento corrió en su dirección:
- Tío, hay una mujer en el cuarto de lavado regando una planta, ¿es su novia?
A través del teléfono Marta alcanzó a escuchar la infantil voz de la niña, no pudo evitar burlarse a través del teléfono:
- ¿Ahora trabajas de niñero? Me sorprende que pases de un reconocido escritor a un servicial niñero... jajaja le da una nueva perspectiva a las cosas...
- No te burles, Chelita ya que tú ya viviste esto deberías venir a ayudarme a cuidar a un hermoso angel que me cayo del cielo.
- ¿No hablas en serio o si?
- Hablo muy enserio. Dame un segundo - él alejó el teléfono de su oído y se giró hacia la pequeña que todavía esperaba una respuesta - Esa mujer es mi hermana menor, su nombre es Lorena, puedes hablarle si quieres, no te va a morder.
La niña asintió y corrió otra vez a donde estaba Lorena.
- ¿Tío? - preguntó burlonamente Marta a través del teléfono.
- ¿Tienes algún problema con eso? - preguntó Miguel con fingido enojo.
- Claro que no, tío Miguel... - respondió Marta entre risas.
- Dijiste que tenías algo para decirme, ¿qué era?
- Salazar quiere que ayudemos en un comercial de Van Cleef and Arpels, es una línea de bodas o algo así, discutiremos los detalles en una reunión el miércoles en la mañana - respondió Marta con su habitual voz indiferente.
- Está bien, ¿terminaste el guión de la segunda temporada de Love of a Past Life?
- Lo hice, ¿podrías revisarlo mañana en la mañana? No estoy muy segura de que tan bien quedó... - pidió Marta con su voz algo nerviosa.
- ¿Tanto dudas de ti misma? Tendré que trabajar en eso mañana. ¿Cenaste?
- Fui a casa de mis padres, me asaltaron con un interrogatorio sobre tu hermana, si no fuera por eso habría sido la cena casi perfecta.
- ¿Casi perfecta? ¿por qué casi perfecta?
- Porque me hacías falta tú...
- ¿Es eso una invitación Señorita Marcela?
- Podría ser, todo depende de cómo lo tomes.
- Veré si estoy libre mañana en la noche, es que ahora tengo un... pequeño y adorable inconveniente...
- ¿Qué relación tienes con la niña?
- Ninguna de sangre... al menos eso creo... llegó a mi puerta hace exactamente una hora con sus ojos inundados de lágrimas... tenía ojeras que podrían ser causadas por un somnífero...
- ¡Dios mío! ¿Qué le habrá pasado?
- No lo sé, no tengo suficiente información todavía pero tengo métodos para averiguarlo. Hasta entonces la cuidaré, la verdad sus ojos me recuerdan mucho a ti, sus brillantes y profundos ojos esmeralda... fue extraño, tuve la sensación de que esa niña era demasiado parecida a ti, en ese momento casi podría haber jurado... que era tu hija...
- ...
- ¿Marcela? ¿Sigues ahí?
- ...
Miguel suspiro internamente, debía deirle esto a alguien, tenía la impresión de que esa niña y Marcela llevaban la misma sangre, jamás se había equivocado con su extremadamente elevada percepción del mundo exterior, por eso le preocupaba su intuición, porque si era cierto lo que pensaba entonces la vida de Marcela había sido más complicada de lo que parecía desde que él desapareció.
Marta estaba anonadada por esta repentina sensación de confusión, un flash de memoria la hizo palidecer de repente...
Fue el día del parto de los mellizos, el dolor había sido tan intenso que ella se desmayó después de dar a luz a la hija menor, Leidy, pero en su pérdida de conciencia alcanzó a escuchar el llanto de la niña mezclado con el llanto del niño, Michael, pero cuando despertó solo había uno de ellos, los médicos dijeron que la niña murió aún cuando Marta juraba haberla oído llorar y sentía profundamente en su corazón que seguía viva, pero al final no pudo encontrarla y decidió dejar a un lado el tema a pesar de que no le convencía la decisión...
- ¿Marcela?
- ¿Puedo... puedo ver a la niña?
- Claro. Puedes hacer la prueba de ADN, quiero comprobar que no estoy equivocado.
- Si lo estás, jamás te perdonaré.
- Mejor ven y compruébalo tú misma. Ten cuidado mientras conduces y no excedas el límite de velocidad ni ignores los semáforos en rojo ¿escuchaste?
- Está bien. Llegaré en una hora.
- Te espero.
Miguel colgó la llamada y apoyo su mano contra su frente mientras suspiraba pesadamente, esta situación había logrado estresarlo profundamente hasta el punto de causarle un leve dolor de cabeza, las cosas se pintaban complicadas durante los próximos días, pero la verdad era que ya tenía un plan para solucionar las cosas, solo necesitaba que los puntos clave se alinearán y solo le bastaría tres movimientos para arreglar las cosas.