La brisa nocturna rozaba sus mejillas. Las sombras de los árboles danzaban a la luz de la luna y las estrellas centelleaban en el cielo nocturno. Los ojos de He Jiayu le recordaban a las estrellas fugaces. Ese par de estrellas titilaba y luego se volvían tan resplandecientes como los fuegos artificiales cuando sonreía.
Su Xiaomo o se asombraba por sus palabras o se encantaba con su rostro. Simplemente lo miraba con asombro. He Jiayu la había apartado de su hombro y ahora la sostenía en sus brazos. Sus grandes manos se sentían increíblemente cálidas en su cintura y parecían quemarle la piel. Saltó de sus brazos precipitadamente y tropezó hacia atrás. Él caminó hacia ella a un ritmo pausado.
Plaf. La espalda de Su Xiaomo chocó contra su auto. Giró a la izquierda a toda prisa, pero He Jiayu le bloqueó el paso poniendo un brazo en la ventana del auto. Luego giró a la derecha, pero el otro brazo de él la detuvo.